La transformación digital sigue avanzando a pasos agigantados, y con ella emergen nuevos desafíos para los líderes. La reciente presentación de DeepSeek-R1 implicó un modelo de “razonamiento” optimizado para resolver problemas complejos. Dichos modelos son capaces de analizar, postular soluciones, evaluarlas y generarlas. Sin embargo, incluso con el respaldo de tecnología avanzada, el éxito de cualquier líder sigue dependiendo de dos pilares esenciales: la comunicación y la cultura.

DeepSeek ha sido desarrollado mediante técnicas de aprendizaje por refuerzo, sin necesidad de un entrenamiento supervisado tradicional. Esto permite que el modelo evolucione de manera autónoma, alcanzando niveles de razonamiento comparables con los sistemas más avanzados del mercado. Uno de sus logros más remarcables es la capacidad para resolver problemas complejos mediante procesos de reflexión espontánea, evidenciando lo que sus investigadores llaman “momentos ahá“ (1).

Este avance tiene implicancias profundas para el liderazgo. Contar con herramientas que potencien el análisis, y la resolución de problemas accesibles en la cadena de mando, permitirá a los líderes enfocarse en lo esencial: inspirar, conectar y construir culturas organizacionales sólidas.

Para capitalizar tanto las capacidades tecnológicas como las humanas, es necesario adoptar estrategias que fomenten la comunicación y la cultura. De acuerdo con el artículo de McLaughlin (MIT Sloan Management Review), exploramos algunas claves para el 2025 (2).

La comunicación efectiva sobre cambios se basa no solo en explicar el “qué” se decidió. Comunicar el proceso de toma de decisiones mejora la comprensión del equipo y les muestra cómo pueden influir en futuras decisiones.

Se trata de fomentar el aprendizaje continuo, reflexionando sobre el proceso de crecimiento identificando sus brechas. Esta habilidad, conocida como meta-aprendizaje, es una ventaja competitiva clave.

Construir una cultura de confianza se basa en una delegación efectiva que va más allá de asignar tareas. Implica evaluar tanto la fiabilidad de las capacidades de las personas como la solidez de los procesos. Solo cuando ambas dimensiones están alineadas, el resultado será satisfactorio.

El propósito es romper con la cultura de la ocupación, cambiando el foco de la actividad a los resultados. Dejar de hablar sobre las ocupaciones y empezar a hablar sobre los logros. Este cambio no solo reduce la ansiedad por “parecer ocupado”, sino que también motiva a los equipos a enfocarse en el impacto y la eficiencia.

Los mandos medios moldean la experiencia diaria de los equipos y traducen los principios de la organización en interacciones concretas. Fomentar su protagonismo y su capacidad, para enriquecer la cultura de la empresa, es una oportunidad enriquecedora.

Por ejemplo, la posibilidad de “destilar” el razonamiento de DeepSeek hacia modelos más pequeños democratiza el acceso a estas capacidades. De la misma manera, los líderes deben asegurarse de que sus equipos tengan acceso a las herramientas y conocimientos necesarios para tomar decisiones informadas.

Finalmente, es clave definir los valores y hacerlos tangibles. Priorizar valores y definir métricas para medir su aplicación clarifica el liderazgo, generando un sentido de propósito compartido.

Liderar en 2025 será un desafío apasionante para quienes asuman la responsabilidad de liderar con propósito, inspirar a los equipos y abrazar el cambio como una oportunidad para evolucionar.

1. DeepSeek-R1: Incentivizing Reasoning Capability in LLMs via Reinforcement Learning.

2. Laurianne McLaughlin. 10 Essential Leadership Tips for 2025. MIT Sloan Management Review.