Contenido creado por Gonzalo Charquero
Sebastián Sabini

Escribe Sebastián Sabini

Opinión | Por una educación que enamore

Para que los cambios logren una verdadera transformación deben tener el convencimiento de los involucrados.

22.10.2024 11:38

Lectura: 9'

2024-10-22T11:38:00-03:00
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Nos encontramos de cara a un nuevo acto eleccionario que va a definir el futuro del país por los próximos cinco años. El domingo 27 de octubre decidimos sobre qué proyecto queremos para el futuro.

El sistema educativo no es patrimonio de un partido político, ni del presidente de la República y mucho menos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Es imprescindible que pensemos a largo plazo y que diseñemos políticas con los más amplios consensos y la mirada en un plan de largo alcance que nos permita cumplir con los grandes objetivos compartidos por las fuerzas políticas: la educación como un derecho humano para todas y todos, a lo largo de toda la vida, con el objetivo de formar una ciudadanía crítica, con las herramientas necesarias para afrontar los desafíos que el mundo presenta.

Tenemos mucho por construir y defendemos que esa elaboración sea lo más amplia y participativa, para que el proceso nos brinde el sostén de cambios duraderos, porque la forma importa tanto como el contenido.

Las bases programáticas 2025-2030 del Frente Amplio van en esa línea de pensamiento y también de acción. Sabemos que encontrar un total acuerdo es utópico, pero al mismo tiempo debemos tener como meta construir juntos, para que los cambios que la educación necesita tengan no únicamente perdurabilidad sino profundidad.

Por esto, entendemos como imprescindible la urgente convocatoria a un Congreso Nacional de Educación que contemple la más amplia participación: estudiantes, familias, docentes, sindicatos, académicos y partidos políticos. El último proceso de reforma impuesto por el gobierno deja en claro que los cambios no pueden realizarse de espaldas a todo el resto de la comunidad. Para que los cambios logren una verdadera transformación deben tener el convencimiento de los involucrados. No podemos permitirnos caer en el error de pensar que el contar con el poder de tomar decisiones alcanza para modificar la realidad. La acción transformadora se realiza dentro del aula; desconocerla es dilapidar tiempo y recursos. El para qué y cómo educamos a nuestra sociedad debe ser una construcción colectiva para que realmente se convierta en una práctica virtuosa.

El camino recorrido

Los gobiernos del Frente Amplio consagraron transformaciones cuantitativas y cualitativas profundas en nuestro sistema educativo.

El primero y más importante de esos cambios fue la priorización presupuestal como nunca antes había ocurrido en la historia de nuestro país. Y, repito, la priorización. Hubo una voluntad política manifiesta de dotar de recursos a la educación pública. No se pueden llevar adelante modificaciones que mejoren la educación si no hay dineros disponibles, aunque algunos nos hayan querido convencer de lo contrario.

Quince años de gobierno nos dejaron el Plan Ceibal, una ley de Educación que vino a sustituir la ley de Emergencia de 1985, el programa de Maestras Comunitarias, la extensión del boleto gratuito, 126 escuelas de Tiempo Completo, aumento de la cobertura para todas las edades (sobre todo en nivel inicial), universalización de la educación media básica, mejora de la promoción en todos los niveles, la duplicación de los salarios de docentes y funcionarios no docentes, inversión récord en infraestructura, descentralización de la Universidad de la República, creación de la UTEC… y podríamos seguir.

Faltó y somos conscientes de desafíos y errores en la administración, pero todo lo mencionado es una realidad y lo hizo el Frente Amplio. Y fue un enorme aporte para el desarrollo del sistema educativo y sus destinatarios esenciales, que son las y los estudiantes.

Estos años de gobierno multicolor han significado, en primer lugar, un deterioro de la inversión en educación. Y eso, en sí mismo, es un mensaje. Nuestra opinión sobre la transformación educativa ya ha sido explicitada en repetidas ocasiones. Seguramente, su mayor virtud sea la enseñanza que nos deja. Las transformaciones, para que sean realmente profundas y duraderas, deben ser colectivas. No podemos permitirnos repetir ese error.

Medidas urgentes

Si la ciudadanía vuelve a confiar en nuestra propuesta de país tenemos medidas concretas para continuar con el desarrollo del sistema educativo apuntando a los grandes desafíos que se presentan.

La educación no puede ni debe tener el objetivo de resolver todos los problemas de la sociedad. No podemos esperar que la escuela reduzca la pobreza infantil que afecta a uno de cada cinco menores de 18 años. No debemos esperar que los liceos o las escuelas técnicas pongan fin a los problemas de violencia que afronta la sociedad toda. Pero sí tiene la obligación de contribuir en todas las formas posibles, sobre todo, teniendo en cuenta su capacidad de inserción en todos los rincones del país y, por ende, su rol articulador con otras instituciones del Estado.

