Muchas veces se nos reprocha a los políticos que pensamos en la próxima elección y no en el largo plazo. A veces esas críticas son ciertas.
Como país tenemos varios problemas a resolver, algunos obviamente más graves que otros. Dentro de los graves, se encuentran en los primeros lugares las adicciones. Un asunto que requiere mirar por encima de las coyunturas y que necesita encontrar soluciones urgentes. Y de la mano de las adicciones, se desencadenan otras desgracias como el suicidio, por ejemplo, epidemia que sufrimos año a año, con más intensidad.
Existen muchos tipos de adicciones, pero quiero detenerme hoy en la adicción a las drogas.
Hay que reconocer que este gobierno le viene dando duros golpes al narcotráfico. Y es un camino a seguir. Quienes no lo reconocen, lo hacen por estar mirando las próximas elecciones. Son los mismos que durante 15 años permitieron que el libertinaje narco reinara.
No podemos soslayar tampoco la discusión, muy válida, de cuál es la mejor estrategia. Si la represión o no, si la liberalización de la comercialización de algunas o todas las drogas o no. Buenos debates que requieren una reflexión seria y profunda.
Sin dudas una estrategia vital a seguir es la prevención, trabajar en las poblaciones más jóvenes, dentro del sistema educativo, pero además y muy importante, fuera de él, ya que muchos jóvenes no formalizados caen víctimas de este flagelo. Otra gran víctima a contener, es la familia del adicto. Familias que viven, un día sí y otro también, un verdadero calvario con las adicciones de sus seres queridos.
Toda la contención que se les pueda dar a esas familias no será suficiente, pero será de gran ayuda.
Mientras se discuten las mejores estrategias, hay que continuar con el ataque frontal a la distribución de la droga. Apoyándose en la cooperación internacional, acción que lamentablemente fue desechada en los períodos pasados.
Y es vital seguir transitando las estrategias, a todos los niveles, que permitan dar paz y salvar a un montón de jóvenes y familias, que merecen tener la oportunidad de desarrollar un proyecto de vida, alejado de esta triste realidad que les ha tocado transitar.