Los resultados de las elecciones en Venezuela no están completos. Este es un primer comentario. Necesario, imprescindible, porque la izquierda uruguaya no puede hacerse la desentendida, como si tuviéramos simpatías o broncas a regañadientes.

En estas elecciones se renovaba totalmente el parlamento unicameral de 165 miembros. Para tener mayoría absoluta se requieren 83 diputados y para los dos tercios 110 cargos de la Asamblea Nacional. A través del primer informe del Consejo Nacional Electoral, fueron elegidos hasta ahora 98 diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (del presidente Hugo Chávez),  61 de la Mesa de la Unidad (oposición unida), 2 diputados de Patria para Todos y 3 diputados de organizaciones indígenas.

Con dos tercios de los diputados el PSUV de Chávez podría aprobar todos los proyectos que requieren mayorías especiales y que el propio presidente definió como leyes orgánicas para su proyecto de Socialismo del Siglo XXI. También podría designar al presidente del Tribunal Supremo, del Poder electoral y a la Fiscalía general del estado.

Toda la campaña electoral del presidente Chávez y de su partido colocaron estas elecciones legislativas como una prueba fundamental hacia las presidenciales del 2012 y su reelección por otros seis años.

Hace seis años la oposición decidió boicotear las legislativas acusando al gobierno de no brindar las garantías necesarias, de esa manera el oficialismo obtuvo la totalidad de las bancas. Por sucesivos desgajamientos perdió a 10 diputados, pero contaba con el control total de la Asamblea Nacional. El proyecto de “demoler” a la oposición en estas elecciones, formulado en varias ocasiones por Chávez, no se cumplió. Incluso denominó a la campaña “Operación Demolición”.

Hay algunos datos políticos que deben considerarse atentamente. El actual presidente gobierna desde su triunfo en las elecciones de 1999, lleva más de 10 años en el poder y todo indica que el apoyo ciudadano que recibió ronda el 50% del electorado. Faltan datos y la oposición unida se atribuye haber superado también el 50% del voto ciudadano.

A nivel del Parlamento Latinoamericano el oficialismo obtuvo 5 bancas y la oposición 5 bancas. El dato político sobresaliente es que en el único recuento donde se ofrecen los porcentajes totales de votos, el PSUV obtuvo 5.222.364 votos equivalente al 46,62% de los votos, mientras que la Mesa de Unidad obtuvo 5.054.114 votos y el 45.10% del total. En el número de votantes parten de casi los mismos guarismos.

Luego de los amplios triunfos obtenidos en anteriores elecciones, es notorio un desgaste electoral, pero de todas maneras el PSUV es la principal fuerza política del país. No logró su objetivo demoledor y la oposición vuelve al parlamento lo que asegura una intensificación del debate político.

Otro rasgo distintivo de esta campaña es la unificación de las fuerzas opositoras que en la gran mayoría de los distritos presentaron candidatos únicos. La Mesa por la Unidad Democrática (MUD), reúne un arco muy amplio de fuerzas de derecha, de centro y hasta de izquierda. ¿Quién logró este milagro? Chávez, sin duda la dureza y la falta de diálogo absoluto con otras fuerzas de parte del presidente venezolano contribuyeron a la confluencia de fuerzas políticas, sociales y culturales tan diversas en un acuerdo electoral.

Lo que también es claro es que el chavismo obtendrá bastante más escaños que los que le correspondería por un reparto proporcional. A través de un sistema aprobado hace algunos meses, el oficialismo elegirá el 60% de los diputados con el 50% de los votos. Para los uruguayos eso ya sería un motivo de escándalo. Aunque existen en muchos otros países, algunos de los que tienen una más larga tradición electoral.

Estas elecciones por esa triple condición de que la oposición obtendrá un alto número de escaños e hizo fracasar el proyecto de Chávez de disponer de los dos tercios de la Asamblea Nacional; por la formación de un bloque unido de toda la oposición que sale sin duda fortalecido y por que pone en duda la mayoría chavista en las elecciones presidenciales del 2012, representan un cambio muy importante en el panorama político.

Los determinismos en política  no sirven para nada. Ni Chávez tiene perdida las elecciones ni la oposición está excluida totalmente de la posibilidad de disputar el poder. Comienzan dos años muy tensos, más tensos en Venezuela.

Hasta hora la extrema tensión le sirvió a Chávez, fue capaz de colocar puntos de fractura que lo favorecieron, que le permitieron agrupar un amplio sector de la opinión pública a su favor. No sólo en base a estrategias políticas, sino a logros concretos, a políticas sociales que han beneficiado a sectores históricamente excluidos de la bonanza petrolera.

Con una recesión económica que en el año 2009 representó un 3.5% de caída del PBI, una grave crisis en el abastecimiento eléctrico, 19.000 asesinatos el año pasado uno de los índices más altos de toda América Latina), una inflación que supera el 25% y diversos escándalos muy bien utilizados por la oposición, el oficialismo sigue consiguiendo un muy amplio apoyo ciudadano.

Lo que está en discusión es el llamado “Socialismo del siglo XXI” una categoría inventada por el sociólogo marxista Heinz Dieterich Steffan y que es un gran contendor donde todos colocan lo que quieren, con una imprecisión muy grande.

Si el modelo es la creciente estatización que avanza en Venezuela, la mejor respuesta la dio el presidente José Mujica en un reciente reportaje a la revista brasilera Veja “La estatización es una solución que fue abandonada. Se trata de una receta perfecta para desarrollar una burocracia opresora.  Al ser consultado respecto al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, Mujica señaló que a pesar de que en ese país se busca el socialismo, consideró "difícil" que Chávez "pueda seguir en ese camino". El mandatario le deseó "suerte" a Chávez de quien se definió como "bastante amigo".

"(Chávez) Tiene mucha voluntad, pero Venezuela tiene demasiados recursos, mucho petróleo, mucho dinero", y "el resultado es una burocracia tan grande que `mama mía`", agregó Mujica.

Los que saben mucho de esto son los cubanos que luego de 50 años de revolución donde se estatizó absolutamente todo, ahora se enfrentan a la necesidad de despedir a medio millón de funcionarios públicos. La burocracia es sin duda la gangrena del socialismo del siglo XX y también lo sería en este siglo.

Estas elecciones han sido un punto de cambio del proceso venezolano. Si Chávez considera que debe seguir con este tipo de relaciones con la oposición, con la sociedad venezolana en su conjunto, con una polarización extrema y con su proyecto de creciente estatización que no tiene retornos claros en la eficiencia, en la redistribución de la riqueza y en la eficacia de las políticas sociales, seguirá contribuyendo a consolidar el bloque opositor y a engrosarlo con muchos nuevos votantes. Y eso tiene un sólo final posible.