A nivel personal, me impulsa un propósito claro: contribuir a que las personas alcancen su mejor versión. Esto se aplica tanto a los colaboradores de nuestras organizaciones, como a los estudiantes y a las personas liberadas, a quienes apoyo en su reinserción social y laboral. El sentido que buscamos en la vida personal se refleja directamente en el ámbito laboral.
Este cambio de paradigma laboral, donde el propósito, la ética y la alineación de valores son cada vez más fundamentales, obliga a las organizaciones a replantearse sus políticas laborales. Hoy, los jóvenes profesionales quieren realizarse personalmente, contribuir a causas que consideran importantes, y encontrar una razón de ser que trascienda las tareas diarias. No basta con ofrecer un salario competitivo; las empresas que no integren estos elementos corren el riesgo de quedarse atrás en la competencia por atraer y retener talento de calidad.
Las cifras son reveladoras. Julio fue el mes con mayor demanda de personal en lo que va de 2024 en Uruguay: se publicaron 6.608 oportunidades de empleo en medios relevados por Advice, lo que representa un incremento del 18,4 % respecto a julio de 2023, y un 6,4 % más que en junio del mismo año (Monitor Laboral de Advice, julio 2024). Estas cifras muestran una dinámica laboral en crecimiento, pero también evidencian la necesidad de adaptarse a un contexto en evolución.
En Uruguay, muchas empresas han comenzado a apostar por modelos híbridos de trabajo, una tendencia que ha crecido 4,2 veces desde 2022. Este modelo combina lo mejor de ambos mundos: la flexibilidad del trabajo remoto y los beneficios de la interacción presencial (ADP Research Institute, marzo 2024). Sin embargo, este avance no es uniforme. Mientras que los sectores de alta calificación y liderazgo están adoptando esta modalidad con mayor rapidez, las posiciones de menor calificación siguen dependiendo, en su mayoría, de la presencialidad.
La transformación del trabajo no responde únicamente a la digitalización. El reporte de avance 2022/2023 de la Comisión Especial de Futuros del PNUD subraya que el cambio tecnológico, la automatización y la inteligencia artificial son algunos de los cinco grandes vectores que están moldeando el futuro del trabajo. A esto se le suma el envejecimiento de la población uruguaya, que plantea un desafío tanto para la sostenibilidad del mercado laboral como para el sistema de bienestar social: Uruguay deberá adaptar su fuerza laboral a una sociedad longeva.
La transformación laboral implica no solo la evolución de ocupaciones existentes, sino también la creación de nuevos perfiles profesionales. Promover el aprendizaje continuo y el desarrollo de habilidades que permitan a los trabajadores adaptarse a este entorno dinámico es imperativo. Las pequeñas y medianas empresas se deberían sumar a esta ola tecnológica para no quedar rezagadas.
Las generaciones más jóvenes ya no ven su carrera como una mera secuencia lineal de educación, trabajo y retiro. En cambio, conciben su vida laboral como un ciclo continuo de aprendizaje, desaprendizaje y reaprendizaje. Esta visión exige que el sistema educativo se adapte no solo para los jóvenes, sino para todos los trabajadores, quienes deberán desarrollar nuevas competencias a lo largo de su vida laboral para estar preparados frente a los constantes cambios del mercado.
La educación técnico-profesional y universitaria, especialmente en el ámbito de las escuelas de negocios, está en proceso de reconfiguración. Hoy, se busca alinear los programas académicos con la creciente demanda de propósito y bienestar. Se enseña a los futuros líderes a tomar decisiones no solo basadas en la rentabilidad, sino también centradas en el impacto positivo que pueden generar en la sociedad y en el medio ambiente.
La sostenibilidad es una temática que ya no se aborda solo de manera teórica, sino que se integra de forma transversal, desde casos de estudio hasta proyectos prácticos que están intrínsecamente ligados a prácticas sostenibles e innovación. Las alianzas con el sector empresarial permiten a las empresas y estudiantes colaborar en proyectos orientados a generar un impacto positivo en el entorno. Por ejemplo el Centro de Innovación y Emprendimiento (CIE) de la Universidad ORT Uruguay, desarrolla, fortalece y coordina un ecosistema que vincula a la universidad, la empresa, la sociedad y el sector financiero. De esta manera, se logra que las iniciativas emprendedoras se conviertan en innovaciones que agregan valor a la sociedad.
Nuevamente es responsabilidad de las instituciones públicas y privadas fomentar la adopción de nuevas tecnologías y la formación continua, para que todos los trabajadores, sin importar su nivel de calificación, puedan integrarse a este nuevo paradigma laboral.
En definitiva, el futuro del trabajo en Uruguay será una mezcla de desafíos y oportunidades. La capacidad de adaptarse a estos cambios no es opcional, sino una necesidad. Las empresas que logren integrar la tecnología, fomentar la flexibilidad y alinear sus acciones con un propósito claro, serán las que mejor posicionadas estarán para enfrentar un mercado laboral en constante evolución.
El sentido y la sostenibilidad son los pilares sobre los cuales se construirá el futuro del trabajo.
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