Por Esteban Valenti | @ValentiEsteban
Carolina Cosse, la candidata que salió segunda en las elecciones internas y que ocupará el segundo lugar en la lista al senado de la lista 1001 (PCU), declaró en referencia a las opiniones emitidas por dos de los principales dirigentes y líderes, José Mujica y Danilo Astori, e incluso por el candidato a la Presidencia de la República del actual Frente Amplio, Daniel Martínez, calificando al régimen de Venezuela como una dictadura: "Vamos a calmarnos un poco y a pensar en las consecuencias que tienen las cosas que estamos diciendo. Yo lo que digo es que no dejemos de ser Frente Amplio. La política basada en focus group no es el Frente Amplio". Casi nada lo del ojo....
Fueron a continuación de las declaraciones del secretario general del PCU, Juan Castillo, exactamente en la misma dirección, es decir, rechazando el calificativo de dictador para Maduro, al que se sumó el primer titular de la lista al senado de la 1001 y ex precandidato a la presidencia Óscar Andrade. A los pocos instantes se sumó a las críticas la lista 767, el PVP.
Antes se había pronunciado la delegación oficial del FA en la reunión del Foro de San Pablo reunido en Caracas integrada por 6 personas, que respaldó a Maduro y, además, entre sus considerandos, apoyó las candidaturas de Cristina Kirchner en Argentina y Martínez y Villar en Uruguay.
Luego de las declaraciones de Cosse una enorme interrogante que crecía en la sociedad uruguaya se disipó: ¿Cuál era la razón de tan virulento cambio de actitud de parte de los dirigentes del FA que aceptaron calificar como una dictadura al régimen de Maduro? ¿Fue un ataque de principios, el remordimiento por cierta lentitud ante el sufrimiento de millones de venezolanos, el lapidario informe de Michelle Bachelet sobre las violaciones de los derechos humanos? Nada de eso, son los focus group.
Los focus group son mecanismos para medir la opinión pública desde el punto de vista cualitativo, es decir, no solo en cantidad, sino en argumentos, en tendencias y segmentados por diversos sectores de la opinión pública.
Como agregado yo incorporo la encuesta de Montevideo Portal con la opinión de 16658 personas que culminó el pasado 25 de julio y respondía a la pregunta:
Más de 3 a 1 de los uruguayos consideraron que Venezuela es una dictadura y debe considerarse que el público de Montevideo Portal, aunque se amplió de manera considerable, tiene una mayoría de gente de izquierda. Pues, incluso en esas condiciones, el resultado es abrumador.
Así que el pronunciamiento repentino y tardío del candidato y los dirigentes del FA e incluso luego que el canciller Rodolfo Nin Novoa se interrogara sobre ¿Qué le cambiaría al pueblo venezolano que Uruguay declarara que Maduro es un dictador? Tiene un motivo bastante concreto y plausible: adecuarse a la opinión de la mayoría de los uruguayos a 90 días de las elecciones.
Hasta aquí una crónica de declaraciones que son hechos políticos, habría muy poco que agregar, si no tuviera que ver con cambios en el ADN del actual Frente Amplio, que son aceptados sin mayores sobresaltos por una parte considerable de los votantes de izquierda y de centro izquierda: los temas democráticos, humanitarios y de la defensa de los más elementales derechos humanos son pasados a un segundo o tercer plano en aras de la campaña electoral.
Viendo incluso sin mucho rigor la historia del Frente Amplio desde la salida de la dictadura (1985), y en particular durante la propia dictadura (1973-1985), es un cambio que realmente afecta un rasgo definitorio para la izquierda. Pero lo que llamaba la atención es que ese tema no tuviera referencias ideológicas y recién Mujica la incorporara con su alusión a la "dictadura del proletariado". Nada menos.
De todas maneras de todo este episodio siguen vigente muchas preguntas, algunas no precisamente ideológicas o políticas. Habrá que seguir pensando y no resignarse. No se trata de declaraciones sino de cuáles son las referencias y las identidades tanto de la política exterior del Uruguay, como de la primera fuerza política uruguaya.