Contenido creado por Federica Bordaberry
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Escribe Esteban Valenti

Opinión | La danza de las encuestas

Las encuestas son como los perfumes. Hay que olerlas, pero no tomarlas.

13.07.2022 09:34

Lectura: 6'

2022-07-13T09:34:00-03:00
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Vivimos en la sociedad de las redes. La lista crece en forma permanente, pero también lo hace el mundo de las encuestas. De las redes no voy a ocuparme. Las utilizo con gran sacrificio porque pertenezco a una generación atrasada, pero soy gran consumidor de encuestas.

Ya las utilizaba en Italia en los años ´80. Cuando regresé al Uruguay a fines de 1984 me sumé a los consumidores. Estaba Gallup, una de las grandes empresas norteamericanas –no le pegaba a nada–. En el referéndum de 1980 perdieron la dictadura, sus lacayos y Gallup; estaba Equipos ganando terreno y clientes con Cesar Aguiar al frente y, poco después, se sumó Factum, con Oscar Botinelli.

Recuerdo reuniones políticas de esa época en la que yo llevaba información de encuestas y me miraban como un marciano, pero poco a poco fueron asumiendo que el estado de ánimo de las “masas” se podía medir mas allá de la opinión de los militantes y encontrarse grandes sorpresas.

Medir para todo, para venderle los más variados productos, para saber la opinión sobre el gobierno, la intendencia, los partidos políticos y de sus principales figuras, pero también sobre políticas específicas y ni que hablar sobre productos comerciales de los más diversos. Incluso la opinión sobre figuras internacionales y de otros países. Cuántos mitos se cayeron…

Lo cierto que el resultado del referéndum de 1989 sobre la Ley de Caducidad fue previsto. En realidad, sabíamos que íbamos a perder por un margen mayor del que se obtuvo en la votación, pero íbamos a perder. Y perdimos. Tengo una prueba, el editorial del diario La Hora Popular: “vencieron, pero no convencieron”. Lo escribí unos días antes de conocerse el resultado. Vaya si fue doloroso y, sobre todo, dimos la batalla hasta el último segundo.

Eso no le quita gravedad a los gestos de censura desde el gobierno y de los tres canales a la publicidad por el voto verde. Se asustaron hasta ese nivel…

Cuando comenzamos la campaña electoral de 1989, con un Frente Amplio fracturado, se habían ido sectores muy importantes, las previsiones eran muy malas, desanimaban y se sumaban a la derrota del voto verde. Y había otro detallecito que no figuraba en las encuestas: se caía a pedazos el muro de Berlín y el socialismo real en toda Europa.

Dimos vuelta las previsiones, recuperamos el porcentaje de votos del Frente Amplio antes de la fractura y ganamos la Intendencia de Montevideo. Y las encuestas ayudaron porque, además, empezamos a conocer de cantidades. Se medían calidades, opiniones específicas. Aunque, sobre todo, aprendimos que lo fundamental era la lectura política de la situación, inclusive el impacto de las encuestas. Y lo sigue siendo.

Me voy a saltear todos los años posteriores, elecciones, referéndum, etc. y llego al 2022. Treinta y dos años después. Casi nada… otro mundo.

Una cantidad variable y creciente de encuestadoras coincidieron en que el gobierno tenía una imagen excelente, en particular el Presidente de la República y que los que querían derogar los 135 artículos de la LUC se iban a dar un soberano revolcón, aunque hubieran juntado algo menos de 800 mil firmas. Lo que muy pocos preveían, me incluyo.

Las encuestadoras, durante todo el proceso hasta el 27 de marzo del 2022 dieron, con casi ninguna excepción, que el SI perdería cómodamente. Las variantes eran entre el 10% y el 15% del total de los votos de diferencia. Otra constante era que entre un 15% y hasta el 25% estaba indeciso, pero por las características de estos electores, su desinterés por la política. Lo más probable es que se volcaran al voto en blanco anulado o por el NO, difícilmente por el SI.

Y como siempre sucede, llegó el 27 de marzo y el NO sacó 1.108.360 votos y el SI, con su lista rosada, sacó 1.078.425 votos. No había visto en mis muchas experiencias electorales una derrota tan festejada y asumida con tanto optimismo, excepto por los ganadores.

Han pasado menos de 4 meses y todo ha cambiado. De un gobierno con alta aprobación, en particular que se ufanaba de haber sepultado el tema de la inseguridad, pasamos a que la última encuesta, la de la Usina de Percepción Ciudadana (UPC), que es de las encuestadoras la que ha estado bastante más cerca de la realidad. Muestra un nivel del 42% de desaprobación de la gestión del Presidente Lacalle, mientras un 38% la aprueba. Por lo tanto, cuenta con un saldo negativo de – 4%. El saldo negativo de la gestión viene siendo negativo desde el mes de abril de este año, mientras que esta encuesta corresponde al mes de junio del 2022. La última.

El resumen es que la llamada "luna de miel" está desapareciendo rápidamente y de manera sostenida.

Otras encuestadoras no son tan claras en cuanto a la gestión pero sí sobre las preocupaciones de los uruguayos. La desaparición de los negros nubarrones de la pandemia no hicieron resplandecer el sol, mostraron las nubes de la inseguridad, de los problemas económicos y en especial de la intranquilidad por el empleo y por la caída de la capacidad de compra de salarios, jubilaciones e ingresos de cuentapropistas y micro empresarios.

Las encuestadoras tendrán sus métodos de selección de la muestra, de lectura e interpretación del trabajo de campo (los datos recogidos por vía telefónica, por Internet, en forma presencial o mixta). Pero, llegado el momento, la realidad se hace tan evidente que es difícil que una técnica de muestreo pueda suavizar o incluso desdibujar esa realidad. Y lo cierto es que a puro olfato, andando por la calle y hablando con la gente, uno siente que los vientos están cambiando y mucho.

Los políticos de todos los colores, así como tienen como convidados de piedra los datos de las encuestas y deben valorar el impacto que tienen en diferentes frentes, expectativas y entusiasmo o desánimo de los militantes, etc., etc., deben tener mucho cuidado en la lectura de esas encuestas. Sobre todo, cuando les dan buenos números. Es allí donde hay que ser más rigurosos y exigentes.

Como decía Isaac Rabin, el asesinado dirigente israelí, las encuestas son como los perfumes. Hay que olerlas, pero no tomarlas.