Ahora opino por la más libérrima de mis libertades. No tengo más responsabilidades en campaña de ningún tipo. Asumo todas las responsabilidades que me corresponden en esta derrota de Danilo Astori. Y lo hago porque sigo convencido que era el mejor candidato para ganar en octubre y para gobernar en marzo. La vida lo dirá y yo voy a trabajar para que mi teoría sea profundamente equivocada.

No voy hacer ningún balance hasta que mis opiniones no influyan en la batalla con la derecha hacia octubre. No está todo dicho, faltan cuatro meses y ahora la prioridad absoluta para mí es evitar que gane la restauración blanca y colorada. Que el domingo dio un paso muy grande.

Lo primero que tiene que hacer la izquierda es mirar la realidad y no vendernos tranvías, de lo contrario el tren completo nos los tendremos que comprar en noviembre. Voy a dedicarme a dos temas que me preocupan como parte de la salud republicana y democrática.

Comencemos por una augusta institución: la Corte Electoral. Son las 18 horas del día lunes 29 de junio, han transcurrido más de 22 horas desde el cierre de las mesas en las que votaron menos del 50% del padrón electoral y trato, desde hace horas, de tener información oficial sobre resultados parciales o totales de las elecciones, y la Corte Electoral no proporciona un solo dato. La página web en Internet está fuera de servicio. Es una verdadera vergüenza. No sucede ni en el más remoto y pobre país de África.

Los integrantes de la Corte Electoral - todos con cara de próceres - saldrán a explicar lo inexplicable. Antes, cuando no había computadoras, ni había celulares, no había Internet y ni siquiera encuestadoras, algunas horas después de cerrar las mesas comenzaban a afluir de manera constante los datos oficiales de un número creciente de mesas y en la mañana se tenían los datos del conteo de los votos. Ahora, si no fuera por los adelantos de "boca de urna", la espera sería insoportable y peligrosa. La Corte logró un gran éxito: privatizó los escrutinios.

Van 22 horas de cerradas las mesas y no sabemos cómo se distribuyen los votos en los departamentos, cuál fue el nivel de participación, cuántos votos obtuvo cada partido, cuántos votos cada candidato, ni que hablar los votos de los partidos y las listas. Nada de nada. Y ni siquiera se han dignado los eméritos y eternos miembros de la Corte a distribuir un comunicado informando de las razones y de los plazos. Se sienten dueños y señores de la información, son un factor de ineficiencia y de incapacidad peligroso.

Por suerte en el Uruguay somos pacíficos, aceptamos los informes privados y a nadie se le ocurre reclamar eficiencia, de lo contrario estaríamos en serios problemas. Eso sí, la Corte y sus voceros son de una locuacidad impresionante.

Y conste que en un anterior artículo afirmé que el sistema electoral uruguayo es de los más seguros del planeta. Y ahora de los más lentos. Y una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Hablemos de las grandes protagonistas de las elecciones, cada vez más y más, pero mucho más... No todas las encuestadoras tuvieron igual suerte. Factum le pegó, se arriesgó y adelantó los resultados. Lo grave es que todas se equivocaron en cosas muy importantes, unas más y otras menos.

Cifra y Equipos Mori se disputan las palmas de los horrores. Comencemos por dos errores garrafales y que tienen directa relación con la campaña. Las encuestadoras predijeron, fotografiaron, afirmaron o como quieran llamarlo que iría a votar más del 50% de los inscriptos. Incluso se manejaron cifras que iban de 1:200.000 votantes hasta 1:485.000 votantes. Fueron a votar 1:148.133 (datos del martes) faltan algunas mesas de Canelones. Esto equivale al 44% del padrón.

En este caso se trata de todo el universo de los encuestados y es a ese universo que corresponde el margen de error que anuncian en sus informes. + o – 2.5 o 3.5% pues se han equivocado nada menos que el 10% de sus previsiones. Algunos incluso más. Un poco demasiado....

La explicación de que la gente no dice efectivamente lo que piensa hacer, no puede ser un argumento, porque con ese criterio ¿por qué le creen a la gente cuando dice a quién va a votar? Tampoco sirve la cantinela que como son elecciones con voto no obligatorio hay mayor margen de error. Hay muchos países donde esta variable existe y los errores nunca alcanzan estos niveles de desastre, están dentro de lo razonable. Esta es la tercera elección interna, ya podrían haberse puesto al día.

Pero hay un error mucho más grave, porque además tiene un impacto político mucho más fuerte: es el nivel de participación de cada partido en las propias elecciones internas. Allí los errores fueron explosivos. Todas, sin faltar ninguna de las encuestadoras dieron que el Frente Amplio tendría una cómoda ventaja sobre los votantes del Partido Nacional. Y nos referimos nuevamente a todos los encuestados. Es más, anunciaron a los cuatro vientos que eso no podía tomarse como un adelanto de octubre ¿lo recuerdan?

