En los últimos años estamos asistiendo a un recambio de liderazgos en los tres principales partidos políticos. Como todo proceso de recambio, ha tenido sus idas y vueltas y ha generado discusiones. Y aún no se terminó de definir.
El recambio genera algunas novedades en la campaña: hoy los tres candidatos principales, Yamandú Orsi, Álvaro Delgado y Andrés Ojeda, además de trabajar para conseguir votos, también tienen que trabajar para convertirse en líderes de sus respectivos partidos.
Cada uno se enfrenta a situaciones distintas. De los tres, Orsi es el más popular, con un alto nivel de simpatía entre propios y ajenos. Ha sido dos veces intendente de su departamento, lo que significa que ya había ganado dos elecciones antes de salir victorioso de su interna. Está en un partido que ha perdido a dos de sus líderes tradicionales en los últimos años, y el que queda, Mujica, es un referente indiscutible y, aunque no buscará obtener ninguna banca, está muy presente en la campaña.
Orsi y Mujica no estarían compitiendo, porque están en situaciones vitales y políticas totalmente diferentes y porque, además, el primero es el “pichón o pollo” del expresidente. Sin embargo, es difícil contener un liderazgo tan potente como el de Mujica, que donde esté, convoca, y que con sus palabras siempre genera hechos políticos.
Orsi, con un estilo de liderazgo similar al de Mujica, debe construir su propio espacio sin oponerse ni desafiar a Mujica. La campaña mostrará su capacidad de convertirse en referente y líder de todo el FA, sin hacer parricidio, pero generando una impronta personal. Cuenta con buena imagen y con capacidad de llegar a la gente, y su gestión al frente de la Intendencia de Canelones es ampliamente apoyada por los canarios.
Álvaro Delgado ‘la tiene más difícil’: está en la cancha, pero el líder indiscutido del Partido Nacional sigue siendo el presidente Luis Lacalle Pou. Al contrario de Mujica, no está ‘de salida’ sino que continúa en el ruedo, y aspira a continuar su carrera política. Más aún, es probable que vuelva a competir por la Presidencia. Delgado, entonces, debe competir con alguien que a la vista de algunos puede ser visto como su mentor (aunque Delgado tiene carrera y trayectoria previa a su cargo de secretario de Presidencia), y que aún está en plena actividad, sin voluntad de dar un paso al costado.
Pero el Partido Nacional también perdió un líder fuerte, Larrañaga, que ha dejado un espacio que se podría ocupar (aunque no proceda del mismo sector). Delgado deber mostrar sus dotes de liderazgo para convencer a votantes propios, pero también al resto de la coalición de cara a noviembre. En la campaña deberá demostrar que tiene la capacidad de liderar al país y a la coalición como grupo de gobierno. Cuenta con una trayectoria política que lo respalda, ya que fue electo dos veces diputado y dos veces senador. Pero es la primera vez que hace campaña para un cargo ejecutivo, en la cual la competencia tiende a personalizarse mucho más. Hoy cuenta con un buen nivel de simpatías, tanto en su partido como en el resto de la coalición. También tiene llegada a la gente y una buena evaluación de su gestión en el presente gobierno, lo cual significa que muchos lo asocien a los éxitos que perciben en los últimos cinco años.
Andrés Ojeda es el más nuevo en la campaña porque, aunque fue edil y suplente de Laura Raffo en las elecciones departamentales de 2020, hasta ahora no había estado tan expuesto y era uno más en su partido. Es el más joven de los tres y apuesta a fortalecer su imagen de renovador en la política.
También es quien la tiene más difícil, porque es menos conocido que sus competidores y porque hay otras figuras que aún detentan el liderazgo dentro del Partido Colorado (presente como el caso del ex Presidente Sanguinetti, o casi presente como Pedro Bordaberry) o se lo disputarán de cara a futuras elecciones. Tiene un buen nivel de popularidad en su partido y también en el resto de la coalición, aunque aún dos de tres uruguayos no tienen una opinión formada sobre el candidato. Busca diferenciarse con propuestas innovadoras y presentar un estilo distinto de hacer política, elementos ambos valorados sobre todo por los votantes más jóvenes.
Hay otros partidos con liderazgos más construidos a la interna como Guido Manini Ríos y Pablo Mieres, pero por ahora con bastante menos intención de voto que los tres ya mencionados.
Tanto Orsi como Delgado y Ojeda tendrán un camino doble que recorrer: los tres quieren ganar la Presidencia pero también necesitan convertirse en líderes de sus partidos. Considerando la larga trayectoria que tienen los políticos en Uruguay, si lo logran, tendrán bastante tiempo para ejercer esos liderazgos. Veremos cómo les va con este doble trabajo.
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