Como si fuera uno de los tantos escándalos que este gobierno provoca, fría y premeditadamente, asistimos a que el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo (IAVA), creo que sigue siendo el mayor instituto de Enseñanza Secundaria, ocupa el centro de la atención nacional.
Partamos de la base de que a este gobierno le suceden todas las desgracias posibles y de las otras también, porque además de un rombo profundamente equivocado en casi todos los temas, tiene una carencia de cuadros que asusta y se sabe, los incapaces son fuentes de determinados resultados y políticas. Yo ya me niego a crecer que es solo por la casualidad y la mala suerte. Supera todo lo posible.
En la educación, con una reforma administrativa en curso, con un entrevero de pequeños retoques sin fundamento técnico ni pedagógico, con temas pendientes de todo tipo o como me dijo una inspectora que fue convocada a un curso sobre la “reforma” en un departamento del interior, “lo único bueno y útil fueron los sándwiches y los saladitos”, lo demás alcanzaba con una circular, y bastante pobre.
Pues en medio del inicio de las clases en secundaria con inseguridad en diversos institutos, con agresiones y peleas en otros, con miles y miles de horas docentes sin cubrir, con reducción del presupuesto y casi nada de obras significativas, a los genios del Condicen, primero se les ocurre provocar a los alumnos del IAVA. Fría y alevosamente.
No porque son jóvenes, estudiantes y potencialmente rebeldes, sino por el simple hecho de que son seres humanos con un coeficiente normal de capacidad intelectual y de conocimiento de sus derechos y si hace 14 años tienen un salón gremial, en un rincón del IAVA cualquiera comprende que si se lo quieren sacar de pesado, están fabricando un conflicto. Es una provocación y eso es lo que hizo la directora de Secundaria Jennifer Cherro. Provocó un conflicto.
Tengo unos cuantos años, es cierto que hace mucho tiempo, de dirigente estudiantil de secundaria, y les puedo decir que nunca escuché de parte de un gremio estudiantil tantas palabras de diálogo, de mesura, de preocupación por una negociación con las autoridades.
Pero como toda esa provocación no le alcanzó, suspendieron y sumariaron al director del IAVA, profesor Leonardo Ruidiaz. Los argumentos esgrimidos son tan ridículos que es una tomada de pelo nacional. Suspenden a la única autoridad que podía perfectamente encauzar un diálogo con los estudiantes y encontrar una solución razonable. No sirve, hay que echar nafta a la hoguera.
¿Por qué? No es un error como creen algunos desprevenidos, la profesora Cherro es una feroz combatiente por este gobierno, este estilo y por la propaganda oficial y nunca haría nada parecido sin el apoyo del presidente del Codicen, Robert Silva, y por lo tanto de toda la pirámide gubernamental. Es una provocación completa, para reducir todo el debate de la reforma y su divague cada día mas absoluto, a esta provocación y a demostrar que los estudiantes y los docentes no quieren el avance, ergo la reforma. Que digámoslo con todas las letras, es un verso mal contado. No es ni reforma ni apunta a resolver los problemas serios que tenemos en la educación desde hace muchos, demasiados años.
La provocación se ha transformado en un método que integra la “reforma”.
Al otro día de este despliegue “pedagógico”, Robert Silva, una lumbrera de la educación, se encargó de reforzar el mensaje provocador, destituyó a la directora de Enseñanza Primaria Graciela Fabeyro, una docente con amplia experiencia, licenciada en Ciencias de la Educación para la Salud, Gestión Educativa, Evaluación Educativa a Distancia y magister en Educación y Sociedad y doctora en Educación. Todo el Codicen junto, no le llegan a los talones, pero… el argumento deslumbrante de Silva es que: "Se consideró necesario hacer modificaciones en la conducción subsistema educativo ante la necesidad de seguir adelante con las acciones planificadas dentro del marco de la gestión institucional".
Pero Fabeyro no era suficientemente conflictiva, provocativa y la “impronta” que reclama el gobierno es de provocaciones e imposiciones, porque esa es la esencia de la reforma. ¿A quién se le ocurre planificar y ejecutar una provocación con el alumnado del mayor centro de Secundaria, el IAVA, por un reducido espacio y un supuesto acceso para discapacitados?
Y mientras tanto, un actor fundamental de todo este proceso, un promotor del diálogo entre los estudiantes y las autoridades, el director del IAVA está sumariado, retenido el 50% de su sueldo y además impedido de declarar y opinar. Da vergüenza de solo escribirlo.
Si el método central de la provocación, de enturbiar los verdaderos temas en debate en la educación, de los mecanismos realmente pedagógicos y que forman parte de uno de los motivos y objetivos centrales de la educación, el pensamiento crítico, la defensa de los derechos y las libertades, lo quieren someter a la fuerza, es porque esa es su ideología. Y no lo estamos diciendo claro.
Estamos retrocediendo con el avasallamiento de los derechos de estudiantes, docentes y padres, cuyo papel en esta “reforma” es el silencio y el miedo.
Y si algún jerarca no muestra suficiente devoción por esta doctrina “educativa” la sacan rápida y sin explicaciones. Están explícitas, el que no las quiera entender que se calle o se sume el murmullo.
Eso es lo que quieren provocar, muchos murmullos y que los uruguayos nos adaptemos a murmurar, por la inseguridad y sus mentiras, en la entrega del Puerto de Montevideo y su olor a repodrido, en su servicio de protección presidencial, dirigido por delincuentes encallecidos, en la entrega de documentos a jefes mafiosos y narcos, en la “reforma” de la educación a atropello limpio y turbiedad pedagógica por todos lados, y en la reforma de las jubilaciones y pensiones, que le pusieron una guirnaldas de florcitas, pero el tronco espinoso de más trabajo, menos ingresos, y más privilegios para algunos, sigue inconmovible.
No nos perdamos solo en los detalles de cada episodio, miremos el conjunto y podremos apreciar a que nos estamos enfrentando. Eso si, con el lamento lloró de la “brecha” y la buena voluntad, a tiempo reducido para cualquier diálogo.
Mucho depende de cómo la oposición se pare frente a esta política global de derecha. Sin precipitaciones, con la firmeza de todo el movimiento social, pero también llamando las cosas por su nombre y gravedad.