Tenía que suceder. La edad y la naturaleza son incontenibles. Nunca hablé con ella y conozco su imagen sólo por unas pocas fotos. Debe ser la foto más conocida, más emblemática, con sus ojos mirándonos a todos y a cada uno de nosotros, con su ropa fuera de tiempo. Esa mirada no necesita presentación. Hay fuego, hay pasión, hay noche, hay amor, hay distancia y desafío.
La semana pasada murió Idea Vilariño. Definitivamente se sumergió en la noche con su desnudez total. Es una ausencia extraña. No nos acompañaba todos los días, era un recurso, una posibilidad escondida en un estante, un pequeño volumen donde se podía "caer en el silencio sin objeto" y buscar una sabiduría imposible, helada. Un amor que no fue y nunca será. Su poema "Ya no" desgarra como la más cruel de las despedidas, de su amor imposible, de Juan Carlos Onetti.
¿Podemos ser uruguayos, conocer a los uruguayos, entendernos sin Juana, sin Delmira, sin Idea? ¿Sin sus afirmaciones, sin sus dudas, sin sus apasionados amores y odios? A Mario Benedetti le escribió: "Escribir poesía es el acto más privado de mi vida, realizado siempre en el colmo de la soledad y el ensimismamiento, realizado para nadie, para nada. A menudo, a la mañana siguiente me olvidé y pueden pasar meses antes de que encuentre esas líneas, el poema, escrito de una vez, aunque a veces escrito ocho o diez veces seguidas".
Fue una grande de la poesía de habla hispana. Grande no por la musicalidad de sus versos, sino por la profundidad de los sentimientos, por la fuerza en los sentidos, por ese rozar la muerte y el amor en un solo gran canto. Nos ayudó a bucear hondo en nuestras propias soledades. Y eso no tiene precio.
Escribió poesías, vivió pasiones y fue consecuente toda su vida. Cuba fue siempre su referencia y mantuvo su inocente y férrea admiración por la isla y por su revolución.
En su poema Epitafio escribió: "No abusar de palabras / no prestarle / demasiada atención. / Fue simplemente que / la cosa se acabó. / ¿Yo me acabé? / Una fuerza / una pasión honesta y unas ganas / unas vulgares ganas / de seguir. / Fue simplemente eso". Y aún más dijo en ese No sobre la muerte: "Quiero morir. No quiero / oír ya más campanas (...) Simplemente no quiero / no quiero oír más nada".
Lo más doloroso es que seremos nosotros los que no oiremos más nada nuevo de Idea.