Escribe Nacho Vallejo | @NachoVallejoVal
Esta es una carta abierta a Spotify. No digo que no quiera a Spotify (que no lo quiero, lo elijo que es parecido pero diferente y casi opuesto a la vez porque es no quererlo también. Se eligen muchas cosas que se odian y a menudo las odiamos porque de elegirlas tanto ya no las elegimos). No quiero Spotify Premium. No lo quiero ni gratis. Se ha llenado de apps que nos llenan de regalos que nos llenan. Rappi por ejemplo me viene regalando varios miles de pesos en los últimos meses. Soy rico en pesos de vales que no cambiaré nunca. Así que no soy rico. Más bien soy pobre, pero de ajenidad, de anonimato, de no existir para las redes de datos que me pescaron hace mucho y comercian la data de mis comportamientos, mis aficiones, mis debilidades, mis vicios, como si fueran mi pecheto, mi cuadril o mi picaña.
Lo que no quiero es el modo Premium de Spotify, que me lo ha ofrecido gratis hasta el hartazgo. ¿Es que Spotify es débil algorítmico? Es decir, ¿será bobo de algoritmo Spotify, que no termina de entender que no lo quiero? ¿Por qué me insiste tanto? ¿Puede un algoritmo ser necio? Parece casi un oxímoron.
No es el único algoritmo boludo. El de Netflix es igual de nabo o más. Hace muchos meses que no veo nada en Netflix y es sobre todo porque no logra mostrarme nada que me cachondee ni un poquito.
Claro que es útil el modo Premium de Spotify y tiene alguna funcionalidad que me valdría, como por ejemplo -y léase con ese cantito entre neutro y mexicano del locutor que nos tortura con sadismo- "poder reproducir cualquier canción y playlist que quieras sin que te interrumpan los molestos anuncios" y luego agrega "Oye, es justo lo que te está pasando ahora".
Pero si elijo Premium no me permite escuchar otras publicidades que no están diseñadas para torturarme y que no pretenden otra cosa más que, en primer lugar, informarme de una oportunidad que se supone que por obra y gracia del mismo algoritmo (claro que acá se le cae la estantería a Spotify) serían de mi interés.
¿Y si algo es de mi interés por qué elegiría perdérmelo? Obviamente puedo querer escuchar música en forma ininterrumpida en algún momento, pero con Premium lo que no puedo en ningún caso es elegir escuchar algún consejo publicitario con su oportunidad para mí.
Sin premium supe que con una tarjeta de crédito que tengo en mi billetera podía pagar un 30% menos en un restaurante que me gusta, pude conseguir entradas a tiempo para un concierto, me dieron ganas de probar una bebida refrescante más sana y decidí bajar el consumo de otra menos sana y me quedé pensando si no me cambio de plan de telefonía porque comparado con lo que escuché, el mío apesta. Gracias a "sin premium" tuve oportunidades que me valieron. Unas cuantas. ¿Pagaría entonces para perdérmelas? No, claro, pagaría para dejar de escuchar al güey que me tortura con la publicidad más estúpida que escuché en la vida que es la publicidad de Spotify y que merece que me descargue Deezer cuanto antes y borre insoportify.
Porque después de todo, Spotify es una empresa privada que no tiene por qué cumplir ninguna obligación para conmigo. No me debe nada a mí. Le debe solo algunos miles de millones de dólares a sus inversionistas, pero a mí nada de nada. Así que no puedo quejarme de que no sea como quiero, solo tengo que borrarla que es mandarla de una buena patada a medio del éter de la world wide web.
Pero sí me quejo de que es una más de las apps de este nuevo mundo, del todo gratis o todo mágicamente más barato que vienen a decirnos que lo peor que te puede pasar en la vida es la publicidad. (Mientras van quemando millones de dólares de a miles, como Uber -¿se acuerdan cuando era más barato y mejor que un taxi?-)
Está bien que hay publicidad insoportable, y estoy a favor de crucificar a los anunciantes que la firman, pero la peor publicidad que existe, la más dañina y la que peor le hace a la propia publicidad es la que ellos hacen para que sea algo simplemente incordiante.
Sería maravilloso si pudiera disfrutar de entretenimiento, de lo que me gusta, en modo totalmente gratuito, con el único costo de que venga salpicado de algunos consejos (eufemismo de reclames). Ni más ni menos que como era la tele, o la radio, o los diarios (las noticias son entretenimiento, asúmalo). ¿No? Pero además, hoy, con alguna inteligencia algorítmica medianamente despierta, podrían lograr que los reclames sean realmente de mi interés y finalmente podrían estar producidos por buenos anunciantes que los logren sorprendentes, interesantes, disfrutables y memorables (como hubo miles de publicidades en todos los tiempos y debería ser cualquier publicidad siempre).
Pero bueno, de momento me bajé SoundCloud, que no será mejor, pero ya mandé a Spotify a que le den por el éter.