Los lectores, a esta altura deben estar bastante saturados de cualquier cosa que se refiera a las diversas denominaciones de la peste que castiga al mundo. Lo atractivo es pensar, especular, imaginar cómo saldremos de ella.
En Uruguay van algo más de 3 meses de emergencia por el coronavirus. En 100 días de pandemia nos ha ido y lo hemos hecho mejor que la mayoría de los países del mundo y, ni que hablar que de nuestra región, América, donde todavía está en pleno aumento tanto el número de infectados como de muertos.
Las cifras son implacables y elocuentes: total de infectados 848, poco más de 30 personas que cursan la enfermedad, más del 93% de curados y 23 muertos. Comparar estas cifras con las de los EE.UU. Brasil, Reino Unido, Italia, Rusia, España, Chile, Perú y muchos otros países, es una afrenta a nuestra sensibilidad. Pero es la cruda realidad, entramos y vamos bien en el manejo de la pandemia y el mundo entero nos lo reconoce. Lo importante es además considerar las cifras de Uruguay en su conjunto.
Los méritos son de muchos, pero hay que saber priorizarlos y ser justos, primero son del gobierno, de sus acciones y su comunicación y presencia en los lugares difíciles; segundo de la gran mayoría de la sociedad uruguaya que se cuidó y cuidó a sus semejantes; tercero de la acumulación positiva, del personal médico y de enfermería; de la cantidad y calidad de las estructuras sanitarias que en los últimos años mejoraron a ojos vista (hospitales, sanatorios, camas de CTI, ambulancias, etc.)
No hay que cantar victoria, pero 100 días de epidemia son una prueba terrible y la hemos pasado muy bien. Ahora está comenzando otra etapa, tan o más compleja que la anterior: ¿En qué condiciones saldrá el país de esta situación que afectó la economía, la sociedad y dentro de ella a cientos de miles de personas débiles y pobres; la producción y las certezas?
No se trata solo de sensibilidades políticas e ideológicas diversas - que existen y existirán - sino de una actitud, de un estado espiritual frente al futuro. Voy a resumir lo que hará Alemania, gobernada por una amplia coalición de todos los grandes partidos y guiada por Angela Merkel, del partido de conservador y liberal: Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU)-
El gobierno de Alemania lanzó un programa sin precedentes "Mit Wumms aus der Krise" por un valor de 130.000 millones de euros (145.670 millones de dólares) para los años 2020-2021 con el fin de sacar al país de la crisis causada por la pandemia de coronavirus. Esto equivale al 3.4% del PBI de Alemania. El PBI de Uruguay es de aproximadamente 63.000 millones de dólares anuales (2019), lo que implicaría invertir unos 2.140 millones de dólares. Y está más que claro que estamos muy lejos de algo parecido.
Un resumen de las medidas alemanas:
*Las familias recibirán un bono único de 300 euros por cada hijo.
*Entre el 1 de julio y el 31 de diciembre, la tasa del impuesto al valor agregado (IVA) será bajada del 19 al 16 por ciento, la tasa reducida descenderá del siete al cinco por ciento.
* Las contribuciones a la seguridad social se limitarán a un máximo del 40 por ciento del ingreso bruto hasta 2021.
*Se incentivará la compra de camiones, aviones y barcos más respetuosos con el clima.
*Se duplicarán las primas por la compra de vehículos eléctricos respetuosos con el clima y el medio ambiente.
*Los municipios recibirán compensaciones por la pérdida de ingresos tributarios.
*Se establecerá un programa de asistencia de 25.000 millones de euros para la pequeña y mediana industria y para trabajadores autónomos.
*Las empresas y los consumidores tendrán beneficios en el precio de la energía eléctrica.
*Se reducirán los impuestos para empresas en dificultades.
*Se adelantarán las inversiones previstas en infraestructura.
*Se destinará más dinero para la investigación y la modernización en las áreas de digitalización, comunicación, tecnología de avanzada y la transición hacia fuentes de energía renovables.
*Se aumentará la producción interna de productos médicos relevantes y se creará una reserva nacional de emergencia para futuras pandemias.
*Se invertirán miles de millones de euros en los hospitales.
*Las empresas recibirán primas para la formación de aprendices.
*Se aumentarán los impuestos para vehículos con altos niveles de emisión de gases nocivos.
*Se implementará un programa de fomento de mil millones de euros para el arte y la cultura.
*El Gobierno fomentará la expansión de jardines de infancia y guarderías. Se acelerará el programa para expandir las escuelas y colegios de jornada completa.
La primera objeción en Uruguay será grande como una muralla: ellos tienen plata, mucha más plata que nosotros. Es cierta, pero es parcial.
Es seguro que esta enorme inversión pesará sobre el déficit fiscal y las cuentas públicas a corto plazo incluso en Alemania, pero seguro que le darán un gran impulso al país para salir y dará un gran salto en su desarrollo y les permitirá recuperarse también en las cuentas públicas.
En el programa alemán además de plata, hay una señal de audacia, de mirada hacia el futuro, de no comprimirse en la sacrosanta macroeconomía, que todos aceptamos, pero que tiene sus momentos y sus oportunidades. Reducir los salarios de los que perciben un ingreso fijo, durante varios meses, de esa manera reducir las jubilaciones y por lo tanto la capacidad de compra de la mayoría de las familias uruguayas, es un camino, pero muy peligroso. No se trata de gritar desaforados sobre las etiquetas, sino sobre los resultados, ese camino hará muy largo el proceso de recuperación, muy doloroso y perderemos todas las ventajas del buen manejo de la peste, para sumergirnos en recetas que ya se han demostrado equivocadas.
Esta crisis, es una enorme oportunidad de dar un gran salto en conjunto con la sociedad uruguaya, con la contribución de todos los sectores políticos democráticos, de la sociedad civil en su conjunto y continuando con el aporte de los científicos y de la academia. Y le daría un enorme prestigio a la política en su conjunto y al gobierno. Y yo no soy ningún fanático, que quiero que le vaya mal al país para que de esa manera le vaya peor al gobierno. Eso es miseria política, construida sobre la piel delos uruguayos.
La ortodoxia tanto en materia ideológica, política, económica o religiosa cuesta muy caro. Lo puede decir con propiedad un ortodoxo.
El otro camino, el que se perfila para Uruguay, es la tradicional senda repleta de piedras, de yuyos conocidos y nuevos, es la administración de la decadencia y con un horizonte nebuloso. No hay una tercera vía, hacia adelante o flotar hacia atrás.