Contenido creado por Gonzalo Charquero
Alejandro 'Pacha' Sánchez

Escribe Alejandro Sánachez

Opinión | Un gobierno honesto

El llamado a la honestidad es un llamado a la reflexión de nuestra fuerza política en particular y a todo el sistema político en general.

13.08.2024 16:47

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2024-08-13T16:47:00-03:00
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La Convención del Frente Amplio tuvo lugar el pasado 3 de agosto, un espacio en donde los y las militantes nos reunimos para definir el presente y futuro de nuestra fuerza política, que viene siendo desde hace unos cuantos años la más votada del país. Votamos la fórmula que quedó definida la misma noche de la elección, fuimos a levantar la mano para reafirmar nuestra decisión y, sobre todo, la convicción de que la fórmula Orsi-Cosse es la ganadora en octubre.

En el marco de la Convención, Yamandú Orsi habló fuerte y claro para los y las frenteamplistas que estábamos ahí. Incluyó varios conceptos que van a ser la guía de la campaña y en el próximo gobierno: soberanía, solidaridad, desarrollo e igualdad con la honestidad como marco ético.

Sabemos que la honestidad no es un valor que sea propiedad de una sola colectividad política como tal, de la misma forma que la corrupción no es una característica que define a todo un gobierno. Promover la honestidad como carácter principal de un futuro gobierno no tiene como objetivo señalar los casos de corrupción de este gobierno. No vamos a generar una competencia sobre quién es más o menos honesto, pues, en definitiva, la ciudadanía ya hizo un juicio y tomó medidas con respecto a nuestro gobierno y lo hará, si así lo considera, con respecto a este.

El llamado a la honestidad es un llamado a la reflexión de nuestra fuerza política en particular, y a todo el sistema político en general, por el compromiso que asumimos frente a nuestra ciudadanía que nos confiere el poder de administrar la cosa pública; ni más ni menos que sus dineros y sus expectativas apostando que haremos un buen uso de ellos.

Pero la honestidad no será un valor únicamente en caso de llegar al gobierno. Es también un compromiso para la campaña: ser sinceros y auténticos con las propuestas que realizaremos, pero fundamentalmente con las limitaciones y restricciones que, como todo, tenemos. No formulamos propuestas irrealizables sólo para captar algunos votos: la esperanza de nuestro pueblo no puede ser un botín electoral. Cada propuesta y cada acción del gobierno debe estar pensada para mejorar la calidad de vida de la gente y, fundamentalmente, la de las familias más postergadas en nuestro país, y no podemos tomarlo a la ligera ni creer que pueden desvanecerse al terminar la campaña.

La honestidad es, en la política, el pilar esencial en el que descansa una democracia y un sistema político en tanto la calidad de la democracia se basa fundamentalmente en la credibilidad de los representados y representadas en sus representantes. Vivimos en una era donde la credibilidad de la política está fuertemente cuestionada, en parte porque la distancia entre las expectativas de los y las ciudadanas y las posibilidades de la política de satisfacerlas han crecido.

A su vez, las redes sociales han jugado un papel muy importante y, en lugar de democratizar la información y formación, se han encargado de segmentar a las sociedades en grupos y reafirmar sus propios prejuicios y opiniones. Esto puede traer como resultado la irrupción de los “outsiders” gobernando países, es decir, la sustitución de los partidos políticos por personas representando solamente intereses de los grupos de poder.

Todo esto alimenta el crecimiento de la famosa “grieta” que en nuestro país es ficticia aún, pero no está escrito en piedra que no vaya a ocurrir. Por eso le proponemos a nuestro pueblo que elija un gobierno honesto.

El gobierno que viene deberá impulsar instrumentos más firmes para perseguir a la corrupción, condenar y evitar el enriquecimiento ilícito y el lavado de activos y, sobre todo, esclarecer el financiamiento de los partidos políticos. Hay dos líneas de trabajo sobre ello: la modificación y promulgación de leyes por un lado, y, por otro, el fortalecimiento de los organismos dedicados al control, prevención y represión de los delitos como la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep), la Corte Electoral, el Tribunal de Cuentas, la Aduana y la Administración Nacional de Puertos (ANP). Además, es fundamental aumentar las potencialidades de investigación para la Policía Nacional y la Fiscalía.

De todas formas, podemos hacer mil leyes e incrementar los controles en un mil por ciento sobre las estructuras del gobierno, pero los que actúan son los hombres y mujeres a través de las instituciones. Por lo tanto, sin hombres y mujeres honestas, no hay gobierno honesto, pues “nada podemos esperar sino de nosotros mismos”.


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