Algunos van más allá. "Vivir lo suficiente para vivir para siempre" es el título con el que Ray Kurzweil nos amenaza en un libro publicado en 2004 junto. Es fácil pensar que es mero producto de una imaginación febril. Sin embargo, para algunos hay más visión que locura en este ingeniero, inventor, futurólogo y gurú tecnológico.
Hace unos años fue uno de los tres fundadores de Singularity University, entidad dedicada a desarrollar soluciones innovadoras utilizando tecnologías como inteligencia artificial, robótica y biología digital. Esta particular universidad funciona en instalaciones de la NASA. Todo un detalle.
Treinta años atrás, cuando en Uruguay nacía el dominio .uy, Kurzweil publicó "The age of Intelligent Machines", libro en el que desarrollaba el principio de que nosotros los humanos, como especie inteligente, podríamos crear máquinas inteligentes, incluso más "inteligentes" que nosotros mismos. Ya andamos empezando a pensar que sería necesaria una regulación que nos proteja de nuestras propias creaciones.
Seguro que no es por casualidad que Kurzweil sea el director de innovación e ingeniería de Google, la empresa lider del conglomerado conocido como Alphabet. CALICO, una empresa de biotecnología creada en 2013, es parte de ese grupo. Está dedicada a investigar la biología y los mecanismos del envejecimiento. Su objetivo es desarrollar intervenciones que permitan vidas más largas y saludables, un objetivo bastante menos ambicioso que el de Kurzweil.
Cynthia Kenyon es una de las más prominentes autoridades en biología molecular y genética del envejecimiento. En 1993 descubrió que la mutación del gen daf-2 permite duplicar la vida de una especie de gusanos y enlentecer su envejecimiento. Este hallazgo demostró que podría ser un proceso genéticamente controlado. Cynthia es vicepresidente de CALICO.
"Biochips" y medicina de precisión
En 2016 Mark Zuckerberg y su esposa, la pediatra Priscilla Chan crearon BIOHUB, otra empresa de biotecnología, con el objetivo de curar, prevenir o controlar todas las enfermedades "durante la vida de nuestros hijos", según afirman.
Están asociadas a esta iniciativa las universidades de Stanford, Berkeley y de California (San Francisco). Un amplio grupo de científicos e ingenieros trabajan para entender los mecanismos fundamentales que subyacen a las enfermedades y desarrollar nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas. Uno de sus focos de atención es desarrollar el equivalente biológico del circuito integrado de una computadora, microchips o "biochips" incrustados con células humanas que utilizan sistemas en miniatura para analizar muestras de pacientes y compuestos farmacológicos.
Admiten que su objetivo puede parecer imposible, pero entienden que deja de serlo cuando se considera los logros del siglo XX. La esperanza de vida al nacer en la historia de la humanidad se mantuvo casi inalterada, por debajo de los 40 años, durante mil años. Explotó a partir de la Revolución Industrial y en el último siglo largo casi se duplicó.
Peter H. Diamandis, ingeniero y médico, co-fundador de Singularity University, es vice presidente de Human Longevity Inc., una empresa que cuyo foco está en aplicar procedimientos de inteligencia artificial, especialmente aprendizaje automático, para manejar grandes volúmenes de datos sobre la salud de las personas. Su finalidad es desarrollar diagnósticos y tratamientos personalizados. El procesamiento de enormes cantidades de información pesonal permite la detección temprana de múltiples enfermedades, diseñar tratamientos personalizados y, en última instancia, mejorar la calidad de vida en los años ganados.
En un trabajo dado a conocer en enero pasado dió cuenta de más de 1.000 casos estudiados con su firma asociada, Health Nucleus. La publicación mostró que al integrar la secuenciación del genoma completo con imagenología avanzada y otras técnicas, los médicos identificaron en las personas el riesgo de contraer afecciones crónicas relacionadas con la edad, como cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, enfermedades hepáticas crónicas y trastornos neurológicos, las principales causas de mortalidad en adultos.
La estrategia se basa en proactividad, prevención y personalización. Health Nucleus analiza más de 150 gigabytes de datos de cada uno de sus pacientes, mediante los que identifica los riesgos y fortalezas personales. También qué tratamiento se ajusta mejor a sus características individuales. La medicina de precisión permite seleccionar tratamientos que tienen más probabilidad de ayudar a cada individuo de acuerdo a sus características biológicas específicas.
¿Y si la vejez fuera una enfermedad curable?
La prestigiosa revista de tecnología del también prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), tituló su número de octubre pasado "Old age is over!" (algo así como "¡la vejez se terminó!"). Fue un número enteramente dedicado al proceso a la longevidad.
Es creciente el número de científicos que desafía el concepto clásico del envejecimiento, como un proceso natural. Según varios expertos nos estamos acercando a poder contar con medicamentos que podrían ayudarnos a vivir más tiempo y en mejores condiciones de salud al estimular nuestro sistema inmunológico. Otros investigadores piensan que la clave es jugar con la forma en que nuestros genes se activan y desactivan.
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid es dirigido por María A. Blasco, bióloga especializada en los telómeros y la telomerasa, quien logró hace más de una década aumentar un 40% la longevidad en ratones -el récord en mamíferos- al modificar la capacidad de los animales de producir la enzima telomerasa, lo que también aumentó su resistencia al cáncer.
Más viejo que Matusalén
Según David Sinclair, una autoridad en genética y envejecimiento, profesor e investigador en las universidades de Harvard y New South Wales en Sidney, recientes experimentos en reprogramación genética sugieren que en el futuro próximo sería posible lograr revertir el envejecimiento biológico.
Mientras algunos científicos aseguran que no hay una frontera infranqueable y que solo es cuestión de tiempo, otros estiman que nuestro cuerpo tiene un límite vital del orden de los 120 años.
Mientras los simples "mortales" pensamos qué nos asusta más, si la muerte o la inmortalidad, un ejército de científicos está empeñado en empañar a Matusalén, el patriarca hebreo, abuelo de Noé que apenas vivió 969 años.