El premio Óscar a la mejor película extranjera se lo llevó la alemana Sin novedad en el frente, basada en la novela de Erich María Remarque. Era previsible a pesar de la muy buena película Argentina, 1985, porque la premiada habla de la guerra, de la más cruda actualidad en Europa y en el mundo. Desde la Segunda Guerra Mundial que no había una guerra de estas proporciones en Europa, con la directa participación de Estados Unidos y con 400.000 soldados muertos en un año y miles de civiles ucranianos. Y Europa ha sido la cuna de todas las guerras mundiales.
Es una decisión seguramente respaldada por la actualidad del mensaje de esa película que pinta muy bien, con todo su dramatismo, todas sus tensiones y contradicciones de la llamada Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial.
Es difícil encontrar en la filmografía mundial, que tiene miles y miles de películas sobre las guerras, y en particular las dos guerras mundiales, una pintura tan dramática, tan cruda de la guerra, como el límite de las condiciones humanas. Incluso en los años de 1930 se produjo otra película basada en la misma novela alemana.
Europa, que sufrió a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, la guerra de los Balcanes, ahora afronta una nueva situación, donde lo único previsible, es que no hay soluciones a la vista y los que se deberían poner a negociar, no solo no lo hacen, sino que además no tienen ni demuestran ningún interés. Ni Rusia, que comenzó la invasión, ni los Estados Unidos, que es el principal soporte de Ucrania en la ayuda económica y militar y que está logrando un sometimiento total de la Unión Europea a sus objetivos políticos y militares.
El último episodio se conoció esta semana en Alemania, donde el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, sustituyó al jefe del Ejército, el general Eberhard Zorn, después de haber sido criticado tras realizar unos polémicos comentarios sobre las capacidades militares rusas en el marco de la guerra de Ucrania.
En una entrevista concedida el año pasado a la revista Focus, Zorn declaró que Ucrania realiza “contraataques, con ayuda de los cuales puede recuperar lugares del frente, pero no puede hacer retroceder a Rusia en un frente amplio”.
Tras este comentario, “el supremo” en Europa, el general Ben Hodges, el excomandante del Ejército estadounidense en Europa, criticó estas declaraciones, asegurando que se trataba de un “análisis asombrosamente pobre de las capacidades rusas que, lamentablemente, reflejan gran parte del pensamiento de la ‘élite’ alemana”, según indicó en su cuenta de Twitter.
El actual ministro de Defensa tomó posesión a mediados de enero de este año, tras sustituir a Christine Lambrecht en el cargo, quien se vio envuelta en varias polémicas en medio del debate sobre si Berlín debía enviar a Ucrania carros de combate Leopard 2 a Ucrania.
Las cifras que se manejan extraoficialmente sobre las bajas de ambos bandos, son de 200 mil efectivos muertos. Y este dramático elemento, que tanto tiene que ver con la película y la novela de Remarque, será en definitiva como lo muestra la historia el elemento determinante para el resultado de esta guerra.
Y la sensibilidad de las sociedades occidentales está reflejada en esa película, porque pinta la vida y la muerte de esos seres insustituibles y únicos, los soldados, como el enorme sacrificio que se paga en las guerras y lo hace con maestría y sin piedad. Y esa misma mirada tendrían que tener los políticos de ambos bandos para buscar con urgencia una solución negociada. Cada día que pasa, son miles de muertos, analizados como en un sangriento ajedrez.
Muchos hablan de tecnologías, de tanques, de misiles, de aviones de combate, de artillería de todo tipo, pero lo que la historia sigue mostrando es que el factor humano es fundamental, es decisivo. Y los miles de mueros no son lo mismo para Rusia que para Ucrania.
Más se prolonga la guerra y más difícil le es a Ucrania, aunque reciba un torrente interminable de armas, mantener las hostilidades. Se le va agotando la principal reserva. Tiene ocho millones de refugiados en el exterior y una población original (incluyendo los territorios ocupados por Rusia de 44 millones de habitantes). Rusia tiene una población de 143,2 millones de habitantes.
Todas las guerras mundiales, y esta se parece bastante, fueron ganadas por los países con una población mayor, tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial.
El premio Óscar debería ser interpretado como un mensaje más sobre los horrores de las guerras, por su inmenso costo humano y su barbarie.
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