Parece claro que existe una operación definida que tiene por objetivo hacer creer a los votantes indecisos que Pepe Mujica es un candidato confiable; pero curiosamente no es confiable por sus posiciones o por su imagen, sino que es confiable porque dejará que otros gobiernen en su lugar.
La estrategia publicitaria también va en la misma dirección. Aparece un elenco de técnicos y dirigentes políticos, todos ellos astoristas derrotados en las elecciones internas y en el Congreso del Frente Amplio del año pasado, que aparecen como el equipo que se encargará de tomar las decisiones.
La consigna parece ser: “No se preocupen, muchachos que si gana Mujica, gobernará la misma gente que gobernó durante este gobierno”.
Entonces, ¿Por qué Mujica enfrentó a Astori y a Tabaré Vázquez para ganar la candidatura presidencial? ¿Por qué cuestionó la gestión al frente de la economía del Cr. Astori? ¿Para qué se generaron tantos conflictos internos en el Frente Amplio? ¿Por qué Mujica rechazó las condiciones que Astori planteó para aceptar la Vicepresidencia?
Solo un ingenuo puede creer que si gana Mujica gobernará Astori. Todos sabemos el poder que tiene un Presidente. Se puede hacer una operación de maquillaje en campaña electoral durante un mes. Se puede controlar al candidato y pasarlo de “cayetano” durante el tiempo de la campaña electoral. Pero no se puede controlar a un Presidente electo durante cinco años.
Si gana Mujica será él y su grupo los que gobernarán durante el próximo período de gobierno. Así lo ha elegido el pueblo frenteamplista y así ocurrirá en caso de que el Frente Amplio gane las elecciones. Lo demás es pura estrategia electoral orientada a “contener los daños electorales” que la presentación auténtica de su candidato genera en los sectores moderados que están dudando de acompañar esta nueva propuesta del Frente Amplio.
¿No les parece muy ilógico que después de cuarenta años de historia, dos sectores políticos tan organizados y fuertes como el MLN y el Partido Comunista ganen el poder y lo dejen en manos de sus rivales internos que fueron derrotados en las urnas?
Esto es más o menos lo mismo que suponer que si gana Lacalle van a gobernar los wilsonistas.
En este país las elecciones internas de junio determinaron que en cada uno de los tres partidos han triunfado las posiciones de los extremos políticos.
Entre los blancos triunfaron los herreristas y no los wilsonistas. Entre los colorados ganó Bordaberry y no los batllistas. Y en el Frente Amplio fueron derrotados los seregnistas y se impusieron los sectores más radicales.
Por más publicidad y maquillaje electoral que se haga, estas son las realidades que se imponen porque, como decía el Gral. Seregni, “los hechos son porfiados”. A no engañarse, si gana Mujica gobernará Mujica y su barra.
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