En materia institucional y política el Uruguay tiene algunas materias pendientes y que tienen especial importancia para la izquierda, una de ellas es elegir un presidente de la República nacido y crecido en su gestión y su actividad política y profesional en el interior del país.
El único presidente nacido en el interior, concretamente en Pando, Canelones, que en su primera presidencia fue elegido normalmente, fue Máximo Santos. Todos los demás que ocuparon esa posición en la primera magistratura y no nacieron en Montevideo, fueron dictadores, Gregorio Álvarez (Lavalleja), Aparicio Méndez (Rivera), Pedro Demicheli (Rocha).
¿Tiene alguna importancia? Si consideramos que una visión más amplia de los temas pendientes en el Uruguay es profundizar la descentralización, tanto económica, social, como institucional, como una de las bases de un renovado Proyecto Nacional que aproveche adecuadamente todas las potencialidades del territorio y de su población.
Considerando que somos el país más macrocéfalo de toda América Latina y uno de los más concentrados en su capital de todo el mundo, y que si ampliamos a la zona metropolitana ese desbalance es todavía más acentuado, podremos valorar la importancia de que se produzca un cambio tan importante, como que el futuro presidente del país, sea nacido y haya hecho su experiencia profesional (como docente) y política durante 20 años en Canelones, en el interior.
Canelones tiene además algunas particularidades únicas. Se puede afirmar que resume todas las realidades nacionales en su territorio a nivel agropecuario, de los pequeños y medianos productores, de la industria, de la tecnología, de los servicios, en especial el turismo.
Su propia historia, con la Batalla de Las Piedras, fue el primer triunfo importante de José Gervasio Artigas al mando del ejército patriota de la Junta Grande de las Provincias Unidas del Río de la Plata en el territorio de la Banda Oriental. En ella venció a las fuerzas realistas del gobernador de Montevideo y nuevo virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, a media tarde del 18 de mayo de 1811.
El 27 de enero de 1816 por decreto del Cabildo de Montevideo refrendado por Artigas se crea el departamento de Canelones, uno de los primeros seis en que se dividía la Provincia Oriental. La primera batalla contra la ocupación colonial se dio precisamente en Las Piedras, en Canelones.
Es el departamento que en los últimos 20 años ha tenido el mayor desarrollo a todos los niveles y en sus diferentes regiones.
La descentralización es una de las claves de un proyecto nacional realmente progresista, de vanguardia, que no se limite a reptar en un lento crecimiento, ni económico ni social, ni educativo, ni cultural ni en la atención a la salud.
Un presidente de la República con una vasta experiencia de gobierno en el interior, con excelentes resultados en su gestión, con 69% de apoyo y solo 19% de rechazo, según la última encuesta de la empresa Cifra realizada con una muestra completa y representativa del departamento y con un saldo positivo de +50%, el más alto del país, muestra una valoración de la gestión de gobierno muy clara por parte de sus habitantes, donde el apoyo al gobierno departamental es muy superior a los votos que obtuvo en las elecciones del año 2020.
No hay nadie que pueda opinar con más propiedad sobre un gobierno que sus habitantes, sobre todo cuando se trata de una opinión mayoritaria en cualquiera de las regiones en las que está dividido el departamento.
No es solo una opinión – que ha sido constante y creciente – sobre la gestión, es también sobre la capacidad de relacionarse con la gente, recoger sus opiniones e inquietudes y transformarlas en acciones políticas y de gobierno.
Un intendente que logró el apoyo más amplio que su propia fuerza política para un fideicomiso que le permitió realizar un exigente plan de obras y de mejora de los servicios, pero que además mostró una forma de relacionarse con los municipios, presididos por representantes de diversos partidos que es una base esencial para entender la verdadera y profunda descentralización.
Si la posibilidad de que Uruguay tenga un presidente del interior es ofrecida nada menos que por la izquierda, es un cambio político y cultural de gran significado.
No existe en esta disputa electoral ninguna otra posibilidad, de ningún otro partido, de que un representante del interior llegué a ocupar la primera magistratura; solo tiene chances Yamandú Orsi.
Esa materia pendiente fundamental para el país de la descentralización, un paso superior de la que se produjo en estos años, desde el apoyo del gobierno nacional durante los 15 años del gobierno del FA, en la educación con la construcción de decenas de liceos y escuelas, la ampliación de la Universidad de la República con sedes en diversos departamentos, la creación de la UTEC, los nuevos procesos culturales y artísticos, están reclamando un salto de calidad, no para ganar las elecciones principalmente, sino para algo mucho más importante, para construir un gobierno abierto a todo el país, a todas las experiencias y con una particular sensibilidad sobre esas sensibilidades.
La rotación entre partidos se ha producido, pero tenemos pendiente la rotación natural con un presidente de la República del interior del país.