Llegan estas fechas y muchos solemos hacer balances del año en la vida personal, laboral, familiar, etc. Y allí es que hacemos un racconto de lo hecho y lo no hecho, lo mejor y lo peor, las sorpresas y lo que resultó más de lo mismo. Pero también miramos para adelante y planificamos para el próximo año.
En materia política también es momento de balance. Hace dos semanas escribí sobre lo que se lleva consigo el gobierno saliente y los desafíos del presidente Luis Lacalle Pou. Ahora toca ver cómo está preparándose el gobierno entrante, qué señales ha dado hasta ahora y qué se puede esperar de ellas para el año que viene.
Luego de cada elección los gobiernos electos comienzan a armarse, y esto que parecería que fue siempre así, no lo es: los plazos para la organización se han venido acortando. Hace años los gabinetes se conocían una vez que el nuevo gobierno asumía, y a partir de esos primeros días de marzo cada ministerio comenzaba a rearmar sus equipos gerenciales para el próximo quinquenio (si duraban todo el período). Estos procedimientos fueron cambiando y los gabinetes y sus equipos ahora llegan armados para el 1º de marzo, cuando asume el nuevo gobierno.
A menos de un mes de ser electo, el futuro presidente Yamandú Orsi presentó su gabinete (ministros y secretarios), y en los días siguientes se fueron nombrando directores o cargos de responsabilidad dentro de varios ministerios.
El nuevo gabinete sorprendió a parte de la opinión pública, dejó muy satisfecho a varios frenteamplistas, preocupó a algunos coalicionistas, y como es de esperar fue indiferente a buena parte de la población que está ocupada en otros temas.
Pero si se analizan los nombres y sus procedencias, el equipo designado no sería sorprendente o inesperado. El actual Presidente destacó que armó el gabinete en primer lugar, buscando darle participación y proporcionalidad a los distintos sectores del Frente Amplio (FA). Y eso parece haberse cumplido. Casi todos los sectores se han visto representados, y muchos de los ministros nombrados son cabeza de su sector. Así integró lideres del Partido Socialista, Partido Comunista, Vertiente Artiguista, Participar Articular Redoblar, Seregnistas/Astoristas, La Amplia, Magnolia y por supuesto al sector más votado, el Movimiento de Participación Popular. También incorporó a frenteamplistas, técnicos independientes en ministerios de mucho peso y claves para cumplir varias de las propuestas de campaña: en Economía, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), y el Ministerio del Interior. En este aspecto el gabinete parece ser representativo, contemplativo de las distintas sensibilidades que integran el FA y cuidadoso de contar con técnicos con experiencia sobre todo en los lugares más complejos.
Se trata de un gabinete que tiene algunos referentes o cabezas de políticas claves en materia económica, de seguridad pública y de relaciones internacionales dentro de la propia Presidencia (con la OPP, secretarios o asesores directos del presidente que estarán en Torre Ejecutiva). Estos equilibrios y coordinaciones buscan colaborar con el cumplimiento del programa de FA no soltando del todo el control en manos de esos ministerios y, aparentemente, buscando una coordinación e injerencia directa en áreas declaradas claves por el propio Orsi.
Se trata de un gabinete que combina de forma bastante equilibrada lo técnico y lo político, e incluso los nombramientos que podrían parecer más políticos muestran experiencia y trabajo previo en cada área asignada. Los referentes políticos nombrados por su profesión/formación, experiencia de gestión política o parlamentaria están muy relacionados con los temas que le tocarán en el futuro.
El aspecto más débil de los tres criterios manejados por el presidente (equilibrio político, saber técnico y paridad de género) en este gabinete es la paridad. Entre ministros y secretarios solo un 37% son mujeres. Es poco, pero se puede ver el vaso medio lleno o el medio vacío. Hay más representación de mujeres que en gabinetes anteriores (incluso del FA) y es una cifra bastante similar a la alcanzada en Parlamento por las mujeres en esta legislatura dónde rige una ley de cuotas. Viendo además la complejidad de criterios, es entendible las declaraciones del futuro presidente cuando lo consultaron al respecto: es muy difícil cumplir con todos los criterios y se priorizó el equilibrio político.
Pero hay otros elementos a contemplar de este gabinete que abren signos de interrogación en muchos analistas y políticos y es importante señalar. El FA tiene un programa único y una cultura de obediencia partidaria importante frente a grandes decisiones, pero también tiene en su interior un amplio espectro ideológico, de matices en la forma o radicalidad de alcanzar algunas metas, algo que ya le ha generado complicaciones en gobiernos anteriores. Y este abanico también está representado hoy en el futuro gabinete.
Temas sociales y muy sensibles como el trabajo o las políticas de atención a las poblaciones más vulnerables quedaron en manos de sectores del FA más “radicales” mientras que la gestión directa de la economía y la distribución de recursos quedaron en manos de independientes bastante más moderados. Ambos equipos tendrán que dialogar mucho para cumplir el programa del FA y estas diferencias generarán tensiones. Esto no es una novedad ya que diferencias similares se dieron en otros gobiernos del FA. José Mujica y Tabaré Vázquez tuvieron que lidiar con estos conflictos, algunos los sortearon exitosos y otros “trancaron” algunos avances que el FA se había propuesto.
Este gobierno tendrá el desafío de llevar estas diferencias de forma medida y buscando que no afecten el cumplimiento de las propuestas hechas a los votantes para ganar sus votos. No será fácil, dependerá no solo del presidente de la República, sino de las cabezas de sectores, la cintura de los ministros y secretarios y también del presidente del FA, que será quien deberá articular las diferencias dentro del partido/coalición antes de que las discusiones lleguen a los gabinetes.
Gobernar no es fácil, menos cuando se cuenta con un partido tan grande como el FA (votado en primera vuelta por más del 40% de la población) y con amplio espectro ideológico. Pero todos le deseamos mucha suerte al presidente y al Gobierno, ya que si a ellos les va bien, al país le irá bien y, como debería ser, a cada uno de nosotros con ellos.
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