Uno de los grandes anuncios hechos durante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP26), fue el compromiso de más de 100 países de reducir en un 30 por ciento sus emisiones de gas metano para el año 2030.

Hacer realidad el acuerdo – el cual incluye a 19 países de América Latina y el Caribe – requiere acciones concretas e integrales. Una de ellas es la reducción de las emisiones de metano de la ganadería, a través de innovación tecnológica, incentivos y alianzas con productores.

El metano, con el potencial de generar un calentamiento global considerablemente más alto que el dióxido de carbono (aproximadamente 80 veces mayor), tiene una vida media en el aire de solo 8 años, lo que se considera una corta duración comparada con la del dióxido de carbono que puede permanecer décadas en la atmósfera.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está apoyando 30 proyectos ganaderos en 12 países de la región, los cuales han tenido resultados asombrosos, generando, en algunos casos, incrementos superiores al 50 por ciento en el rendimiento productivo y reduciendo, al mismo tiempo, en 20 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero.

En Uruguay, los resultados del primer año de trabajo de campo del proyecto Ganadería y Clima muestran en promedio un aumento del ingreso neto en un 20%, de la producción de carne en un 10% y en un 15 % en la producción de carne ovina, además de una reducción del 16 % de la intensidad de emisiones por kilo de carne producido y un descenso del 5% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

La presentación de estos datos se realizó el pasado 10 de junio, en la Expo Sostenible que organizó el Ministerio de Ambiente en Montevideo, demostrando que la ganadería sobre pastizales y el cuidado del ambiente pueden ir de la mano.

Estos logros y otros alcanzados en la región han sido fruto de mejoras en la gestión del ganado, en el cuidado de los pastos y en el tratamiento de residuos orgánicos y desechos para generar energía a través de la biomasa.

También son producto de la recuperación de nutrientes, donde los residuos orgánicos se utilizan como fertilizantes para abonar el suelo. Esto no solo premite cambios sustantivos a nivel de emisiones, sino también una mayor rentabilidad, beneficiando directamente a familias de pequeños productores. Los proyectos apoyados por la FAO también han mejorado la sanidad del ganado y han minimizado los gastos en agroquímicos, lo que permite generar ahorros económicos significativos.

En los últimos dos años, hemos trabajado con productores, asociaciones gremiales, gobiernos, comercializadores, consumidores, ambientalistas, científicos y organizaciones internacionales para demostrar que la ganadería sostenible es beneficiosa para todos.

Para la FAO, el objetivo final es lograr emisiones cero a nivel neto; es decir, lograr que la producción de la ganadería no emita más gases de efectos invernadero que lo que logran capturar los árboles y pastizales utilizados para dicha producción.

América Latina y el Caribe aporta hoy el 44 por ciento de las exportaciones globales de carne de res y el 42 por ciento de las exportaciones de pollo. En países como Argentina, Brasil, México, Paraguay y Uruguay, la industria ganadera hace un aporte clave a sus economías.

La FAO estima que la demanda mundial de carne aumentará 14 por ciento en la próxima década. Este aumento puede ser muy positivo para los 14 millones de hogares de pequeños productores, para quienes la ganadería es su sustento. Pero para responder a esa demanda y ser amigable con el medioambiente, su sostenibilidad es una precondición.

Durante la 37ª Conferencia Regional de la FAO, los países de la región plantearon la necesidad de transformar los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles. Para lograrlo, será clave mejorar la producción de alimentos de nuestra región.

La evidencia disponible en Uruguay y en América Latina y el Caribe muestra que es perfectamente posible impulsar modelos ganaderos sostenibles sobre pasto natural que aumentan la producción y reducen al mismo tiempo sus emisiones de gases.

Tal como dijo el ministro de Ganadería Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, en una instancia de trabajo regional sobre producción ganadera sostenible en la que Uruguay ejerce la presidencia (La Comisión de Desarrollo Ganadero para América Latina y el Caribe -CODEGALAC-), la ganadería de América Latina “está dispuesta y preparada para dar respuesta a los retos actuales” planteados por la crisis que afecta la disponibilidad y precio de los alimentos. La FAO lo sabe.

Estos modelos no solo permiten ganancias económicas, sociales y medioambientales, sino también una mayor resiliencia frente a eventos climáticos extremos y la restauración de los servicios ecosistémicos. Es más que urgente dar a conocer y tener en cuenta esta realidad y –sobre todo- actuar cada vez más en función.

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* Andrés González es Oficial de Ganadería, Sanidad Animal y Biodiversidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

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