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Contenido creado por Paula Barquet
El columneador
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OPINIÓN | El Columneador

Jorge Giordano y el difícil arte de sistematizar la dinámica de lo impensado

El director deportivo de selecciones nacionales de Uruguay presentó en EE. UU. su libro “Gestión y entrenamiento en el fútbol profesional”.

Por Eduardo Espina
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22.11.2024 13:14

Lectura: 8'

2024-11-22T13:14:00-03:00
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“La bibliografía sobre fútbol es cada vez mayor, y hay incluso una literatura de ficción sobre ese deporte, “¿cuáles son los aspectos de novedad que su libro aporta a esta disciplina?”, es la pregunta de David, estudiante afroamericano nacido en Houston. “¿Los momentos cruciales durante un partido, de los que no todos los futbolistas tienen conciencia cuando están en la cancha, y que suelen decidir el resultado final, ¿pueden ser planificados con antelación”, pregunta Gillian, rubia texana que ve al fútbol como laboratorio del comportamiento humano. “¿Cree que los países que están en guerra y tienen larga tradición futbolística pueden sufrir efectos irreversibles a consecuencia de un conflicto bélico?, pregunta Tatiana, nacida en Rusia y radicada en Texas. “La evolución de los enfoques tácticos han transformado la historia del fútbol, ¿qué tendencias cree se impondrán en la forma de jugar en el futuro?, es la pregunta de Julie, estudiante de medicina de origen egipcio. “¿Cree que la garra charrúa se puede enseñar fuera del Uruguay, es algo con lo que se nace o puede aprenderse?”, pregunta Yair, nacido en Cali, Colombia, estudiante de doctorado especializado en temas afroamericanos. La pregunta fue premonitoria: la celeste hizo el tercer gol contra Colombia en el minuto 101 de juego mediante un blitzkrieg anímico y Marcelo Bielsa tras el partido recurrió a la palabra ‘garra’, creo yo por primera vez desde que dirige al combinado nacional.

El profesor Jorge Giordano, director deportivo de selecciones nacionales de Uruguay, fue invitado por Texas A&M University, la universidad pública más grande de Estados Unidos y, según el ranking anual del diario Wall Street Journal, la mejor de ese estado, para presentar la obra de su autoría, Del libro a la cancha. Gestión y entrenamiento en el fútbol profesional (2024, edición de José Elosegui y German Álvarez Riva). La presentación fue seguida de una sesión de 90 minutos de preguntas y respuestas con presencia de estudiantes de licenciatura y doctorado, y de profesores de distintas disciplinas. Giordano se fue ovacionado por el público que colmó la sala, dato para nada menor. Dio una lección sobre cómo hablar de fútbol con conocimiento de la materia, criterio, rigor, y exento de frivolidades y lugares comunes. No habló de lo mismo de siempre, y destacó que el fútbol es un juego, pero al mismo tiempo, más que un juego. En todo caso, es un juego que requiere trabajo, estudio, planificación y ejecución.

Ganar un partido es parecido a realizar una operación quirúrgica de alto riesgo o pilotear un avión Boeing 747 en medio de una tormenta sabiendo que la nave llegará en hora a destino. Hacer una presentación sobre fútbol para estudiantes de buen, o alto coeficiente intelectual, resulta un mayor desafío intelectual que responder las majaderas preguntas de periodistas en la conferencia de prensa después del partido, en la que la inteligencia suele destacarse por su ausencia, de ahí que las preguntas raras veces pasan del rutinario planteamiento, ¿piensa renunciar? ¿Considera que el empate es un fracaso? ¿Por qué jugó X y no Z? Etc. Etc. Uff. Pocas cosas con menos nivel de imaginación que las inquisiciones periodísticas a los entrenadores una vez terminado el partido.

El diálogo que mantuvo Giordano con la audiencia fue otra cosa. Fue un partido de la Premier. Digamos, fue el fútbol llevado a la academia y al pensamiento crítico, como posiblemente lo fue en los comienzos del deporte, cuando varias de las estrellas inglesas eran estudiantes de Cambridge y Oxford con extraordinaria preparación intelectual y un sentido de la responsabilidad cómplice de ideas sin funcionalidad específica (jugar al fútbol permitía que el homo sapiens y el homo ludens compartieran un rato agradable juntos), del espíritu desinteresado en acción, y de la intuición del más allá del instante de la jugada (lo que se llama “leer bien el partido”). No fue el ser humano el que democratizó la práctica del fútbol, sino que este lo hizo por sí mismo. De las aulas pasó a los potreros y de ahí al corazón de la gente, donde estableció residencia en perpetuidad.

