Un emprendedor es un hacedor (vale decir, una persona de acción), capaz de poner toda su energía, sus ganas, tiempo y dedicación, 7x24x365, a su proyecto. Todo eso de la libertad financiera, manejar tus tiempos a tu antojo y bla, bla, bla, son puro cartón pintado. Lo primero que se debe tener bien claro es que quien elige emprender está eligiendo un estilo de vida.
Una forma de vivir diferente a las demás. Ni mejor ni peor, diferente. Y no hay edad para comenzar, nunca es tarde para emprender. ¿A los 80? Y, sí, porqué no. Mientras el cuerpo aguante... Sería una opción excelente para mantenerse activo.
Pero qué está pasando: ser emprendedor está de moda. Seamos honestos, como nunca, los bancos nos envían newsletters invitándonos a concursos o eventos para emprendedores. Como emprendedor –me pasó– si vas a pedir un préstamo, rara vez te den algo que te sirva. Continuemos, vemos a los gobiernos lanzando programas para formar emprendedores. Pilas de podcast para emprendedores, redes de mujeres emprendedoras y cuántas más cosas se les ocurra. Por esa razón, muchos compran la fantasía del “entrepreneurship”. Tiene su lógica, está a la vista de todos y al alcance de la mano.
¿Qué significa esto? Creer que vas a poder forrarte en unos años y después te vas a retirar a disfrutar de tu plata. Es un chino bien contado que tiene como principal mercado objetivo a los millennials y centennials. En la cultura de la inmediatez todo es posible, rápido y bonito sin despeinarse.
La cruda realidad es que emprender es durísimo. Créanme, lo es, aunque en los primeros meses se vive una grajea emocional de enamoramiento que ayuda a amortiguar las trompadas. Transcurrida la luna de miel, llega lo real. La vida se te desordena totalmente, tenés que estar preparado para soportar la incertidumbre, los imprevistos constantes a toda hora y, pese a todo tu esfuerzo, nadie te garantiza un ingreso a fin de mes.
No basta con el voluntarismo. Es cierto que es necesario, pero tu destino como emprendedor depende de múltiples variables. Lo político, la economía, los cambios sociales, el mercado y hasta la suerte misma sentencia tu resultado. Por eso no hay que dejarse engañar por esos gurúes del éxito que predican algo que sólo es negocio para sus propias arcas.
Lo que me lleva a concluir que, si bien la actitud hace una gran diferencia, es una condición necesaria, aunque no suficiente. Entonces cabe preguntarse, ¿cualquiera puede ser un emprendedor? La respuesta es no. Es una falacia suponer que todos pueden convertirse en emprendedores. Así como no todos pueden ser doctores, jugar en la primera de River, bailar en el Colón o cocinar como Narda. Tengo la convicción de que emprender no es para todos y todas, tal como promueve parte de la prensa especializada y los gobiernos con sus programas. Y mucho menos alcanzar el éxito. Eso de construir una empresa tecnológica que valga más de USD1.000 millones, es para muy pocos privilegiados.
Paso a dar mis fundamentos. Según mi experiencia, emprender es un estilo de vida único que te tiene que gustar para poder sostenerlo en el tiempo. Ese hecho distintivo lo hace exclusivo para algunas personas.
El emprendedor debe moverse en un mundo incómodo, duro, caótico, inseguro, incierto y cambiante. Envuelto en una lucha interminable contra uno mismo y contra las adversidades. Necesita tener un propósito (saber por qué hace lo que hace) y enfocarse en él. También requiere contar con habilidades particulares como saber comunicar, ser flexible y resiliente –tener la piel gruesa, diríamos en mi barrio–. Si no te sentís identificado con esto es porque no es para vos.
Por otra parte, en un contexto tan dinámico y competitivo, las competencias profesionales marcan la diferencia. Manejar planillas de Excel con estimaciones de la demanda, flujos de caja, estrategias de marketing y ventas, capacidad de liderazgo de equipos, entre otras.
Al fin y al cabo, no te aconsejo seguir una iniciativa emprendedora guiada por el efecto arrastre o sesgo del bandwagon. O sea, seguir la moda y emprender porque muchos lo hacen. Siendo naif, creyendo que te va a ir bien porque a algunos les va bien; cuando lo normal es fracasar. Así es, el fracaso es lo normal, aunque te lo vendan distinto. Elon Musk dice que en un cohete hay 1.000 maneras de fallar y 1 puede funcionar.
¿Quiere decir esto que uno no debe intentarlo? ¿Qué los gobiernos no deben promover la cultura emprendedora? ¿Qué los podcasts no sirven? Definitivamente no, todo lo contrario. Pero sí hay que ser realistas y salir de la ficción. Emprender es un acto solitario (todo depende de vos) un compromiso full life, sacrificado y sin reconocimientos. Y siempre hay que estar en una búsqueda continua para hallar la manera en que la nave funcione.