Pablo Cuevas, de 36 años, reconoció que está "más cerca" de que esta sea su última temporada que de continuar, tras caer en segunda ronda del Roland Garros ante el esloveno Aljaz Bedene.
"Yo soy muy vueltero, lo voy a pensar 700 veces más, por eso no te quiero mentir. Un día pienso una cosa, otro día otra, pero si estás todo el tiempo yendo para adelante y para atrás es porque estoy más cerca del final que de otra cosa", reconoció al término del partido el uruguayo.
"En algún momento, cuando las cosas no salían, pensé: si esta va a ser la última vez, vamos a intentar darle la vuelta, pero no hubo manera", asumió con resignación, pese a iniciar ganando el primer parcial 6-4.
"Empecé bien con agresividad, pero cometí algunos errores y fui perdiendo esa agresividad y él se plantó mejor en la cancha y me fui quedando sin tener el control del juego", analizó.
Cuevas volvió a fallar su asalto a los octavos de final en el torneo con la superficie más propicia para sus características, la tierra batida. Nunca superó la tercera ronda.
"He tenido grandes recuerdos acá, como en dobles en 2008 (vencedor junto al peruano Luis Horna). He llegado bien preparado otros años en el single, como en el 2016, 2017", apuntó.
"He tenido la oportunidad de meterme en la segunda semana, que me hubiese encantado, por ejemplo un año con (Gael) Monfils jugando en el Suzanne Lenglen, con un doble break arriba en el cuarto set", rememoró.
En sus 18 años como profesional, en los que llegó a ser el vigésimo del mundo en 2016, ha sumado 6 títulos, todos ellos menores: tres años el 250 de Sao Paulo (2015, 2016 y 2017), el 500 de Rio de Janeiro (2016) y los de Umag (Croacia) y Bastad (Suecia).
Mientras deshoja los últimos pétalos, Cuevas comenta cuáles son nuevas prioridades, sus dos hijas de 4 y 7 años. "Lo que no pienso es ser comentarista o entrenador nada más dejarlo, tengo cosas más importantes que hacer".