Por Luis Hierro López | @LuisHierro7
El dirigente colorado, vicepresidente de la República entre 2000 y 2005 y ministro del Interior entre 1995 y 1998, Luis Hierro López, escribirá una serie de cinco entregas en Montevideo Portal hablando sobre el tema de la inseguridad. A continuación, la cuarta: "En busca de las coincidencias". La anterior se llamó "Hay que cambiar el modelo policial cuantitativo por uno cualitativo"
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Los programas partidarios coinciden, curiosamente, en que es necesario volver al régimen de las Comisarias, desarmadas por el Ministerio de Bonomi. Inclusive el Frente Amplio admite ahora ese sistema y el establecimiento de grupos policiales de cercanía, terminando con la nociva centralización de estos últimos años.
Por desconfianza hacia los cuerpos policiales tradicionales - Bonomi y su equipo sostenían que en las comisarías había procesos de corrupción que no se podían controlar - el Ministerio concentró todas las responsabilidades. Las comisarías fueron desmanteladas, no tienen prácticamente funcionarios - recordemos el increíble video de una persona que ingresó a uno de esos locales y no encontró a nadie - y no se les ha delegado ninguna función especial. Lo mismo ocurre con las Jefaturas, que como tienen rango constitucional no pudieron ser aniquiladas, pero en los hechos cumplen tareas administrativas. Lo mismo ocurrió con las direcciones nacionales. De esa manera, acompañado por los servicios tecnológicos y la guardia Republicana, Bonomi y sus asesores se encerraron en su bunker, sin contacto ni con la población ni con las bases de la Policía.
Entre otros errores históricos, el Ministro equivocó el camino, porque si había corrupción en las Comisarías debió combatirla pero manteniendo las unidades territoriales, y mejorándolas. El desacierto fue de tal entidad que ahora el candidato oficialista, ingeniero Martínez, proponer reponer 260 Comisarías hoy desmanteladas.
El concepto es adecuado, porque los cuerpos policiales modernos y eficaces se basan en una amplia descentralización, transfiriéndole amplios poderes a los comisarios o jefes de las jurisdicciones territoriales. Eso no quiere decir que no haya líneas estratégicas comunes, pero la acción se desconcentra sobre el territorio. Se hace evidente que en Montevideo y en varias zonas del interior habrá que hacer una reorganización de las Comisarias, aumentando su número y dividiendo las viejas zonas - algunas de enormes dimensiones - para que sea posible contar con esa "Policía de cercanía" que casi todos los partidos reclaman, grupos de agentes que conozcan cada barrio y a sus habitantes.
Ese modelo requiere algunas medidas complementarias para que la acción policial sea eficiente y responsable. Es necesario crear un instituto independiente al Ministerio que fiscalice las cifras del delito y las chequee. Una especie de INEED - el instituto de Evaluación Educativa que analiza el comportamiento de las ramas de Enseñanza - que evalúe la gestión con criterios técnicos y nos permita saber, a los ciudadanos, cómo responde la Policía ante nuestras denuncias. No es posible que el 911 no conteste, o que en la Comisaría se responda negativamente ante el reclamo de un vecino. Tampoco es posible admitir que los casos no se aclaren y haya una especie de "agujero negro". Los asesinatos tienen apenas un 50% de resolución, pero de las rapiñas sólo un 10% de sus responsables son ubicados. Los hurtos prácticamente no se investigan. En muchas ocasiones, las medidas de prevención contra los casos de violencia doméstica fallan en forma incomprensible. Esa desidia o irresponsabilidad es juzgada muy severamente por la población, que a partir de esas omisiones genera grados de desconfianza pública a las fuerzas del orden, lo que debe ser superado.
Ese cambio es sustantivo si queremos recuperar niveles de seguridad pública razonables. Los derechos de las víctimas de los delitos son intocables y por lo tanto la Policía debe estar a su servicio. Hay que transparentar esa gestión, que hasta hoy es deficitaria: las Comisarías deben ofrecer protección e información a quienes acudan a ellas.
Esta coincidencia inicial permitiría abrigar esperanzas respecto a que es posible acordar entre los partidos las bases de un nuevo modelo policial. Hay que trabajar en esa línea.