Durante los últimos años, Latinoamérica –al igual que el resto del mundo- ha enfrentado temporadas marcadas por grandes incendios en áreas naturales.
Los incendios forestales y rurales tienen impactos significativos no solo en los medios de vida de la población local, sino también en la biodiversidad, en el clima y en el medio ambiente. Esto, a su vez, genera consecuencias graves sobre la salud, la agricultura, la infraestructura crítica, los asentamientos y la economía local del país.
Pese a que muchos de los países de la región cuentan con conocimiento técnico sobre qué hacer y cómo llevar adelante la prevención y la reducción del riesgo de incendios, hay otras variables y responsables que complejizan las buenas labores en estas materias.
En este sentido es y será clave en el futuro la prevención, para así dejar de actuar de forma reactiva frente a este tipo de desastres. Es por esto que es clave priorizar la inversión en gestión de riesgos, a través de un enfoque sistémico, integral y holístico, con soluciones sostenibles y a largo plazo, a través de un trabajo colectivo y de vigilancia comunal que aborde las causas subyacentes del origen de los incendios, incorporando cinco elementos esenciales: la Revisión, Reducción de Riesgos, Preparación, Respuesta y Recuperación.
¿Por qué se produce un incendio de gran magnitud?, ¿Qué intereses subyacen a estos?, ¿Cómo hacer frente al manejo del fuego y anticiparse a sus alteraciones?
Estas y otras preguntas serán parte de la agenda de trabajo sobre manejo integral del fuego, que tendremos durante la VIII Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe, que comienza este 28 de febrero en Punta del Este, Uruguay.
Esta instancia nos permitirá compartir ideas y experiencias para avanzar juntos en poner freno a esta problemática que afecta de forma dramática a nuestra región. Se estima que entre 2009 y 2019 se produjeron cerca de 1,47 millones de incendios en América Latina.
Las personas somos fundamentales en este trabajo. Representamos la causa del 90% de los incendios a nivel mundial. La población local es la más conocedora de su paisaje, su historia, del uso del fuego y del porqué se usa. Vigilantes activos, identificación de sitios propicios para la provocación de incendios voluntarios, control de accesos a esas áreas, son temas clave.
Solo en conjunto, autoridades, gobiernos, municipios, servicios especializados, autoridades forestales, expertos y comunidades locales, podremos avanzar en el control y prevención de los regímenes alterados del fuego, que constituyen una amenaza a nuestros sistemas agroalimentarios y a nuestra biodiversidad.
* Hivy Ortiz Chour, Oficial de Agricultura Sostenible y Resiliente para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).