Se trata de su actividad particular y no compromete al erario pero sí a su conducta moral. El diputado Wilson Ezquerra, también en una acción de su ámbito personal y manejando en estado de embriaguez, atropelló a una mujer a la que le causó graves heridas.
Aunque su situación judicial es aún incierta, su conducta es flagrantemente inadecuada bajo cualquier parámetro ético, pero muy especialmente tratándose de un diputado. ¿Cuál ha sido la reacción del Partido Nacional hasta ahora? ¿Existe alguna relación o comparación posible entre estos hechos (el primero aún por dilucidarse) y el "caso Sendic"? Los nacionalistas quieren creer que no, al menos mientras no se expida la Justicia. Estamos, sin embargo, ante una situación idéntica en lo sustancial a la del exvicepresidente.
Está claro que el diputado Ezquerra incurrió en una "conducta inaceptable", como tipificara la de Sendic el Tribunal de Ética del Frente Amplio. Lo separan de Sendic al menos dos asuntos fundamentales: no involucrar su desempeño como legislador ni comprometer dineros públicos y, sobre todo, haber actuado con responsabilidad humana y política después del accidente del que es culpable.
Sin embargo, su partido y su sector deben dar una señal clara a la sociedad de que las cuestiones que están referidas a la conducta moral (la ética) no se limitan al accionar legislativo o político, sino que incluyen el respeto a las leyes y a ciertos criterios de decoro y prudencia.
Para eso no se necesita esperar ninguna sentencia ni resolución judicial porque el hecho está consumado y (a diferencia de los gastos con tarjetas corporativas de Sendic) no son discutibles ni discutidos. Los nacionalistas deberían tener presente que el Frente Amplio no esperó a la Justicia para poner en funcionamiento su sistema de contralor ético, ni aun tratándose del vicepresidente de la República.
Si así no lo hace, la ciudadanía tendrá derecho a pensar que todo lo actuado por sus representantes en las denuncias e investigaciones que involucran a los últimos gobiernos frentistas no se corresponden con idéntico celo ético cuando se trata de sus propios dirigentes.
La misma actitud debería adoptarse ya con Bascou, no por su situación penal (aún en ciernes) sino por la grave denuncia realizada por los ediles del Frente Amplio de Soriano, que acusan al intendente de comprar combustible para la comuna en su propia estación de servicio. De no hacerlo, deberían retirar a su representante de la comisión parlamentaria que investiga idénticos hechos en ASSE.
No es un asunto de cálculo electoral sino de valores. La sociedad recibe de sus líderes lo mejor y lo peor. No es conveniente que dude con respecto a la verdadera motivación de los dirigentes cuando señalan con el dedo a sus competidores. Mucho menos que participen del clima generalizado de lenidad y relativismo moral que tanto, y tan justamente, reprochan los nacionalistas a ciertas prácticas y prédicas frentistas.
Ganar o perder elecciones es circunstancial. Construir una sociedad robusta en sus valores éticos y su respeto a la ley, es una tarea trascendente y de todos los días.