Sin embargo los resultados muestran algo muy diferente, totalmente diferente. Hubo abstención, pero además no se repartió en forma pareja, los que más se abstuvieron fueron los frenteamplistas. El nivel más bajo previsto era que el 49% del total de votantes el pasado domingo sería del FA y Equipos y Cifra hablaban directamente de más del 55%. Votamos el 41.18%, teniendo tres precandidatos, contra el 43.4% del año 2004 con un solo candidato. Como se puede ver el error es del orden del 15%.

Ahora, ustedes ¿escucharon alguna explicación, alguna disculpa, o una cerrada defensa corporativa del gran e imprescindible papel que juegan los oráculos? O como dicen en un canal televisión "con el incuestionable asesoramiento" del director supremo de una de las mayores encuestadoras. Pues el cuestionamiento le vino nada menos que desde la realidad.

El único que predijo claramente antes de las elecciones que la participación prevista de frenteamplistas estaba bajando fue Factum. Y bajó al 49%, la zambullida fue mucho mayor. Preguntita ¿qué hubiera pasado si los ciudadanos frenteamplistas hubieran sido informados a tiempo que existía la posibilidad de que los blancos nos ganaran en las internas de junio? ¿Nada?

Considerando que uno de los temas principales de la campaña fue quién tenía las mejores condiciones para ganar las elecciones de octubre al Partido Nacional, hasta nosotros los ignorantes, los que no sabemos nada de encuestas y nos dejamos deslumbrar por las luces de la sabiduría estadística y de la politología, podemos intuir que podría haber tenido alguna influencia en la campaña. Por siempre nos quedaremos con esa duda, mientras los grandes gurús nos seguirán iluminando.

También dentro de los partidos las diferencias fueron notorias. ¿Es lo mismo que durante cuatro meses te fotografíen una diferencia de 20 o 30 puntos entre el primero y el segundo y luego, el día de las elecciones comprobar que la diferencia es la mitad? Cifra dio a Mujica el doble de votos que Astori en su última encuesta y vaticinó que sólo un "cataclismo excepcional" podía cambiar la situación. Más allá que cataclismos normales no se conocen ni siquiera en política, y no se produjo ninguno en el territorio oriental, lo que sí podemos comprender los paganos de la gran ciencia de la predicción es que la fotografía que sacaron durante cuatro meses tenía el lente un poco defectuoso, porque al final Mujica no sacó ni de cerca el doble de los votos de Astori. (52 % a 39.7% y Carámbula 8.3%)

En el caso de Montevideo los horrores son todavía más evidentes, Mujica sacó el 47.2% Astori sacó el 43.9% y ninguna de las encuestas se aproximó siquiera a este resultado. Ni cerca.

No me vengan con la monserga de que es sólo una fotografía, porque cuatro o cinco fotografías una detrás de otra son ya una película. Y la película les salió chanfleada. Y siempre para el mismo lado. Para no hablar los papelones de los bocas de urna y las encuestas telefónicas del día de las elecciones.

Si hay una plata que me arrepiento profundamente de haber gastado en esta campaña, es haber comprado algunas de las encuestas de intención de voto. No todas.

Una última palabra para algunos politólogos, esos que nos marcaron el certero camino de que si llevábamos varios candidatos en las internas los frenteamplistas teníamos garantizado el camino al paraíso electoral. Pues bien, se ve que sus herramientas científicas no son muy precisas, porque con tres candidatos sacamos menos votos y un menor porcentaje que hace cinco años, con un solo candidato. Y un nivel de abstención en los baluartes tradicionales de la izquierda muy altos. Es que ha llegado el momento de diferenciar en serio la política de la politología. No es lo mismo ser comentarista y relator de fútbol que embarrarse en la cancha. Y si quieren hacerlo, adelante y a no esconderse detrás de los "magíster".

Para no hablar de las estructuras del FA que en el VI Congreso votaron el 71.15% de los delegados presentes a Mujica, que en las elecciones sacó el 52%; el 42.50% del congreso votó a Carámbula que el domingo no alcanzó el 8.3% de los votos; y el 23.77% del congreso votó a Astori que superó el 39.7 % de los votos. Algo no funciona. Y ni que hablar la representación en los delegados, La 1001 que en las internas no sacó ni siquiera el 5% de los votos tenía más de un tercio de los delegados al Congreso.

Y a los que no les gusta mirar la realidad fría y cruda de los datos, siempre se pueden refugiar en aquella sabia máxima visigoda: con los ojos vendados los tropiezos son fatales.

Como independiente me voy a concentrar en un solo objetivo, evitar que gane la restauración en octubre o en noviembre.