El ministro Rodolfo Nin Novoa dijo ayer en Radio Oriental que ve "con cierta preocupación algunos acontecimientos que suceden en Venezuela y que no condicen con la excelencia democrática".
Nin Novoa también se mostró preocupado por la violencia con la que se detuvo al alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, las denuncias de torturas en las cárceles venezolanas (de las que habría sido víctima el dirigente opositor Leopoldo López) y la autorización para reprimir manifestaciones con armas de fuego, la que calificó de "un exceso, a todas luces".
El ministro recordó que la propuesta de Uruguay en la Unasur, pidiendo que la Cruz Roja entre a las cárceles venezolanas, fue respondida con el silencio.
Nin Novoa es el líder de Alianza Progresista, sector del Frente Amplio que integran la Democracia Cristiana, y que forma parte del Frente Líber Seregni junto al Nuevo Espacio. Estos partidos están vinculados a las internacionales democristiana y socialista, a las que pertenecen buena parte de los opositores venezolanos, entre los que se encuentran López y Ledezma.
Pero el ministro no se expresaría en estos términos sin la aquiescencia del presidente Vázquez. En este proceso de diferenciación y afianzamiento de su segundo mandato, nadie va tan lejos como el canciller. Las transformaciones incluyen también el desmantelamiento del sistema de embajadores políticos e itinerantes, al menos con la nómina y la amplitud con que lo utilizaron José Mujica y Luis Almagro.
Podrá alegarse que el decreto del Ejecutivo sobre el Fondes despertó más polémica, pero esta duró apenas unas horas y quedó suspendida hasta que comience su consideración parlamentaria. También hubo cierto chisporroteo entre la ministra de Educación, María Julia Muñoz, y algunos sindicatos del sector, que el oficialismo no controla íntegramente. En ambos casos el Ejecutivo tiene un horizonte complicado de discusión y negociación.
En materia de política exterior, en cambio, cuenta con un mayor nivel de autonomía con respecto a su bancada. Hasta ahora, las dos visiones que conviven en el oficialismo sobre la crisis venezolana y el socialismo tropical, marchan por caminos paralelos, aunque si el gobierno continúa por este rumbo, la colisión con el MPP, el Partido Comunista o el Pit-Cnt (valga la redundancia) llegará en algún momento.
La Cumbre de las Américas será un escenario dominado por el conflicto entre Estados Unidos y Venezuela. Quizás Uruguay juegue allí un rol más equidistante o independiente del eje bolivariano del que algunos de los sectores oficialistas quisieran, ahora que el precio del petróleo y la economía venezolana se derrumban.
Llegado el caso, habrá que ver si los grupos moderados del Frente Amplio seguirán guardando silencio y marchando al redoble de tambor del Partido Comunista y el MPP, o si el nuevo rumbo que le impuso al tema el canciller de Vázquez los anima a alzar la voz contra la creciente ola de autoritarismo y represión que azota al pueblo caribeño.