Se ha cumplido esa cifra mística de los primeros cien días de un nuevo gobierno. Es un periodo arbitrario, elegido sobre todo por la prensa, para una primera evaluación de las nuevas autoridades. Yo no soy imparcial, no los voté, ni tengo afinidades ideológicas con ninguno de los partidos que integran la Coalición Multicolor. Con uno de ellos estoy en las antípodas, cada día más alejado: Cabildo Abierto. Hechas estas aclaraciones casi innecesarias, no me impide dar mi opinión lo más apegada a los hechos.
Esta última calificación quiere decir que debo elegir un punto de referencia para juzgarlos, que no sean mis posiciones ideológicas y políticas, sino algo más amplio, más representativo de la visión de la sociedad uruguaya y tratar de interpretarla. Lo hago como militante político y como periodista de opinión.
Otra salvedad, durante los varios meses en que critiqué a los gobiernos del Frente Amplio y al propio Frente, siempre tuve una referencia en cuanto a sus acciones: que hubiera dicho o escrito si los que gobernaran fueran los partidos tradicionales. Voy a tratar de hacer lo mismo, invirtiendo obviamente el enfoque. Y en definitiva responder la pregunta clave ¿Cómo le ha ido al pueblo uruguayo en estos 100 días?
Partamos de algo fundamental: no han sido días normales, 87 de esos días fueron con la pandemia desembarcada en el Uruguay el 13 de marzo y con el mundo viviendo una situación desconocida y terrible, que no sufrieron ninguna de las generaciones vivas, al menos al nivel global del Convid-19.
Desde el punto de vista de la pandemia, el gobierno se ha movido, ha actuado de manera muy correcta, muy acertada y los resultados son implacables, son cifras, comparables con otras realidades en el área y en el mundo. Estamos mejor que la gran mayoría de los países, y con Brasil pegado a nosotros con una frontera totalmente porosa. Tenemos menos de 100 casos en curso y han muerto 23 personas.
Las medidas de prevención, de aislamiento voluntario, de hisopado de control y confirmación, el uso de la estructura pública y privada sanitaria ha sido muy correcta. Y me alegro profundamente, me repugnan los fanáticos que sudan el deseo de un fracaso para corroborar sus ideas políticas opositoras y supuestamente de izquierda.
Las causas y las responsabilidades de estos resultados han sido una correcta respuesta integral a la pandemia, el apelar a lo mejor de los científicos y profesionales para asesorar a la Presidencia, el escucharlos y aceptar sus indicaciones, la actitud responsable en la inmensa mayoría de la población (lo que demuestra un nivel de cultura), la estructura profesional médica y de enfermería que se formó a lo largo de muchas décadas, la estructura de hospitales y sanatorios en todo el país que fue notoriamente reforzada durante los gobiernos del FA, y la excepcional cantidad de camas de CTI y de ambulancias de primer nivel. Incluyo entre los méritos la planificación y ejecución de la información brindada a todos, aunque en algunos momentos hubo y hay excesos, derivando hacia otros temas ajenos a la pandemia.
Otro aspecto importante fue el liderazgo y la movilidad. El presidente de la república Luis Lacalle Pou, y varios de sus secretarios y ministros estuvieron en el momento justo donde había que estar. Y además cortar por lo sano, ser expeditivo y tajante a la hora de corregir errores y dar señales a todo su equipo, nadie está abrochado a su cargo. Esa es una jugada clave y compleja, porque hay que aplicarla con todos, incluso los más cercanos si alguna circunstancia lo exige. Veremos.
En el frente del coronavirus, muy delicado y complejo, a los uruguayos nos fue mucho mejor que a casi todo el mundo y nos lo reconocen, incluyendo la solidaridad humanitaria con el Greg Mortimer y la repatriación de nuestros compatriotas y de extranjeros varados en Uruguay. Los resultados obtenidos por nuestro país, son además un capital de prestigio y de atención, frente a la cantidad de burradas cometidas en el mundo (EE.UU. Brasil. Nicaragua, etc).
No puedo compararlo con lo que hubiera hecho un gobierno del FA, porque nunca tuvo que afrontar nada parecido, ni cerca. El actual gobierno manejó bien las relaciones con el anterior gobierno y el presidente, con altura, sin chicanas menores y sin la cantinela de la "herencia maldita".
Los otros aspectos de un gobierno, están en cierta manera en suspenso, pero el gobierno y la Coalición fueron capaces de en medio de la pandemia de aprobar una ley de 502 artículos que sintetiza la plataforma media, negociada entre ellos y con aportes de legisladores del FA y organizaciones sociales, que según su propia definición es la base de la aplicación de su programa. Fue un gran éxito político. ¿Imaginen que hubiera fracasado en ese objetivo?
Ahora tiene los instrumentos requeridos por ellos mismos para gobernar "la nueva normalidad" y los próximos años de gestión y no tendrán escusas si no se obtienen resultados satisfactorios en la economía, la lucha contra el delito, la mejora sustantiva de la educación, los indicadores sociales, el empleo, el progreso general del país.
Las cifras del impacto de la pandemia en la economía nacional y personal y por el testimonio que podemos recoger cada uno de nosotros en nuestras familias, amigos o contactos diversos, es grave. Hay muchos más desocupados que antes, las cifras de pobreza e indigencia no se conocen todavía, pero se ven en las calles, la inseguridad no ha mejorado en lo fundamental (porque un "cambio de actitud" es importante, pero me hace recordar "la sensación térmica" y no me sirve) y los homicidios aumentaron de forma importante.
El aparato productivo, comercial y de servicios ha sido afectado sin ninguna duda por la pandemia, veremos cómo se logra su reactivación, en que plazos y en qué condiciones. Comienza el tradicional periodo de gobierno, en condiciones diferentes, post coronavirus. Es una gran prueba para el nuevo gobierno.
Es notorio que algunos datos económicos, han recibido el impacto de la pandemia, por ejemplo el crecimiento de los gastos y del déficit fiscal, pero la abrupta caída de la capacidad de compra de la mayoría de los uruguayos, la inflación - otra vez de dos dígitos - tienen responsabilidades gubernamentales que no se explican solo por la pandemia.
La LUC aprobada en el senado y que lo será sin duda en diputados, no contiene - obviamente es mi opinión - elementos que permitan afrontar la nueva situación económica y social. Voy a ser más arriesgado, considero que en las diversas declaraciones de ministros y jerarcas, los anuncios no garantizan en absoluto los medios, las políticas para afrontar los cambios necesarios para un nuevo momento nacional de progreso y de avance. Ojalá me equivoque.
Es necesario reconocer que todas las encuestas realizadas y lo que se huele en la calle, es que la mayoría de los uruguayos apoyan la gestión del gobierno y que este presidente, a los 100 días, tiene el mayor nivel de apoyo de todos los presidentes de los partidos tradicionales anteriores, afrontado nada menos que una pandemia mundial.
Esta situación excepcional no debería perpetuarse y bloquear un verdadero debate político, intelectual, ideológico sobre la marcha del país, sus objeticos inmediatos y sobre todo estratégicos de desarrollo y las visiones sobre la libertad, el progreso y su vida política y cultural. Esto recién empieza.