Hace algunos años, como parte del Plan de Vida Sostenible de Unilever, tuve la oportunidad de descubrir y plasmar en palabras mi propósito. Como bien expresa Viktor Frankl en su obra El hombre en busca de sentido, encontrar un propósito en la vida es una fuerza fundamental y motivadora en nuestra existencia. Esta fuerza nos impulsa a buscar la diferencia positiva que podemos hacer en la vida de las personas.

Los líderes de las organizaciones desempeñan un papel crucial al contagiar la búsqueda del sentido, siempre colocando a las personas en el centro. A menudo, a través de comentarios de colegas, me he dado cuenta de que no siempre somos conscientes del impacto que nuestras decisiones tienen en colaboradores, comunidades y el medio ambiente que nos rodea.

En Net Positive, escrito por P. Polman y A. Winston, los autores plantean la dicotomía entre dos modelos empresariales: uno que busca maximizar los rendimientos para los accionistas, enfocado en reducir costos y aumentar ganancias de manera inmediata, y otro que aspira a progresar sirviendo a todas las partes interesadas. Este segundo modelo es el único adecuado para un futuro próspero de toda la sociedad.

Las empresas que, a través de sus operaciones, productos y servicios, generan más valor, atraen más clientes, curan el planeta y mejoran el bienestar de quienes sirven, están mejor posicionadas para el futuro y, en última instancia, obtienen mejores resultados.

Sin embargo, ningún cambio significativo puede ocurrir sin el compromiso genuino de la dirección y los líderes de la organización. Según Sustainable leadership: Talent requirements for sustainable enterprises (Russell Reynolds Associates, 2019), los líderes del desarrollo sostenible comparten algunas características clave:

·         Valoran los intereses de todas las partes interesadas en lugar de buscar ganancias individuales.

·         Se enfocan en objetivos a largo plazo sin dejarse disuadir por la presión competitiva, entendiendo la necesidad de resultados a corto plazo.

·         Inspiran y colaboran persiguiendo una visión compartida, fusionando lo que aman con lo que hacen.

·         Toman decisiones en un entorno VUCA (volatile, uncertain, complex, ambiguous), manejando en equilibrio la información abundante y a la vez escasa para la toma de decisiones.

·         Demuestran valores honestos y morales en su vida personal y profesional, reconociendo que cada persona es indivisible.

·         Mantienen una actitud abierta hacia nuevas ideas y creencias de otros grupos de interés.

·         Trabajan eficazmente con personas de diversas orientaciones, experiencias y culturas.

·         Aprenden y educan de manera continua, transmitiendo estos valores a todo el equipo, construyendo un ambiente empoderado basado en la confianza y el reconocimiento mutuo.

Desde esta perspectiva, los líderes de empresas con sentido asumen la responsabilidad de los impactos de la organización en todo el proceso y en el mundo en general. Se centran en el largo plazo, sirven a múltiples partes interesadas y priorizan las necesidades de estas, abrazan la colaboración y el cambio transformador más allá de la empresa. Como resultado, proporcionan a los accionistas rendimientos sólidos.

Estos conceptos son familiares para los defensores de la sostenibilidad, pero la verdadera diferencia radica en pasar de las palabras a la acción. Junto a mi colega de la Universidad ORT, Gabriela Cibils, nos planteamos la pregunta crucial: ¿cómo iniciar la transformación y gestionar la organización desde el enfoque de la sostenibilidad? Es imperativo que cada decisión se tome considerando el impacto ambiental, social o ambos, según se haya definido. Después de establecer el propósito de la marca u organización, lo primero es medir y comprender el punto de partida o baseline.

A partir de esa medición inicial, se construye un plan de acción. Es probable que surjan muchas oportunidades de mejora, lo que a veces genera ansiedad e incluso frustración. Una buena práctica es designar un equipo de trabajo interdisciplinario de acción sostenible para dar seguimiento a los indicadores y priorizar los planes de acción. No podemos pretender abordar todo simultáneamente.

Vivimos en una era única, con una oportunidad increíble de “re-imaginar” el mundo y hacer que los negocios crezcan con un impacto neto positivo en lo económico, social y medioambiental.