Comenzó la segunda etapa de la campaña electoral y las encuestas muestran cuál es el punto de partida en este tramo. El cambio más notable es una caída de la intención de voto del Partido Nacional, y el aumento de los indecisos. Es difícil atribuirlo a un solo factor: hubo muchos acontecimientos que pueden haber pesado, y no es claro cuál tiene más incidencia en la predisposición a votar un partido determinado en octubre (por ahora, solo predisposición).
En filas nacionalistas, algunos atribuyen la pérdida de apoyo al PN a la elección de la fórmula. Efectivamente, no conformó al total de los votantes del PN, pero solo un cuarto se declara insatisfecho y más de la mitad la apoya. Aparte del anuncio de la fórmula, en julio el PN se vio sacudido por la reaparición de los casos de corrupción en Artigas, ahora sancionados por la Justicia. Aunque el PN también condenó los hechos y expulsó a algunas figuras vinculadas, es otro golpe más que afecta al partido, y es difícil saber cuándo el efecto ‘acumulación’ termina desbordando el vaso, y convenciendo a algunos electores que es mejor que el PN no esté a cargo del próximo gobierno.
El Partido Colorado es el único que crece post-internas, aunque solo un punto porcentual. Sin embargo, la tendencia desde febrero muestra un crecimiento lento pero constante. El triunfo de Ojeda no está produciendo un salto sorprendente como el que impulsó Ernesto Talvi hace cinco años, cuando en julio llegó a tener 22% de intención de voto. Pero un crecimiento menos efervescente no es necesariamente malo para el partido, ya que en 2019 ese gran salto favorable no se pudo consolidar en votos efectivos. La novedad en política es positiva, y genera adhesiones, pero lo difícil luego es sostener esas voluntades que se sienten encandiladas por nuevos candidatos o nuevos discursos. Una vez pasada la novedad o el primer ‘enamoramiento’, muchos electores pueden concluir que es mejor lo “viejo conocido”.
Hoy Ojeda logró aumentar su visibilidad y tener un buen nivel de simpatías, sobre todo en la coalición. En los próximos meses deberá consolidar su liderazgo y mantener (o idealmente incrementar) el entusiasmo. Como es nuevo y joven, tiene poco que perder en este desafío, y puede pensar en estrategias de más largo plazo, trabajando para las elecciones del 2024 con un ojo puesto en 2030 o después. Para que el PC recupere su posición como “tercero en disputa” requiere renovación y también un poco de intrepidez, de personas dispuestas a arriesgar y apostar a largo plazo. En esta campaña Ojeda podrá demostrar si “tiene uñas para guitarrero”.
El FA mantiene su liderazgo, y muestra estabilidad en su intención de voto. Se puede argumentar, en forma negativa, ‘sí, pero no crece’. Cuanto más se acerca al 50%, más difícil es atraer votos en un país dividido en dos mitades. Hoy, con el 45% de intención de voto, está más de siete puntos por encima de lo que tenía hace cinco años. Para crecer tiene que atraer a votantes que no se sienten frenteamplistas, aquellos que “prestan su voto” elección a elección, a veces al Frente, a veces a otro partido, pero que no se ‘casan con nadie’. En general, dejan su decisión para el final, ya sea por falta de interés o, al contrario, porque prefieren escuchar todas las voces antes de comprometerse.
Lo que queda claro es que la victoria de Yamandú Orsi no “espantó” a votantes de Carolina Cosse, como tampoco lo hizo la elección de la fórmula, aunque Cosse sea una figura más polarizante, incluso dentro del FA.
Cabildo Abierto registra una baja intención de voto desde hace tiempo. Es cierto que hace cinco años las encuestas tampoco mostraban, a esta altura del ciclo, el apoyo que finalmente tuvo en su primera elección. Pero también es cierto que en 2019 era la novedad, y los votantes recién lo estaban conociendo. Hoy Manini y CA no son “los nuevos”, y ya tienen una trayectoria como socios controvertidos de la Coalición. También es cierto que, al no tener una interna competitiva, no estuvo tan activo, y muchos votantes no lo han tenido presente como alternativa. Cuando Manini inicie la campaña, eso puede movilizar de nuevo a quienes le dieron el voto cinco años atrás.
El Partido Independiente, también alejado de la campaña de las internas, mantiene una baja intención de voto. Igual que con CA, entrar en campaña puede llevar a que más gente se entusiasme y finalmente lo vote. Está en la coalición, como se visibiliza con la figura de Mieres en el Ministerio de Trabajo, cuya gestión ha sido bien evaluada. Pero ha logrado mantener una línea más socialdemócrata, subrayando su preocupación por temas sociales que lo han caracterizado. Ese posicionamiento, que en algún momento lo tuvo el PC, puede resultar atractivo para algunos indecisos que se ubican en el centro del espectro ideológico, y no se sienten cómodos ni con el discurso del PN ni con el del FA.
En el punto de arranque de la campaña, con los competidores recorriendo la primera parte de la pista, es demasiado pronto para hacer “pronósticos” definitivos. Habrá que ver cómo sigue la carrera, si nadie tropieza o se cae de su caballo, y si el puntero logra mantener su liderazgo.
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