No esperaron un instante para desnudar sus intenciones, las verdaderas, las que piensan aplicar si ganan las elecciones. Es más fuerte que cualquier prudencia, les sale del alma profunda de conservadores. Uno propuso así, en directo, sin anestesia que volverá a impulsar nuevamente a Uruguay como plaza financiera. Para más datos Luis A. Lacalle.
Nadie lo obligó, ningún periodista lo indujo con sus insistentes presiones, no fue en medio del calor de un debate, lo propuso a los cuatro vientos y por iniciativa propia. Luego de la crisis del 2002, de los bancos “basura” y los banqueros todavía más basura que fueron un factor fundamental para hundir el país y eran la base de la plaza financiera, Lacalle lo vuelve a proponer.
Hoy en el 2008 cuando el mundo está sumergido en la peor crisis financiera y bancaria que tiene las mismas raíces de la desregulación, de la especulación financiera como centro del mundo global, Lacalle vuelve a proponer que Uruguay sea una plaza financiera. Hay que reconocerle que es transparente y tenaz en sus horrores, en su visión del país, en su perseverancia para transitar las sendas del desbarranque nacional.
Pero la corta memoria no quedó reducida al ex presidente que “vivía mejor” sino que todo el coro conservador aportó lo suyo. Ya están anunciando que harán un ajuste fiscal. Ellos, los generosos, los que nos taparon con un impuesto sobre otro impuesto ahora anuncian que si ganan las elecciones no tendrán más remedio que aplicar un ajuste fiscal. Se terminó el recreo señores, empezaron a decir la verdad, van a anular el IRPF para volver a una batería de impuestos a los sueldos, jubilaciones y a todo lo que camine, vuele y nade en el país. ¿O nosotros tampoco tenemos memoria?
¿Y la mayoría de la izquierda? Se calla. Sólo se escuchan algunas voces aisladas. Estamos aletargados en los líos internos, mirando encuestas, cuidando asientos.
Yo trato de rescatar lo mejor de los nuestros, aunque a veces los critique, es parte de la pluralidad del Frente, pero ahora se trata de otra cosa, de que estamos entumecidos, tenemos los reflejos herrumbrados y poniendo en peligro todo lo que hemos logrado, lo que ha logrado el país.
Buenas preguntas
¿Será la confusión? En todos estos meses yo me pregunté muchas veces como era posible que una de las principales figuras de la izquierda, de las más populares tuviera tantos cambios de opinión, transmitiera tantas dudas y contradicciones y eso no lo afectara en el respaldo ciudadano. Antes en la izquierda una cierta constancia y una línea recta, era una virtud, ahora el zigzag da grandes resultados políticos. ¿ Por qué?
Porque Mujica expresa dudas reales, transmite en forma creíble sus propias preocupaciones y tribulaciones y la gente siente que son parte de una reflexión muy compleja, no sólo política sino humana. Yo voy a tomar de esa reflexión algunas preguntas que formuló esta semana y que me parecen fundamentales.
Mujica dijo para decidir en materia de candidaturas se va a preguntar que es lo mejor para el país y para el Frente Amplio. Esa fue la base y la constante en la vida del Frente, en las circunstancias difíciles, hacerse esas preguntas, en ese orden, incluso durante la larga noche de la dictadura. Y eso nos cambió a todos para ser muchos mejores que la simple suma de los grupos y partidos.
Cuando Mujica a continuación dice que ante la crisis mundial que se ha desatado y que sin duda llegará al país, Astori es lo mejor que la izquierda le puede aportar al país para afrontar este nuevo escenario, pero no para replegarnos solamente, para ajustar los gastos sociales como propone a coro la derecha, sino para seguir cambiando y aprovechar las múltiples oportunidades que se abren. Esa es otra de las respuestas que corresponden a lo mejor de la izquierda.
Cuando elegimos a Liber Seregni en 1971 como conductor y como candidato ¿expresaba la mayoría de las fuerzas políticas que integraban el Frente? No, pero era la figura que mejor conectaba a la izquierda con la Nación y con el conjunto de la sociedad, la mejor respuesta para un periodo muy duro y difícil que afrontaría el país. E hicimos muy bien en aceptar la genial propuesta de Zelmar Michelini. La historia lo demostró.
Ahora estamos una vez más ante un dilema similar, ¿debemos mirar hacia adentro o hacia nuestra relación con la sociedad y con nuestros proyecto en estos momentos? Y la respuesta de Mujica fue la correcta, para estos tiempos tenemos el candidato justo, Danilo Astori. No sumando porcentajes, cargos, especulaciones, sino mirando nuestra historia y el destino del país.
Astori-Mujica no son sólo una excelente fórmula electoral, si pensamos en grande y con mirada de futuro, sino que son una excelente equipo de gobierno. Uno como ejecutivo y conductor del Poder Ejecutivo, pero el otro como el que aporta una dosis de preguntas incomodas, de dudas, de irreverencias con el poder. De golpes de agua helada y caliente para no dormirnos en los arrullos del poder.
Entre todos los estamos desgastando. Hay que leer todas las encuestas: el presidente Vázquez tiene el 67% de aprobación de su gestión y el FA con el entrevero y el mal manejo del tema de las candidaturas y algunas otras cosillas tiene el 42% de intención de voto. ¿No valdrá la pena preguntarse si no llegó la hora de definir sin traumas y con grandeza la formula guiándonos por la pregunta de Mujica? ¿Hoy, que es lo mejor para el país y para el FA?
Esa es la única “barra” que nos debe importar a todos. El Tsunami llegará, pero no es por miedo que tenemos que decidir, sino por valentía, porque el mundo que está emergiendo será mucho más revuelto, más complejo, más lleno de peligros y de oportunidades. Si de oportunidades. Incluso nos dará la oportunidad de preguntarnos cual es el destino del capitalismo, mal que le pese a Sanguinetti.
Uruguay puede y debe consolidar su proyecto nacional y avanzar en medio de este vendaval. No se trata de tamaños, se trata de coherencia, de ideas claras y de confianzas. Y nosotros – este gobierno. su presidente actual y el próximo – tiene todas las cartas en regla para pedir la confianza de la gente. Pero para ello debemos confiar en nosotros mismos.
Del otro lado están “ellos”, tan uruguayos como nosotros, pero con una visión del país totalmente diferente, diametralmente diferente, donde la estabilidad social no es prioridad, donde hay lugar para plazas financieras y ajustes fiscales y para volver a todas las impunidades.