El primer argumento para combatir la acusación a Israel de ser un Estado apartheid-reiterada recientemente , entre otros, por la organización Amnistía Internacional- podría ser estrictamente formal, recordar que en Sudáfrica, donde nació el nefasto concepto de apartheid, existía un sistema paralelo de leyes y una explícita discriminación de la población negra, que en Israel simplemente no existe respecto a los árabes. Ni los árabes ciudadanos de Israel ni los palestinos de los territorios en disputa tienen prohibido subir a un ómnibus con ciudadanos judíos. Es tan ridículo que hasta nos resulta increíble que haya que escribirlo. Que los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza no puedan entrar a Israel a voluntad, es otro tema, derivado del conflicto y los problemas de seguridad. Pero quienes entran y reciben por ejemplo tratamiento médico en un hospital israelí, recibirán exactamente el mismo trato que otros pacientes.
Pero más allá de los mil ejemplos que podríamos dar para rebatir las infundadas acusaciones de apartheid contra Israel, ofrecemos ante todo un testimonio particular, de una persona que tiene bien claro qué significa apartheid, porque lo vivió. Es oportuno recordar una entrevista que realizamos hace pocos años en Jerusalem al Reverendo Kenneth Meshoe, fundador y líder del African Christian Democratic Party, que había llegado a Israel a un congreso de parlamentarios.
El Reverendo Meshoe, nos dijo ante todo : "yo amo a Israel con todo mi corazón y haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarlo y defenderlo de quienes lo odian, porque sé cuál es su realidad".
Preocupado por el hecho que hay precisamente quienes odian a Israel, comentó que "siempre desafío a quienes temen decir abiertamente lo que yo no tengo reparos en decir, que estoy con Israel". "Nadie tiene derecho de negar a ninguna nación el derecho a existir y de vivir en fronteras seguras y reconocidas", recalca, y llega al punto central: "Quienes dicen que Israel es un Estado apartheid, está mintiendo. Yo sé muy bien qué es apartheid. Crecí en ese régimen. Y veo claramente aquí que todo lo que nosotros no podíamos hacer en Sudáfrica bajo apartheid, árabes y judíos sí pueden hacer en Israel".
Él no tiene duda: "Cuando hablan de apartheid, simplemente quieren provocar e incitar las emociones de la gente. Pero quienes lo dicen, faltan a la verdad porque en Israel no hay apartheid. Si lo hubiera, yo no vendría todos los años. No lo haría porque apartheid es algo terrible, muy doloroso.Y yo no podría defender ningún mal".
Y agrega: "Amo a Israel porque su pueblo es maravilloso y ama a otros.Yo veo lo que hacen aquí los servicios de salud pública, el servicio de urgencia Magen David Adom, propio de un Estado democrático, el único de Oriente Medio. Lo que hay desde afuera no es conocimiento de la realidad, sino propaganda anti israelí".
Y da algunos ejemplos por qué es imposible comparar entre Israel y el régimen de apartheid en el que él vivió.
"No podíamos comer con un blanco, no podías ir a la playa en la que había blancos, no podías ir en el mismo autobús con blancos.Y aquí en Israel siempre veo a judíos y árabes en los buses y en el tren. En las escuelas también puede haber docentes árabes que enseñan a alumnos judíos y viceversa. Eso jamás se habría visto en la Sudáfrica del apartheid. Habría sido un crimen. Y claro que en los hospitales todo eran tan distinto de Israel. Había hospitales para negros y hospitales para blancos.Y si uno quería ir a un médico particular, tenía un problema, ya que no muchos estaban dispuestos a atender negros.Y si ibas a una clínica, debías pasar por una puerta trasera, para que los pacientes blancos no te vean ya que de lo contrario abandonarían a ese médico.Terrible. Y absolutamente distinto de Israel".
Le preguntamos de dónde viene su amor a Israel.
"Soy cristiano y sé de dónde llegó la fe cristiana. Pero además, creo en la Justicia. Y si alguien quiere matar a esta nación, yo la defenderé. También si quisieran hacerlo con otra nación. Y tengo bien claro que Israel está amenazado. Los iraníes dicen todo el tiempo que quieren borrar a Israel de la faz de la Tierra. Por eso creo que es mi responsabilidad apoyar a Israel".
Y agrega: "Esto yo lo creía ya en Sudáfrica, antes de venir a Israel. Y cuando vine, vi la realidad, tal cual la imaginaba. La primera visita fue hace 10 años y desde entonces vine 21 veces. La primera vez fui a escuelas, a hospitales, a la playa, subí a los autobuses, todo para cerciorarme de que veo lo que realmente ocurre en la vida diaria.Quería estar seguro de que aquí no había apartheid".
Y la realidad le alegró. "Me subí a los autobuses y vi judíos y árabes viajando juntos. Vi judíos y árabes en las playas. En Sudáfrica teníamos prohibido ver a una mujer blanca en bikini. Vi blancos y negros juntos aquí, y judíos y árabes, y me dije:´nos están mintiendo, en Israel no hay apartheid´".
El problema, claro está, es que a quienes acusan a Israel de apartheid, no les motiva ni la verdad ni la defensa de los palestinos, sino la demonización de Israel. Si les importara el destino de los palestinos, dedicarían a condenar al terrorismo al menos la centésima parte del tiempo que dedican a condenar injustamente a Israel.