En el tercer capítulo de la última temporada de House of Cards, el candidato a la presidencia Will Conway realiza una sesión online en respuesta a preguntas de los ciudadanos de 24 horas sin interrupciones.
El contrincante del Presidente Frank Underwood, en la serie de ficción política que marca una época por formato y contenido, hecha mano a un recurso de comunicación que se adapta, por su edad y perfil, perfectamente a su figura forjada desde la gobernación de Nueva York. Lucha, se cansa, resiste y apoyado por su esposa, finalmente logra soportar las 24 horas de transmisión online y contacto directo con todos y cada uno de los estadounidenses que quiera hacerle una pregunta.
De cara a las elecciones federales del 24 de septiembre próximo, la canciller alemana Angela Merkel se reunió con cuatro ´youtubers´[1] para responder a todas aquellas inquietudes que tuvieran estos representantes de una generación no sólo lejana a la mandataria sino también a las tradicionales estructuras de la política partidaria. En una transmisión de una hora, que contó con una audiencia de 56.000 seguidores, los jóvenes preguntaron desde cuál era su emoji favorito hasta su posición sobre el matrimonio homosexual, la crisis de refugiados, la justicia social o los escándalos de la industria automovilística.
Más allá de dejarnos saber que Merkel prefiere la carita sonriente, y que lo acompaña con un corazoncito "si es algo muy bueno", la nota al igual que la transmisión de 24 horas de la ficción muestran las herramientas que los políticos utilizan para acercarse a los nuevos espacios de circulación discursiva en el mundo online.
Desde su cuenta de Twitter, Frank Underwood (@FrankUnderwocd) opina, interpela y acorrala a políticos de la vida real al impulso de los hechos de la agenda política. Su blanco favorito, por mérito propio, es su colega el Presidente de Estados Unidos Donald Trump. Desde la autoridad moral que le otorga habitar el más oscuro espacio de la política en la ficción, ésta cuenta se permite generar pequeñas joyas comunicacionales que ponen al primer mandatario estadounidense, (el de la realidad que es Trump por paradójico que parezca) a la altura de un personaje desalmado, asesino, operador, manipulador y capaz de todo con tal de alcanzar y mantener el poder.
Esta licuadora en la que se mezclan realidad, ficción, contenidos y formatos, presidentes y personajes arroja una mirada particular sobre el tipo de relación que tienen los ciudadanos con la política hoy en día.
Desde esa misma cuenta de Twitter, el Presidente en la ficción se ha sumado al mayor movimiento político a través de las redes que ha tenido la región en los últimos meses: el reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado en la República Argentina.
Este movimiento, analizado rigurosamente en un artículo de Revista Anfibia por Natalia Aruguete y Ernesto Calvo[2], demuestra el grado de movilización que puede alcanzar una causa impulsada por los ciudadanos pero también demuestra cómo los gobernantes tienen una escasa capacidad de reacción cuando la agenda que se construye en las redes no responde a sus propios intereses en la agenda pública.
La política hizo y hace un gran esfuerzo por interpretar el nuevo paradigma comunicacional destinando equipos e inversiones a tener presencia (e incidencia) en la agenda ciudadana, construida desde las redes. Diferentes casos a nivel mundial demuestran que este espacio de reivindicación social, de interpelación, pero también de cercanía con los políticos es mucho más fructífero desde la oposición que desde el oficialismo.
El caso Maldonado pone contra las cuerdas, en las redes sociales, a un partido y a una serie de políticos (antes opositores y ahora gobernantes) que construyeron su mantra comunicacional desde estas plataformas.
Según un estudio realizado por Mario Riorda "En América Latina, nueve de cada diez mensajes de los ciudadanos no son correspondidos con una respuesta (de los gobernantes). Analizando la actividad de la totalidad de los gobernadores argentinos en Twitter, por ejemplo, la interacción de cualquiera de ellos con sus ciudadanos a lo largo de un mes (abril de 2016) fue de 0% ."[3]
La comunicación se utiliza desde las redes como herramienta de proyección y no de interacción. Un partido que construyó su imagen desde la cercanía, con el Presidente, los ministros y gobernadores caminando las calles con timbrazos o haciendo llamadas telefónicas personales a los ciudadanos (otrora electores) no puede o no sabe gestionar el reclamo social a través de las mismas redes que lo llevaron al estrellato. No hablo con esto de la cuestión de fondo, que es un tema de gestión de la seguridad, los derechos humanos y la justicia, sino del manejo comunicacional sinuoso de una temática de clamor social.
Este es un ejemplo extremo dónde los gobernantes, antes habilidosos usuarios de las redes y sus formatos, se ven interpelados por una realidad que los desborda.
Resulta, en este contexto, por lo menos inentendible la aparición del Presidente Macri, al twitear sobre un tema de derechos humanos, pero no de Argentina: la prohibición impuesta por el régimen venezolano de salir del país a la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori. Es posible que haya una estrategia detrás, pero no parece responder a la lógica de la comunicación política actual.
La interacción es la clave de la relación político-ciudadano. Pero esto no es nuevo, es un comportamiento que llevó, mucho antes de la irrupción de las redes, a los grandes caudillos del continente a caminar sus países y escuchar a sus pueblos. Después hubo un tiempo en el que la política se movió hacia los medios y los ciudadanos fueron tomados como meros receptores de las temáticas que la agenda político-mediática iba proponiendo. Hoy con ciudadanos empoderaros mediática y tecnológicamente, esta interacción no puede circunscribirse únicamente a los temas que plantean las autoridades porque sino estaremos replicando aquellas viejas prácticas en estos nuevos paradigmas.
Los gobiernos corren el riesgo de generar monólogos en la era de los diálogos, relegando a las redes a una ficción de interacción, solamente utilitaria a los momentos favorables en la opinión pública.
[1] Video Original en Alemán: https://www.youtube.com/watch?v=Uq2zIzscPgY
[2] Natalia Aruguete y Ernesto Calvo: Una voz imposible de callar: ¿Dónde está Santiago Maldonado? http://www.revistaanfibia.com/ensayo/una-voz-imposible-callar-donde-esta-santiago-maldonado/
[3] Mario Riorda: Redes sociales para gobernar: Una mirada de América Latina http://nuso.org/articulo/redes-sociales-para-gobernar/
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