Durante su charla, amena, y repleta de puntos de vista mediante los cuales la inteligencia se sintió regocijada, Giordano dejó en claro que sabe montones de fútbol, y que en Uruguay (y en el mundo del fútbol internacional) son contados con los dedos de la mano quienes conocen la mecánica del balompié tan bien como él.

Debido a mi sana obsesión con el deporte inventado por los ingleses, aunque muchos siglos antes los chinos amaran pegarle con los pies a cualquier cosa redonda, he leído cientos de libros sobre fútbol. Del libro a la cancha. Gestión y entrenamiento en el fútbol profesional, lo digo con conocimiento de causa, figura por derecho propio entre los necesarios de veras, por presentar elementos objetivos estudiados al milímetro, los cuales ayudan, en la medida de lo posible, a desentrañar la esencia de un deporte de juego en apariencia accesible, aunque lleno de misterios a la hora de ponerlo en práctica con efectividad. De pronto, alguien que piensa, crea, imagina futuros, o ejecuta una técnica formal, dice “tuve una idea genial”. ¿Cuántas ideas geniales tenemos a lo largo de la vida? Pocas, muy pocas. Por consiguiente, ¿qué pasaría si encontráramos la contraseña del algoritmo para replicar con sincronía perfecta los mismos resultados siempre, las ideas geniales que con rigurosa infrecuencia cada tanto aparecen? El libro de Giordano tiene a ese como uno de sus objetivos: encontrar la manera —no sé si llamarlo fórmula— para que un determinado patrón de juego se repita y aumente la efectividad de los resultados favorables. ¿Se puede mecanizar la efectividad, domar la presencia del azar, esto es, aquello que sucede sin explicaciones?

El martes pasado, la selección uruguaya jugó contra Brasil un partido casi perfecto desde el punto de vista táctico y estratégico. Quien piense lo contrario solo vio la superficie. El poderío del oponente era indiscutible. Brasil debe haber jugado su mejor partido de local en estas eliminatorias, de ahí que el planteamiento uruguayo sirvió para que lo que en principio pintaba para acto de demolición colectivo, es decir, once futbolistas apaleados vilmente por otros once, terminara en tablas como partido de ajedrez. El fútbol es como un ajedrez en el que los jugadores están obligados a leer por anticipado la próxima jugada del rival, pues poder neutralizarlo es el primer paso para que los pasos siguientes sean hacia delante. El libro de Giordano presenta elementos claves para maximizar la efectividad de la lectura. A la cancha hay que entrar sabiendo desde antes del vamos a qué se va a jugar. El fútbol, deporte en el que la imaginación exige ser utilizada, no se caracteriza por tolerar las improvisaciones. La vida tampoco.

Con Juan Alberto Schiaffino aprendí a jugar al fútbol usando más la cabeza que los pies. A quien fue mi entrenador y maestro en varias cosas de la vida le hice la última entrevista poco tiempo antes de su muerte y tuve la posibilidad de escribir su biografía, con su apoyo y consentimiento. Por razones que hoy resultan imperdonables, postergué el comienzo y es ese uno de los grandes errores que cometí en mi vida como escritor. Uno a veces deja las cosas para después, olvidándose de que en el vocabulario de la muerte no existe la palabra después. Para corregir mis movimientos —yo jugaba de carrilero por derecha o izquierda—, en una práctica Schiaffino me dijo algo que permaneció conmigo: “En la cancha lo más veloz no es la pelota, sino la mente del jugador”. Cancha y vida son para mí sinónimos.

Del libro a la cancha. Gestión y entrenamiento en el fútbol profesional es un libro que la mente agradece. Convence por sus argumentos y estructura. Está ideado para hacer pensar sobre la práctica de un deporte tan misterioso como la engañosa simpleza que lo caracteriza, a partir del análisis de los procedimientos requeridos para que lo incierto pueda tener en ocasiones estatus de certeza y ser aplicable en un perímetro de juego. Auspicia lecturas profundas del movimiento de 22 jugadores corriendo tras un balón con pantalones cortos.

El argentino Dante Panzeri escribió en 1967 un libro notable, Fútbol. Dinámica de lo impensado. ¿Se puede sistematizar esa ‘dinámica de lo impensado’? Giordano da una respuesta tan buena como coherente, y que amerita la lectura de las 368 páginas del libro, las cuales se leen con la misma velocidad con que se acaba un partido cuando el resultado es adverso y el pitazo final del árbitro llega antes que el gol del triunfo o del empate.

La velocidad de la mente, la velocidad de la pelota. El fútbol existe para ayudarnos a olvidar que la vida se va muy rápido.

Por Eduardo Espina
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