Es cierto que cada uno juega su papel político y “empresarial”, pero es bueno analizarlo, discutirlo, colocarlos en el funcionamiento de nuestro sistema político y en la capacidad de respuesta de la izquierda.
Desde hace unas semanas en coincidencia con la pérdida de iniciativa del debate político por parte del gobierno y sus integrantes, con la caída sistemática de apoyo al gobierno y a sus figuras, y el aumento de la presencia del Frente Amplio a nivel nacional, vino la irrupción de acusaciones y tiroteos parlamentarios y mediáticos desde el oficialismo y sus medios afines de manera constante y planificada.
Y todo esto sucede cuando por otro lado la realidad impone casos muy preocupantes, graves, como por ejemplo el otorgamiento de un pasaporte a Sebastián Marset, el mayor narcotraficante uruguayo de nuestra historia. El 69% de la opinión pública le atribuye directas responsabilidades por este hecho muy grave, que además tuvo directa relación con la autoría de Marset del asesinato del fiscal de Paraguay durante su luna de miel en Colombia.
Analizando las características de esta técnica del gobierno, que ya pasó de las selfies, las declaraciones a troche y moche, las sonrisas y las inauguraciones de una garita policial, o mejor dicho las reinauguraciones y hasta de una pasarela de madera en una playa de Rocha, o los túneles que se inundan a los diez días de su puesta en funcionamiento, se ve claramente que viene de afuera, que es el “aporte” de otro tipo de personajes “publicitarios” más vinculados a la otra orilla.
Yo no tengo que defenderme por denunciar esta táctica-técnica, no tengo cola de paja, cuando hubo hechos repudiables, sucedieran donde sucedieran, involucraran a quien involucraran, los denuncié y opiné sobre ellos. No soy ni voy a ser foca de nadie, pero de esta operación vergonzosa y en las cumbres se hacen los desentendidos y han aceitado muy bien el aparato.
Ahora se concentraron contra el senador Charles Carrera, los datos los tenían desde hace bastante tiempo, necesitaban dos cosas, alguien que les diera “rostro” y lo consiguieron con una persona que recibió una herida de bala que lo dejó paralítico y que supuestamente partió de la casa del sub comisario de La Paloma y, la segunda, un medio que la transformará en el primer puntapié de una cruzada nacional. Conseguido todo esto, largaron…con hechos que sucedieron hace varios años.
Mientras todavía siguen con el tema, incluso hablan de reclamarle el pago de 260 mil dólares a Carrera por el uso del hospital policial y bonos de ayuda para la víctima, ahora largaron con el uso por la parte de la ex exposa del secretario general del Ministerio de Interior en el anterior gobierno. Cuando el ex presidente de la República, Alberto Lacalle Herrera, se operó durante su mandato en ese mismo hospital policial, e hizo muy bien.
En realidad, ya nos sucedió anteriormente con un senador que fue linchado por operarse en otro hospital público. Hacemos el ridículo en cualquier país de la región: que un político utilice un hospital público, solo en Uruguay es un acto repudiable y que se denuncia. Yo no acuso a Lacalle por haberse operado, me parece algo normal y positivo, lo hace donde lo hacen los ciudadanos más comunes de este país, civiles o policiales. Pero para la agencia “semi argentina” que asesora, eso no le importa, porque juega con la ultra sensibilidad de los uruguayos.
Caído el oficialismo en el tobogán de la opinión pública, por las políticas de austeridad presupuestal, pérdida de salarios, inseguridad a niveles record, etc. etc. etc. y por escándalos mayores como la entrega del puerto de Montevideo por 60 años “gratuitamente” a los belgas y ahora por la entrega supuestamente legal y gratuita de un pasaporte a un delincuente con profusos antecedentes como narco y jefe de la principal banda de traficantes del país y que opera en toda la región, que esperamos que sea investigada por la fiscalía, la estrategia del oficialismo blanco es que “todos somos iguales”.
Ya no le alcanza con “la herencia maldita” que prácticamente se agotó, ahora pasaron a la segunda fase, todos los políticos somos casi iguales, o directamente iguales. También se aprovechan de que la izquierda perdió la virginidad.
Si la izquierda se repliega, deja pasar esta fase de la contraofensiva oficialista, en especial de los blancos que tienen una cola de paja del tamaño de la Plaza Independencia y alrededores y no mantiene con firmeza una política de seriedad institucional, de análisis crítico con igual criterio de todas las conductas, de oposición alternativa en los verdaderos problemas nacionales y de la gente, porque faltan dos años y medio y los que sufren son la mayoría de los uruguayos, los de más abajo, los de abajo, los del medio y hasta algunos grandes, cometería un grave error. No solo no hay que retroceder, no hay que paralizarse y dejarse limar.
No sería un error para ganar las elecciones del 2024, sino un error para seguir siendo izquierda, progresista, popular y democrática, que no son palabras, ni consignas, son contenidos, compromisos que hay que honrar siempre, desde el llano y desde el poder. Todavía más desde el poder.
Si nos dejamos limar de a uno, por comodidad, por complejo, por falta de trabajo y rigurosidad o por cola de paja y falta de sentido crítico, los que sufren son la mayoría de los uruguayos, en manos de un gobierno que demuestra todos los días cual es la esencia dominante de derecha, de favorecer conscientemente que el crecimiento del país se acumule en ganancias, en capital de sectores muy minoritarios, con la esperanza de que sea esta riqueza la que empuje el desarrollo nacional. No sucedió en la historia del país en casi 30 años antes de la dictadura, durante la dictadura, en 22 años y medio de gobiernos blancos y colorados o compartidos y volverá a ser un gran fracaso nacional ahora.
Y el otro componente es ocultar información: el exPresidente Luis Alberto Lacalle se operó en el Hospital policial el 8 de agosto de 1994 de una lesión en una rodilla, al caer de un caballo, durante su mandato, cuando era jefe de Block el doctor Suero. Y me parece muy bien que el más alto magistrado del país se opere en un hospital que forma parte de la estructura pública. Lo que es una vergüenza es que se oculte y no se midan las cosas con la misma vara.
Todo esto sucede cuando en los debates parlamentarios si les conviene apelan al “estilo uruguayo” y a no crear una grieta, mientras ellos contrataron palas excavadoras gigantes made en Argentina-Ecuador para cavar con sus campañas.