Por Marina Glezer, actriz y activista argentina-brasileña
El jueves 1 de septiembre la vicepresidenta de la argentina electa por mayoría fue víctima de un intento de magnicidio.
Sus adversarios políticos vienen hostigándola a niveles exacerbados de violencia, en un ritmo acompasando con los medios de comunicación, con voceros casi hombres blancos cis hetero patriarcales veinticuatro horas ininterrumpidamente en diarios, radio y Televisión para el lado de atacarla o defenderla ella y su cuerpo siempre objeto.
Los discursos obsesos y repetidos escalan en los violentos que consumen redes y medios y pueden causar males extremos.
En estos momentos desde la oposición se arenga una violencia inusitada.
Para los ciudadanos de a pie que construimos integración cultura, el dolor que nos aqueja es muy fuerte.
En la región se escucha la llegada de los buitres entrando para hacer tronar el dolor de varias generaciones.
La gestión previa a la pandemia tomó una deuda tan enorme que hoy nuestro país no tiene reservas para la devolución de dicho préstamo y tampoco una oposición política democrática que abogue por el bien común y una movilidad social ascendente.
Es una persecución a ella como objeto y a lo que el movimiento amplifica. Les duele tanta entereza en una mujer.
Les corrompe el credo su coraje. Los vulnera y los aterra. Por eso quieren verla muerta
Pero en su condición de conducción de líder de superioridad heroica sale ilesa de milagro.
Y allí inmersos en la angustia de lo que hubiese sido la imagen de que no estuviera y el miedo disciplínante de una derecha que persigue, adoctrina , encierra y mata, salimos raudos al encuentro del amor.
De la mirada cómplice, de los abrazos y de las manos en alto por lealtad y por comprension de la memoria de cuando ella no era azotada y tenía pleno ejercicio de libertad para ejecutar las medidas para que esta violencia cese.
El pueblo la acompaña porque en el pueblo vive su amor.
Somos miles de ciudadanos y ciudadanas de Argentina que queremos construir la paz social de manera responsable. Con responsabilidad civil. Nos importa el otro, la otra.
Tenemos legado, futuro y destino, aunque intenten cortar todas las flores no podrán detener la primavera.
Esas ideas sostendremos porque político es sentir.