Por lo tanto, es necesario que el Estado asuma un papel preponderante en la intervención de esos temas clave que afectan a la comunidad en su conjunto, pero que golpean directamente a los más jóvenes. Debemos reforzar las políticas coordinadas de salud, asistencia, cuidados y educación. Y allí los centros educativos juegan un rol preponderante.

Con esta mirada, es que el Frente Amplio propone una serie de medidas que van en esa dirección. Es urgente acompañar a las familias más sumergidas con apoyos económicos. Aumentaremos en un 50% el monto de la Tarjeta Uruguay Social (TUS) y del Bono Crianza, destinados a las familias con menores ingresos. Es una medida destinada a unos 100.000 hogares con mayor vulnerabilidad socioeconómica.

El comienzo de clases significa un incremento extraordinario en el gasto de las familias por eso vamos a implementar una partida de $ 2.500 para hogares con niñas y niños que asisten a centros CAIF, jardines y escuelas públicas con el objetivo de alivianar las erogaciones que implican las compras para el inicio del año lectivo.

Otro tema central es el acompañamiento a los estudiantes. Para eso vamos a multiplicar por cinco la cantidad de Becas Butiá destinadas a jóvenes de educación media pública. Vamos a pasar de 14.700 a 70.000 beneficiarios, incrementando el monto de 10.000 a 25.000 pesos al año. Hoy, sólo uno de cada 20 estudiantes cuenta con una beca. Es necesario acompañar los procesos, para sostener la culminación de los ciclos educativos y no premiar a los “sobrevivientes” que logren culminar.

Otra acción concreta que vamos a desarrollar en el próximo quinquenio es la demanda familiar de ampliación del tiempo pedagógico. Es por eso que vamos a duplicar la cobertura en jardines y escuelas de tiempo completo o extendido. Sólo cerca de un cuarto de la matrícula de los centros educativos de primaria son de tiempo completo. Es una medida que apunta a mejorar la asistencia de los estudiantes de familias más vulnerables y a la inserción laboral de hogares monoparentales.

Entendemos que estas son medidas urgentes que la nueva administración debe asumir para atacar los problemas de acceso y asistencia insuficiente que se han profundizado en los últimos años.

No se aprende con miedo

Entendemos que, a corto plazo, también es necesario atender otras situaciones que hacen al contexto en el que se desarrolla la vida diaria en las instituciones educativas. Informes del Instituto Nacional de Evaluación Educativa dan cuenta del aumento de la percepción de violencia sufrida por los estudiantes dentro de los locales educativos. Si a esto le sumamos las noticias de hechos de violencia fuera y en el entorno de los centros, es imperioso diseñar políticas que tengan como objetivo crear espacios de convivencia entre las instituciones y la comunidad.

En este sentido, proponemos revitalizar y dotar de forma y recursos a una propuesta que se impulsó años atrás y luego fue dejada de lado. En 2011 se lanzó el Programa Centros Educativos Abiertos en el marco de la coordinación entre el Instituto Nacional de la Juventud (Inju), el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Educación y Cultura, y la ANEP. Partiendo de la enorme infraestructura con la que cuenta la educación pública debemos ponerla a funcionar con actividades los fines de semana promoviendo la interacción con la comunidad a través de actividades deportivas, recreativas y culturales que permitan ubicar al centro educativo como un ámbito de referencia que incluya al barrio y no le cierre sus puertas. Esta propuesta ha tenido resultados exitosos tanto en Brasil como en distritos de México, permitiendo reducir la violencia y posicionando a los centros educativos como parte integral de la comunidad. Nadie aprende con miedo y estos programas van en esa dirección.

El horizonte

Pensar el sistema educativo implica la valoración de una multiplicidad de factores que están en permanente movimiento. Fijar prioridades es esencial para recorrer ese camino.

Debemos continuar con el proceso de llegar a todos los niños, niñas y adolescentes del país, volviendo a poner el énfasis en la educación inicial. Acompañar en los trayectos educativos coordinando con otras instituciones del Estado. Profundizar los apoyos pedagógicos para que nadie quede por el camino. Extender los centros de tiempo completo. Crear ambientes saludables, atacando los problemas de violencia. Invertir en infraestructura. Mejorar los niveles de aprendizaje, para que eso conduzca a una mejora en la promoción. Expandir la educación terciaria y universitaria, a lo largo de todo el territorio. Crear la Universidad de la Educación para la formación de docentes en todos los niveles de la enseñanza.

Los desafíos son múltiples y complejos. Es condición necesaria invertir más dinero. Pero, sobre todo, pensar juntos entre todas y todos con la vista puesta en un sistema educativo que sea una herramienta de transformación social.

La educación tiene que ser estimulante y transformadora. Si logramos que cada uno de aquellos que se levanta cada mañana para ir a su centro educativo lo haga con alegría y entusiasmo por aprender y compartir, ya dimos un paso enorme para ser un país con más igualdad y justicia social.