¿Qué creen los uruguayos, sudamericanos y británicos sobre las Islas Falkland? ¿Cuánto sabemos realmente sobre ellas? Me lo he estado preguntando desde que llegué a Uruguay y estuve en contacto con representantes del gobierno de las Falklands, con su comunidad, que tiene lazos de larga data con Uruguay, y con uruguayos que tienen diferentes niveles de conocimiento e interés en temas relacionados con este remoto archipiélago a cientos de kilómetros de la costa de Sudamérica en el Atlántico Sur.

Mi viaje a las Islas Falkland este enero fue una buena oportunidad para ver las cosas por mí misma. Entiendo que se trata de un tema complejo con mucha carga emocional, pero también vale la pena abrirlo al diálogo. Es comprensible que en Uruguay se conozca mejor una de las versiones de los acontecimientos. Ahora que entiendo mejor estas islas y su gente, siento que debo compartir lo que sé con los uruguayos, un pueblo que ama la política, la historia y el debate.

Si le pregunto a cualquier uruguayo qué sabe de las Falklands, lo primero que le vendrá a la mente será probablemente el conflicto de 1982, provocado por un dictador argentino. Este es el capítulo más triste de la historia de las islas, recordado con dolor por todos los implicados. Con suerte recordará que Uruguay atendió con honor a los heridos de todas las partes en conflicto. Recientemente, en una demostración del compromiso de todas las partes para honrar la memoria de los caídos, el Reino Unido y Argentina trabajaron con el Comité Internacional de la Cruz Roja y el Gobierno de las Islas Falkland para identificar a 121 soldados argentinos que habían sido enterrados sin ser reconocidos en el Cementerio Argentino de Darwin. Por primera vez, las familias de los soldados caídos pudieron visitar el lugar donde descansaban sus seres queridos.

Este es un claro ejemplo de cómo, a pesar de nuestras diferencias, Argentina, el Reino Unido y los isleños podemos, y debemos, dejar de lado nuestras diferencias políticas y trabajar juntos en áreas de beneficio mutuo. Es por ello que la reciente retirada de Argentina del Comunicado Conjunto Reino Unido-Argentina de 2016 fue decepcionante. El comunicado había guiado nuestra colaboración en los últimos años, y al alejarse de él, Argentina se alejó del trabajo conjunto para abordar las amenazas comunes a todos, desde la pesca no regulada hasta la protección del Atlántico Sur frente al cambio climático.

¿Qué más saben los uruguayos sobre las Falklands? Tal vez recuerden su referéndum, en 2013: fue observado por representantes de varios países, entre ellos Uruguay. Esta semana se cumplirán 10 años desde que el 99,8% de los habitantes de las Falklands votaron seguir siendo un Territorio Británico de Ultramar autónomo. ¿Qué significa esto? Los isleños quieren mantener sus lazos con el Reino Unido. Durante mi estadía, y hablando con los residentes, me enteré de que esa visión de su futuro sigue siendo igual de sólida. Quieren seguir aprobando sus propias leyes, eligiendo a sus representantes, gestionando sus recursos y presupuesto, cuidando de su entorno especial y planificando su futuro, como lo han hecho hasta hoy.

Quizás no muchos uruguayos sepan cuan independientes son las Falklands. Las únicas áreas en las que los isleños han decidido seguir recibiendo apoyo del Reino Unido son las de Asuntos Exteriores, Seguidad y Defensa. Se trata de una cuestión puramente práctica para ellos: una población de 3.500 personas no tiene capacidad para representarse a sí misma a escala mundial ni para gestionar su propia defensa; en el resto de las áreas, eligen gestionar sus propios asuntos. Cuando observé una reunión de su Asamblea Legislativa vi a sus representantes elegidos localmente entablar el mismo proceso de toma de decisiones que se esperaría de cualquier asamblea legislativa. El mito de que el Reino Unido dice a los isleños lo que tienen que hacer no es cierto.

También me pregunto si los uruguayos saben que, antes de 1833, no había ni población indígena ni ningún otro tipo de población asentada en las islas. Nunca se ha expulsado por la fuerza a ninguna población civil de las Islas. Desde 1833, la población se ha desarrollado predominantemente a través de la migración desde Europa (al igual que en Uruguay, Argentina y muchos países de América Latina). Los habitantes de las Falklands no son ni más ni menos "transplantados" que la población argentina o uruguaya.

Por eso el Reino Unido defiende el derecho de los isleños a decidir su propio futuro. Nuestra posición se basa en el derecho internacional y en los principios democráticos universales, así como en la Carta de las Naciones Unidas. Pero estar allí me recordó que lo hacemos por la gente. Defendemos los derechos de una población que vive en las islas desde hace nueve generaciones y que tiene su propia identidad, con su dialecto y cocina únicos. Esa identidad está en constante evolución. Personas de 68 nacionalidades han establecido su hogar en las islas. Conocí a personas de Chile, Zimbabue, Francia, Filipinas, Argentina, Mexico, Reino Unido y Uruguay. Han construido, y siguen construyendo, una comunidad diversa, próspera y moderna. Están orgullosos de representar a su patria en torneos deportivos internacionales. Tienen un equipo juvenil campeón de hockey sobre hielo, ¡a pesar de no tener pista de patinaje!

Durante mi estancia en las islas recibí muchos mensajes de uruguayos interesados en saber más sobre ellas, cómo visitarlas e incluso cómo trabajar allí. El comercio se remonta a la época del británico Samuel Lafone que desarrolló negocios tanto en Uruguay como en las Falklands (hay lugares en ambos sitios que llevan su nombre todavía ). En el supermercado de Stanley encontré fruta, verdura, jugos, vinos e incluso yerba de Uruguay. La población de las Falklands, de alto poder adquisitivo, está abierta a recibir más productos. Conocí a productores ovinos que esquilaban lana para exportar a Uruguay, y que utilizaban productos agrícolas importados de Uruguay. Esto es resultado de los intercambios entre productores de las Falklands y uruguayos, respaldados por misiones comerciales en ambos sentidos, y gracias a la participación de las Falklands en la Expo Prado.

Desde 2013 en adelante, legisladores uruguayos de todos los partidos políticos han viajado para conocer las islas, invitados por el Gobierno de las Falklands. La visita más reciente se superpuso con la mía, al igual que una visita de estudiantes de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Esto me brindó una oportunidad de observar la hospitalidad de los isleños hacia los latinoamericanos y el entusiasmo mutuo por trabajar juntos. No hubo discusiones políticas sobre la soberanía, solo se exploraron oportunidades que beneficiarían tanto a Uruguay como a las islas.

También me enteré del afecto que los isleños sienten por Uruguay. Los isleños mayores de cierta edad se educaban en Uruguay hasta que construyeron su propia escuela secundaria. Antes de que existieran los enlaces aéreos con las Islas, un barco de pasajeros viajaba entre Stanley y Montevideo. En los últimos años se han realizado conversaciones virtuales entre estudiantes de ambas partes. Actores uruguayos representaron obras de teatro en las islas en 2020. También ha habido colaboración científica, médica y medioambiental, y habrá más en el futuro. ¿Qué me dice esto? Que la gente aprecia y valora estos intercambios.

He dicho que recibí comentarios positivos durante mi estancia en las islas. También recibí comentarios negativos. Soy consciente de que algunos pueden no estar de acuerdo conmigo sobre la soberanía de las Islas Falkland. Espero que podamos aceptar nuestras diferencias con respeto, como ha hecho históricamente Uruguay. No me corresponde a mí, ni a nadie, decirles lo que tienen que pensar sobre las Islas Falkland. Los invito a que investiguen y decidan por sí mismos.