Posiblemente no tengan una voluntad expresa. Los hechos, los escándalos encadenados simplemente se suceden, se descubren, pasan a la justicia, los inculpan o los condenan, pero lo cierto es que ya nos están saturando.
La ciudadanía, que todavía hoy sigue la prensa, los informativos televisivos, los programas radiales, lee portales y medios de prensa, se ha ido acostumbrando inevitablemente a esperar el escándalo de momento, de la semana, incluso del día, y posteriormente su involución y la cadena que se forma a su alrededor.
Esa es la dinámica de los hechos, invariablemente. Y al principio asombra, alerta, impacta, pero la cantidad, el nivel de la decadencia, el torrente de declaraciones de todo tipo, y sobre todo la frecuencia, agota hasta al más tenaz. Nunca se había visto nada parecido.
Tomemos solo algunos ejemplos y su desarrollo progresivo, o mejor dicho regresivo.
Entrega del puerto por 60 años a Katoen Natie. Fue anunciada entre gallos y medianoche en un discurso presidencial, plagado de mentiras. La más evidente y demostrada: el supuesto juicio amenazado por los belgas por 1.500 millones de dólares. Nadie mostró una sola prueba, la cifra es directamente ridícula, y fue el argumento para entregar el monopolio del movimiento de contenedores, el reglamento de atraque y muchas otras concesiones nada menos que por 12 gobiernos próximos. Los principales expertos en temas portuarios opinaron en contra, la denuncia todavía está navegando en juzgados, y la sospecha de cosas muy turbias y de cifras muy elevadas, se ha ido fortaleciendo. La clara violación de la propia Ley de Puertos, que exige informes jurídicos y la opinión de la Administración Nacional de Puertos (ANP), es una evidencia cada día más clara.
Como si faltara poco, este escándalo se encadenó con la vigilancia a los dos senadores de la oposición que hicieron las denuncias, Charles Carrera y Mario Bergara, por parte del jefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, y una empresa fundada pocos días después de asumir este gobierno, Vertical Skies, con sede en Miami y con servicios más que dudosos. Otra cadena famosa de ilegalidades y delitos.
En el caso del pasaporte de Sebastián Marset Marset la lista de eslabones de la cadena es interminable, involucra dos ministerios. La entrega aceleradísima de un pasaporte para huir de Dubai del mayor narco uruguayo y el affaire sigue con nuevos descubrimientos injustificables.
El caso Astesiano merecería una novela. La cadena comienza con el pasado de 20 años de delincuencia del jefe de la custodia presidencial, muchos de ellos al servicio de la familia Lacalle, sigue con falsificación de pasaportes a ciudadanos rusos, participación en licitaciones, seguimientos ilegales, así como el uso del aparato policial para diversas actividades ilícitas. Y todavía no termina, porque una generosa fiscal, Gabriela Fossati, militante confesa del Partido Nacional, eliminó todos los chats entre Astesiano y Lacalle de la carpeta de la causa judicial. Pero lo que se filtró es escandaloso.
El caso Penadés. Acusado de 22 delitos aberrantes, luego de recibir el apoyo del presidente Lacalle y el ministro del Interior Luis Alberto Heber, con una decena de testigos en su contra y, lo peor de todo, con el uso de parte del senador pedófilo de estructuras del Ministerio de Interior para entorpecer y corromper el proceso. Altos mandos y agentes policiales a su servicio. Encauzados. Y la cadena todavía no muestra todos sus eslabones.
En el escándalo de la Comisión Técnico Mixta (CTM) de Salto Grande hubo 38 funcionarios designados a dedo, todos integrantes de la lista 404, incluyendo ediles y algún colorado de Germán Coitunho, condena del Parlamento, exigiendo renuncias o expulsión de los acomodados, incluso –obviamente – de los restantes integrantes del directorio de la CTM. Pasan los días y uno solo renunció, y el presidente de la CTM. Nada ha cambiado en la CTM y el presidente de la República, defiende su actuación y los tiene atornillados. ¿Para qué? ¿Por qué?
Podríamos hablar de otras cadenas, como la valija diplomática cargadita de 470 kilos de pescado proveniente de Dubai y guardada en un frigorífico no autorizado de un amigo del secretario de la presidencia, Álvaro Delgado. ¿Realmente nos tragamos que eran un regalo para el máximo mandatario? ¿Creen que los uruguayos somos todos estúpidos?
Este es solo un muestrario de las “cadenas” de escándalos que involucran directamente al gobierno y sobre todo al Partido Nacional. Hay más.
Lo que han logrado es que todo el peso de estos escándalos recaigan sobre sus socios en el gobierno, y aunque el Partido Colorado y Cabildo Abierto han tenido algunos episodios, nada comparado con este aluvión herrumbrado del Partido Nacional.
Para tratar de justificar estas cadenas hay un elemento fundamental: la mentira, el ocultamiento y al final desentenderse de todos los eslabones. Hacerse cargo, ¡nunca!
Nada sano para la democracia, para el prestigio y respeto de la política, de las instituciones, pueden aportar estas cadenas. Incluso la saturación es muy peligrosa. Es tóxica.