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Dentro del margen de error
Foto: Federico Gutierrez / FocoUy
OPINIÓN | Dentro del margen de error

¿Cuántos votarán en junio? En Uruguay hay más hinchas de fútbol que de partidos políticos

A 90 días de las internas, ¿qué se puede esperar del nivel de votación? ¿Votan los que se sienten cercanos a los partidos?

Por Mariana Pomiés

28.03.2024 10:59

Lectura: 7'

2024-03-28T10:59:00-03:00
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Hoy, como desde que se hacen encuestas en Uruguay, mucha gente se declara cercana a un partido político. Son menos que los que se declaran hinchas de un cuadro de fútbol, pero bastantes más que la media en América Latina. La proporción oscila un poco a través de los años, pero suele ser de un poco más o un poco menos de la mitad del electorado.

¿Por qué en Uruguay hay tanta gente que se identifica con un partido? ¿Eso es bueno para el funcionamiento de la democracia? En varios países la alta identificación partidaria se sustenta en una marcada cultura clientelística: la cercanía es motivada por el acceso a empleo o favores. En Uruguay, por más que algunos señalan que siguen existiendo ese tipo de prácticas, la mayoría parece identificarse con un partido por convicción —comparte la ideología o los valores de una propuesta— y no tanto por transacción —como pudiera ser que la cercanía con el partido les diera acceso a favores—. Otro aspecto que pesa es la tradición familiar: como en el fútbol, soy del “cuadro” político del que es mi familia. Esto, que probablemente tenía mucho peso en el pasado, se ha debilitado en los últimos años, en parte porque la oferta de partidos se ha ampliado y ya no son sólo los dos que dominaron la mayor parte del siglo pasado. De todos modos, esta tradición sigue siendo un elemento condicionante para muchos uruguayos.

Sin embargo, aunque en Uruguay ha ido cambiando la oferta de partidos desde el retorno de la democracia, con algunos que crecieron, otros que se achicaron y los que aparecieron, sigue habiendo muchos electores que se sienten cercanos a alguno de ellos.

En 1996, según el Latinobarómetro, una encuesta que se realiza en todos los países del continente, el 67% de los uruguayos se identificaba con un partido político; en 2006, según el Barómetro de las Américas (LAPOP, otra encuesta continental), el 50% seguía sintiéndose cercano a un partido. Y, desde entonces hasta hoy, la proporción de los “cercanos” se ha mantenido en alrededor de la mitad del electorado. En países como Chile o Guatemala la cercanía partidaria es sensiblemente menor, menos de una persona de cada cinco se siente cercano a algún partido político según LAPOP, y Uruguay es el país con un mayor porcentaje de personas simpatizantes con alguno de los partidos políticos de su país.

¿Por qué tanta gente se identifica con un partido en Uruguay? En parte, porque los partidos permanecen en el tiempo, sobre todo si se compara con lo que ha sucedido en otros países de la región y del mundo en estas últimas décadas. Los partidos mayoritarios tienen más de 50 años y eso en términos políticos es una historia larga. Además, la gente tiende a asociar a cada partido con una ideología determinada, y se acerca al que siente más cercano a la propia. En Uruguay la identificación ideológica en la escala de izquierda y derecha sigue funcionando para la mayoría de los ciudadanos, tanto para ubicarse ellos mismos como para ubicar a los partidos políticos.

Una pregunta interesante es si esa mitad de electores que se identifica con un partido se diferencia de los que no sienten afinidad por ninguno. Se podría pensar que los “más militantes” se concentran, por ejemplo, entre los jóvenes, que suelen ser más entusiastas en sus amores y en sus odios. Sin embargo, cuando se analizan los cercanos y los lejanos a los partidos, resulta que no son demasiado diferentes.

Justamente una de las (pocas) diferencias es que los más jóvenes se identifican mucho menos con un partido que los más veteranos. Sólo cuatro de cada 10 menores de 30 años se sienten cercanos a un partido, contra seis de cada 10 de los mayores de 60 años. Por tanto, a medida que aumenta la edad, aumenta la cercanía partidaria.

El segundo elemento que genera diferencias es la educación formal. Las personas con más años de educación formal se identifican más con algún partido político que las que tienen menos años en el sistema educativo. También se ven algunas diferencias por zona de residencia: los montevideanos se identifican un poco más con algún partido que los residentes del interior. Y las mujeres lo hacen más que los hombres.

¿Esto se relaciona de alguna forma con la predisposición a votar en las elecciones internas? Estamos a unos meses de estas elecciones y mucho se especula sobre cuánta gente irá a votar. Una respuesta razonable podría ser que el piso de votación tiene que ver con estas identidades partidarias y podríamos decir que seguramente votarán los que se sienten cercanos a un partido político.

Sin embargo, los comportamientos pasados en internas no parecen corroborar esa hipótesis. En las últimas elecciones internas, en junio de 2019, votó en torno al 40% de los habilitados a votar, casi 10 puntos porcentuales menos de los que se identificaban con algún partido. Incluso, aquellos que votaron no lo hicieron reflejando la estructura de cercanías en ese entonces. La interna que más votos recibió fue la del Partido Nacional, aunque en ese momento, como ahora, era el Frente Amplio el partido del que más electores se sentían cercanos. Algo similar sucedió en las internas anteriores de 2014. Probablemente influyó más en la decisión de participar que en la interna del Partido Nacional se percibía una competencia más grande, mientras que en la del Frente Amplio no. Incluso la interna del Partido Colorado, que también se percibía como más competitiva que la del Frente Amplio, logró una participación proporcionalmente mayor en las internas de lo que luego fue su apoyo en octubre que lo que consiguió el Frente Amplio.

Esto estaría indicando que las preferencias partidarias no son un buen indicador de la participación en las internas, ya que no todos los que se sienten cercanos votan en la elección interna de su partido. Los datos de las elecciones sugieren que el atractivo de la propia interna, con precandidatos que reúnan apoyos y que “polaricen” la interna, es lo que moviliza a más votantes. Solo sentirse cercano a un partido no alcanza como impulso para concurrir a votar en una elección no obligatoria. Hoy, con la información de la última encuesta de Cifra ya divulgada, la interna que aparece en este momento como más competitiva es la del FA, porque la distancia entre los dos precandidatos que lideran es menor que en la del Partido Nacional.

Si esto sigue siendo así en las próximas semanas, es posible que en las internas de junio participen más frenteamplistas que blancos, porque la percepción de los frenteamplistas sería que su voto individual podría incidir más para decidir cuál de los dos precandidatos líderes terminará siendo el postulante en octubre. Una interna “cantada” motiva menos. Pero claro, esta campaña recién empieza, y la decisión de concurrir (o no) a votar recién la tomarán los electores el domingo 31 de junio, en pleno invierno y empezando las vacaciones escolares de julio.

Por Mariana Pomiés