Paradoja: los mismos que apoyan a Maduro, apoyan a Sendic.
Esta última paradoja en realidad no lo es, se basa en temas ideológicos y políticos de fondo, que cada día son más difíciles de tragar, la actitud ante la inmoralidad y ante la dictadura.
La Venezuela de Maduro fue paso a paso degradándose hacia una dictadura. Por la violación sistemática de la Constitución Boliviariana, por aplastar al parlamento elegido democráticamente, donde tenía una notoria minoría, por destituir en 30 segundos a la Fiscal General y expulsarla por las tropas de su propia sede, porque hay más de 2.500 presos políticos a la espera de los Tribunales Militares, más de cien muertos y varios cientos de heridos y, sobre todo, porque en una fantochada que no reconoce casi nadie se eligió y se instaló una supuesta asamblea constituyente totalmente integrada por maduristas. Paso a paso es una dictadura y todos los intentos de diálogo han fracasado estrepitosamente.
Maduro promueve, fría y premeditadamente, la guerra interna, es posible que organice provocaciones porque es lo que necesita para aferrarse todavía más al poder. Sabe perfectamente - él y su sequito - que son minoría, una minoría cada día más pequeña en el pueblo venezolano. Pero aquí, y en especial para los fanáticos partidarios de Maduro en el Uruguay, va una pregunta: ¿y si el madurismo fuera efectivamente una de las mitades del país, eso avalaría una dictadura que viola leyes, poderes del estado, la Constitución?
La actitud ante la dictadura de Maduro es una prueba definitoria sobre la actitud democrática de cada uno de nosotros. La democracia no puede ser apoyada y defendida siempre y cuando nos convenga.
Si se apoya a Maduro, ¿qué cerca se está de defender actitudes similares en nuestro país? No es una pregunta retórica, es parte inexorable de las lecciones de la historia. ¿Cuánto aprendimos verdaderamente de la dura lección de la dictadura uruguaya?
Las falacias para defender a Maduro: La oposición tiene actitudes violentas. Es cierto, una parte de los que manifiestan y salen a la calle durante 5 meses a protestar contra Maduro tiene desbordes de todo tipo, incluso terroristas. ¿Y? ¿Alguien puede creer que la oposición política, en ese clima, puede controlarlo todo? ¿Lograríamos controlarlo en Uruguay?
Dentro del caos que es Venezuela la situación está bastante controlada, lo incontrolable es el gobierno que utiliza de forma sistemática a los paramilitares, incontrolables son los 350 mil venezolanos que se fueron hacia Colombia y las decenas de miles que se están desparramando por el mundo.
El fondo es que el madurismo ha logrado un doble milagro político, en pocos años dilapidar totalmente el capital político electoral que había acumulado Hugo Chávez y unir a toda la oposición, desde la derecha a la izquierda.
¿El imperialismo y los gobiernos de derecha de la región han lanzado una ofensiva contra Venezuela? No nos hagan reír que la situación es demasiado trágica.
¿Bloquear las cuentas corrientes de Maduro en los Estados Unidos es una ofensiva del imperialismo....? Por favor. Si EE.UU. tiene el mejor contrato y trato comercial petrolero con Venezuela de todo el mundo. Y PDVESA contribuyó con 500.000 dólares como donación para los actos de asunción de Donald Trump. Nosotros no nos olvidamos de tanta coherencia antimperialista.
El bloqueo principal a cualquier negociación seria y responsable para encontrar una salida política e institucional en Venezuela es que la camarilla militar y civil (altos mandos y generales ocupando posiciones claves y cuentas corrientes claves) sabe que su futuro judicial es muy incierto, peor aún es muy previsible, por sus crímenes y su corrupción estructural y sistémica.
Es esta la base que hace tan peligrosa y negativa la situación y tan difícil de prever una solución a corto plazo y de carácter institucional.
La lección de Venezuela debería servirnos para que cada uno asuma sus responsabilidades hasta el final, que defina a fondo sus posiciones sobre la democracia, sobre los derechos humanos, sobre la corrupción estatal sistémica y sobre lo que es ser de izquierda.
Hace un buen tiempo que la doble moral, el doble discurso, los HDP supuestamente "nuestros" o "compañeros" deberían ser una diferencia insuperable.
Y voy a dar un solo ejemplo de que son INSUPERABLES: ¿Qué sucedería si esta situación u otra similar se presenta en Uruguay en relación a la democracia, las instituciones y la corrupción en nuestro país? ¿Esas serían diferencias ideológicas, tácticas, políticas o de algo mucho más de fondo, de principios sobre qué es ser de izquierda?
Hay cosas mucho peores que perder las elecciones, es perder la coherencia, los principios y los valores de la izquierda. Es dejar de ser de izquierda.
Venezuela tiene hambre de democracia, de libertad, de derechos humanos, de comida, de servicios, de un futuro de justicia, de retorno a su patria de cientos de miles de personas, tiene hambre de todo.
El gobierno uruguayo hizo lo que tenía que hacer.
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