La crisis hídrica actual del Uruguay requiere que entre todas y todos busquemos un camino de salida a largo plazo. Desde ONU Uruguay queremos aportar a la reflexión de posibles soluciones y alternativas sobre este tema, pensando la gestión del agua de cara al futuro. A pesar de estar viviendo una situación como la actual, es necesario elevar la mirada que nos permita ver el bosque y buscar de manera cooperativa soluciones a largo plazo para potenciar el acceso al agua en el país.
En el marco de nuestra serie de Diálogos sobre el Futuro de Uruguay estamos convocando a un conversatorio sobre los principales desafíos que enfrenta Uruguay en torno al agua, para alcanzar las metas vinculadas a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
¿Quiénes están convocados? Gobierno, sector público, sector privado, academia, sociedad civil y sindical, partidos políticos y jóvenes, sin dejar a nadie atrás, todas y todos estamos involucrados en el tema del agua y estamos llamados a ser parte. Estamos convocados a hablar desde los distintos sectores y dimensiones de un tema central para el presente y el futuro: la seguridad hídrica.
¿Por qué hablar del futuro del agua? La crisis que está viviendo Uruguay es un buen ejemplo de por qué debemos trabajar para asegurar el acceso al agua para toda la sociedad. El agua dulce es esencial para la vida humana, la salud, la seguridad alimentaria y la biodiversidad; y los desastres relacionados con el agua afectan a miles de millones de personas en todo el mundo, y Uruguay no escapa a ello.
Recientemente, en marzo de 2023, se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, que no tenía lugar desde 1977 (46 años), que concluyó con la adopción de la Agenda de Acción para el Agua, un plan con 689 compromisos y 300.000 millones de dólares prometidos para impulsarla.
Si el camino a la búsqueda de una solución para este problema viene por el lado de la cooperación, Uruguay está cumpliendo su papel. El llamado que hacemos desde la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es a la gestión y cooperación transversal en tema del agua, involucrándose y cooperando entre Estados. La meta 6.5 de los ODS propone implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, mediante la cooperación transfronteriza. La Agenda 2030 incluye indicadores específicos para esto, y todos los países informan sus avances de manera anual: 6.5.1, grado de aplicación de la Gestión Integrada de Recursos Hídricos en cada país y el 6.5.2, proporción de la superficie de las cuencas transfronterizas con arreglo operacional para la cooperación en la esfera del agua.
El Sistema Acuífero Guaraní es un buen ejemplo de un sistema de aguas subterráneas transfronterizas, presente en grandes porciones del subsuelo de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Representa una de las mayores reservas de agua dulce del mundo y es un componente integral del contexto socioeconómico regional. Desde la Unesco estamos poniendo las bases para la producción de información exhaustiva y coordinada que permita su gestión sostenible para estas y las futuras generaciones.
Uruguay históricamente ha sido un país líder en materia de acceso al agua en la región y el agua como tal forma parte central de su historia y existencia. El país ha procesado un cambio demográfico muy importante durante el último siglo, lo que se ha traducido en cambios económicos, sociales, culturales y ambientales, que hacen al uso y a la distribución del agua. Estos cambios se reflejan en el agua, su abastecimiento, su distribución y su preservación. Desde pequeños nos enseñaban que en Uruguay poco más que “sobraba” el agua. Hoy tan solo abriendo la canilla sabemos que no es así.
Esta realidad que sufre Uruguay, no escapa a ningún otro país de la región y del mundo. Lo importante es cómo se gestionan estos desafíos en torno al agua y qué lecciones se aprenden hacia el futuro.
Uno de los principales desafíos de la gestión del agua es precisamente que Uruguay no es una isla, sino que comparte a través de cuencas o acuíferos la gestión de este recurso con otros Estados. Aquí la cooperación es un factor fundamental. El camino es el de la cooperación en conocimiento, desarrollo de la ciencia y construcción de capacidades en los Estados.
¿Se podría haber evitado esta crisis? Vivimos una época de riesgos sin precedentes para el futuro de nuestro planeta. Los riesgos, como las oportunidades deben ser gestionados. Los sistemas naturales que sustentan la vida se ven afectados por lo que muchos científicos consideran los retos supremos de nuestro tiempo, como el cambio de estilos de vida y pautas de consumo, el aumento de la población, la urbanización y el cambio climático, y su impacto en los comportamientos hidrológicos, la disponibilidad de agua dulce para el consumo humano y para el desarrollo sostenible y los efectos combinados de los fenómenos climáticos extremos. Catástrofes como la pandemia de Covid-19 provocaron limitaciones adicionales a las condiciones límite, restringiendo la capacidad de los seres humanos para interactuar y hacer frente a los impactos sincrónicos y en cascada de las catástrofes.
La pandemia nos ha demostrado la enorme importancia de la ciencia, la investigación y la tecnología, así como la necesidad de una cooperación rápida y una total transparencia en el intercambio de datos y lecciones aprendidas para el beneficio colectivo de la comunidad mundial.
Las soluciones a los problemas mundiales relacionados con el agua no son sólo cuestiones técnicas, de ingeniería o de ciencias naturales, sino que tienen fuertes dimensiones humanas y socioculturales, en las que las ciencias sociales desempeñan un papel cada vez más importante. Necesitamos de una visión y implementación transdisciplinaria y colaborativa.
Así como en su momento se implementó un Grupo Asesor Científico Honorario para la toma de decisiones en medio de la pandemia, ¿por qué no pensar hoy para Uruguay un GACH del ambiente que permita acercar a la ciencia con la toma de decisiones en esta materia?
El agua es un recurso limitado e insustituible que es clave para el bienestar humano y solo funciona como recurso renovable si está bien gestionado. Allí está nuestro desafío. Es necesario promover la educación para la concienciación sobre el agua a través de la cooperación, para construir una nueva cultura del agua.
* Ernesto Fernández Polcuch es director regional de UNESCO.
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