En el encuentro Impact Trade, celebrado de forma reciente en Uruguay, el cofundador de Sistema B, Pedro Tarak, elogió el compromiso del país por convertirse en carbono neutral y productor de energías alternativas. También destacó la cantidad de empresas B, con impacto positivo social y ambiental que tiene per cápita Uruguay.

El triple impacto se refiere a las empresas que son rentables a partir de integrar en su modelo de negocio tres beneficios: social, ambiental y económico —el concepto es acuñado por John Elkington en su libro Cannibals with forks: the triple bottom line of 21st century business—.

Según Elkington (2020), el concepto de triple impacto surgió como marco teórico-práctico para ayudar a las empresas a pensar profundamente cómo sus negocios afectan a las personas y el planeta. Básicamente funciona como un “código genético” capaz de impulsar un cambio sistémico en el capitalismo tradicional hacia un capitalismo sostenible. Es un movimiento liderado por empresas que buscan crear un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente mientras realizan sus actividades comerciales habituales.

Más de 4.000 empresas certificadas como B Corps a nivel mundial cristalizan dichos modelos.

Estas poseen ciertos elementos que las diferencian de los modelos tradicionales. Se destacan el compromiso con la creación de impacto positivo en la sociedad y el medioambiente; la ampliación del deber fiduciario; el compromiso de operar con altos estándares de gestión y transparencia; y su interdependencia con otras empresas con las que comparten principios y valores (Correa, Abramovay, Gatica & Van Hoof, 2020; Correa, 2019; Cao, Gehman & Grimes, 2017).

Los últimos informes sobre los progresos en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas plantean retos que refuerzan la urgencia de cambiar estructuralmente el capitalismo, y las empresas de triple impacto representan arquetipos de un nuevo sector en la economía. No solo se destacan por su compromiso con la creación de impacto positivo, sino también por su transparencia y gestión de alta calidad. Además, están en constante búsqueda de estrategias innovadoras para abordar los desafíos sociales y ambientales actuales, alineándose con los ODS de las Naciones Unidas.

Es interesante revisar las conclusiones del estudio de Barroso, Castillo-Esparcia y Ruiz, sobre la comunicación estratégica de las empresas de triple impacto.¹

Se trata de una investigación exploratoria-descriptiva mediante un cuestionario a 79 compañías catalogadas como empresas de triple impacto en 27 países.

A partir de los resultados de la investigación se podría inferir que la principal característica de estas compañías es la definición de su propósito social y ambiental, sumado a su interés en buscar un impacto medioambiental positivo en continua mejora.

La gestión de relaciones públicas se centra en áreas como la gobernanza, el impacto en los trabajadores, clientes, comunidad y medioambiente. Aunque el impacto negativo en el medioambiente es importante, comunicarlo no resulta tan complejo. Los temas medioambientales y sociales son prioritarios en la agenda de dichas compañías, seguidos por la economía. Dichas organizaciones sostenibles evalúan continuamente su gestión de comunicación, midiendo tanto los impactos positivos como negativos en diversos niveles.

Los autores infieren que, aunque las empresas de triple impacto están trabajando para generar valor ambiental, en muchos casos no lo están comunicando de manera adecuada a sus grupos de interés.

En última instancia, el triple impacto no solo es un modelo, sino un catalizador de cambio que está transformando la forma en que las compañías interactúan con la sociedad y el medioambiente. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, estas empresas están liderando el camino hacia un nuevo paradigma de negocio basado en la responsabilidad, la transparencia y el impacto positivo.

¹ Barroso, M.B., Castillo-Esparcia, A., & Ruiz-Mora, I. (2023). “La dimensión medioambiental y los ODS en la comunicación estratégica de las empresas de triple impacto”. Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 29 (1), 27-42.