Enviado a La Plata
Cuando salía el sol del día lunes en la ciudad de Buenos Aires, FútbolUy pisaba suelo argentino para iniciar la cobertura del Mundial sub-20, ese que edición tras edición mantiene pendiente a los uruguayos, pero esta vez con otro aliciente: es en el país vecino.
Argentina, el máximo ganador de este certamen, no logró su clasificación mediante el Sudamericano, pero dado que la FIFA le quitó la sede a Indonesia, luego de que solicitara que Israel no participara debido a diferencias políticas y religiosas, el anfitrión pasó a ser país del Cono Sur.
En un principio, todo parecería indicar que la emoción iba a estar a flor de piel, producto del título mundial de mayores conseguido el pasado 18 de diciembre en Catar, pero nada más lejos de la realidad.
Tal vez el hecho de no clasificar directo o de no estar motivados por el trabajo de Javier Mascherano, lleva a la —gran— mayoría de los argentinos a no prestarle la debida atención a sus “pibes”. Aunque eso no quita que en instancias finales las entradas se puedan vender como pan caliente.
En las calles, ninguna alusión al Mundial. Los periódicos retratan aún la jornada del fútbol local y apenas hay palabras sobre los partidos mundialistas. El uruguayo que decida acompañar en, al menos, un partido a nuestros “gurises”, no va a encontrar mucha información al respecto.
Los alrededores del Estadio Único de La Plata fueron vallados y se colocaron puestos de comida sobre la Av. 32, pero, aún así, no pareciera que se tratara de un Mundial. Solamente carteles alusivos a la FIFA en las inmediaciones del estadio, pero que solamente se ven al momento de ingresar al recinto.
La gente, en tanto, continúa su vida normal. Algunos “chismosos” a las afueras del hotel donde concentra la selección uruguaya o algún taxista pregunta: “¿Quién juega hoy”. Luego, todo transcurre como una semana más en la ciudad de las diagonales.