Contenido creado por Inés Nogueiras
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Yo no voto

Yo no voto

Lo he pensado muy, muy bien y no voy a ir a votar el próximo domingo 24 de julio en las elecciones internas del Frente Amplio. Es la primera vez en mi vida que opto por abstenerme y, sin embargo, lo considero un acto consciente y militante.

19.07.2016

Lectura: 7'

2016-07-19T00:22:00-03:00
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Me decidí la otra noche, cuando me vino a cobrar la cuota mensual del FA la compañera que me visita desde hace muchos años. Obviamente le pagué, porque igual, si no lo hiciera no tendría ningún efecto. Conozco una compañera, de otra coordinadora, que hace semanas persigue por teléfono, incluso llamando a la sede central del FA para que le cobren su cuota... Y no lo ha logrado. Es familiar mía, me llamó para preguntarme si el FA no necesitaba plata. Y no supe qué decirle. 

Si dejáramos de pagar muchos frenteamplistas no cambiaría nada, los datos los manejarán algunos pocos, como son pocos los que saben cuántos concurren a los comités de base o a las coordinadoras. Lo único que sabemos son los participantes en las diversas actividades de esta campaña electoral de las internas, que son notoriamente muy pocos. La menor cantidad de participantes desde que el FA existe, sin contar algunos períodos de clandestinidad durante la dictadura. No siempre.

Así que seguí pagando mecánicamente, pero no voy a ir a votar mecánicamente, ni siquiera voy a ir a votar en blanco. ¿Por qué?

Porque la verdad y la realidad son siempre lo más revolucionario y todo lo que las maquille atenta contra una nueva perspectiva para la izquierda uruguaya. No es solo porque escuchando a los cuatro candidatos, que han tenido abundante prensa, no siento que nadie asuma la representación de los "enojados", los "desencantados". A menos que crean que nos van a arrear con publicidad. Además, los temas políticos principales del debate de la izquierda han sido cuidadosamente evitados por los cuatro. Seguramente en aras de la unidad.

Como si la unidad se pudiera construir sobre pactos de silencio, sobre comodidades retóricas y peor aún sobre manejar la realidad y las diferencias de acuerdo a códigos impuestos por el palacio y el poder. Sé perfectamente que existen diferencias importantes sobre cómo ejercer el gobierno, sobre la política económica y social, sobre a qué "modelos" apoyamos y siguen apoyando algunos compañeros en América Latina y sobre qué Frente Amplio necesitamos para el futuro. ¿Ustedes vieron un debate serio, respetuoso, pero a fondo sobre estos y otros temas?
Por ejemplo, sobre la educación, que enfrenta posiciones en el FA desde hace muchos años, ¿alguien escuchó opiniones, divergencias, propuestas de los cuatro candidatos, que notoriamente son apoyados por fuerzas políticas del FA que tienen diferentes opiniones? ¿Si no se discute en la campaña electoral, cuando piensan hacerlo? En realidad, lo que muchos sospechamos es que no piensan discutirlo nunca en aras de los equilibrios internos necesarios. No sea cosa que se discuta de cambiar el ADN de la educación. Ni que hablar sobre la seguridad pública.

No se discutió en absoluto de dos temas que nos conmovieron y nos impactaron a los frenteamplistas y a los uruguayos: la pésima gestión en ANCAP y la transparencia en la gestión pública y su ética; sobre el uso de la mentira reiterada y contumaz en política. ¿No les preocupa? Pues a mí sí y creo que a unos cuantos frenteamplistas más, les gustaría saber qué opinan los posibles presidentes del FA.

Pero lo peor no es esa falta de debate franco, ideológico, cuando por ejemplo el Gobierno enfrenta un paro general y algunos grupos o partidos integrantes del Gobierno lo apoyan e insisten de manera práctica y concreta en el concepto del "Gobierno en disputa" y por afuera de la política, por adentro de los sindicatos. Lo que le hace un daño terrible al Gobierno, al FA pero sobre todo a los sindicatos.

Si el Gobierno cede en el reclamo concreto de cambiar la pauta salarial, no estará flexibilizando su posición sobre un tema concreto, habrá cedido en torno al "Gobierno en disputa" y por lo tanto abriendo las puertas a un proceso que no es sindical, es profundamente político y que implica a fuerzas que militan dentro y fuera del Gobierno. Los promotores del "Gobierno en disputa" le hacen un terrible daño también a los sindicatos y al PIT-CNT. Y algunos ministros y directores generales deberían definir un poco más claro de qué lado del mostrador están.

Soy un ferviente partidario de la independencia de clase y de los sindicatos del poder, los ejemplos opuestos en el socialismo real fueron y son un opio de los pueblos, pero no acepto que dentro del FA estén los que defienden a la clase obrera y los otros, el Gobierno que defiende otros intereses. Y ese concepto está en la base del "Gobierno en disputa".

No voy a ir a votar porque creo que se deben producir cambios muy importantes en la estructura del FA, en el relacionamiento entre las diversas fuerzas políticas que lo integran, en la representación política del bloque social y político de los cambios y por lo tanto en la propia institucionalidad del FA.

Y eso solo se logrará si emerge en toda su gravedad y profundidad la crisis de la actual situación. Ustedes asistirán a los mayores intentos posibles de demostrar que "tu va tres bien, Madame la Marquise", insidiosa frase previa a la Segunda Guerra Mundial, es decir, previa a la hecatombe de Francia, con la que algunos ilusos querían tranquilizarse. Después llegaron los tanques nazis a la Torre Eifel...

Seguramente los partidarios de la "Marquise" nos echaran la culpa a los que no fuimos a votar, por replegarnos y tratarán de excomulgarnos. Son, en su mayoría, unos pocos miles que lo hacen por defender su asientito en el poder o en el FA y sobre todo la tranquilidad de su estructura de pensamiento. Los otros somos unos herejes condenables, aunque seamos más del 90 % del pueblo frenteamplista.

Creo que el FA necesita algo más que curitas.

Si los "no votantes" no le demostramos a la estructura, al oficialismo dominante del G8 o del G9 (incluyo algunos que se han sumado en las últimas votaciones de los Plenarios Nacionales) y también a la minoría, aplastada y dominada, cuál es la verdadera situación, nada cambiará. Incluso más, no estoy seguro de que aún con una demostración evidente de la situación de descontento, el aparato en su sentido más amplio no crea que llegado el momento, todos marcharemos como borregos detrás del mal menor y votaremos a "sus" candidatos. El poder pierde los matices, solo reconoce éxitos y derrumbes, lo demás es explicable y cómodo.

La izquierda nunca debería optar por el mal menor, nunca debería resignarse a que las cosas no pueden mejorar, nunca debería medrar en la flotación indolente y derrotista. Está haciendo más el Frente Amplio para perder que nuestros adversarios para ganar en el futuro. Pero ellos ya se prueban la banda presidencial.

Podría callarme, esperar, lavarme las manos, opinar después de conocer el resultado de las elecciones internas y hacer los malabares necesarios para tratar de caer parado. No quiero hacerlo. Viva la política. Viva la verdad y la realidad. Y para eso hay que arriesgarse.