La semana pasada escribimos, precisamente, sobre el gobierno prisionero de su actual modelo económico. En pocos días, ante las graves consecuencias políticas y económicas que enfrenta al país, por los aumentos de precios y la caída en picada de la capacidad adquisitiva de los salarios, jubilaciones, pensiones e ingresos de la mayoría de los cuentapropistas y pequeños comerciantes, adoptó una medida que es, ni más ni menos, que tratar de disfrazar el modelo.
Frente a la andanada de reclamos de los gremios, de los propios integrantes de la coalición multicolor y naturalmente de la oposición, Lacalle cortó en seco: resolvió aumentar las jubilaciones un 3% y los salarios públicos un 2%, y logró un milagro pocas veces visto: poner a todos en contra, trabajadores, jubilados, empresarios, economistas y las focas oficialistas aplaudiendo tímidamente.
Es que además de tratar de mantener el “ modelo” del déficit fiscal como perno de la macroeconomía, lo toqueteó con cifras y plazos ridículos, los ingresos de una parte de los afectados, y en definitiva, no resolvió nada.
Los aumentos no cubren en ningún caso lo que ya se perdió: los ingresos de una amplia mayoría de la población, devorados por la inflación, sino que se cobrarán recién a partir del mes de agosto, es decir, faltan 4 fines de mes -y cada día más inalcanzables- para los hogares uruguayos, alejados y empeorado por los aumentos de los combustibles y los precios.
Porque lo que no se detiene es la inflación. Cuando se comiencen a cobrar los misérrimos aumentos, ya habrán sido devorados totalmente por los aumentos de precios. La explicación-excusa, especialidad de este gobierno como no se recuerda en la historia nacional, sobre los aumentos de precios en todo el mundo, la guerra en Ucrania, y cuando se agota día a día la pandemia, algo tenia que inventar.
Y eligió, en la soledad de siempre, sin consultar a nadie, creo que ni a su propio equipo económico, retocar el modelo, hacerlo más deforme.
Las consecuencias de las políticas luego del “espectacular triunfo en el referéndum 135”, ya se ven: primera encuesta y el presidente perdió 5% de apoyo y ganó 5% de rechazo. Lo que anunciamos hace dos semanas comienza su proceso: la luna de miel se esfuma y todos los integrantes del gobierno van a querer salir indemnes.
El reclamo presidencial de utilizar los datos y no el relato, se impone por la propia realidad. Los datos de los ingresos de la gran mayoría de la población, el número de los homicidios y delitos, comienza su desbarranque, pero con una pendiente que se inclina a ojos vista.
El modelo era conocido, había una amplia experiencia de anteriores decadencias y ni siquiera cubierto con paños de muchas palabras, vaticinaba nada bueno. Pero disfrazado, deformado, es todavía peor, porque incluye una burla.
¿El presidente cree que los uruguayos hemos sido afectados de manera tan violenta por la peste, que con miserables porcentajes, un kilito de asado por aquí y otro de harina por allá, nos iba a conformar e iba a alejar el fracaso de un gobierno que hace muchos anuncios y pocas, muy pocas, obras?
Ahora tiene a sus disposición los 476 “magníficos artículos de la LUC”, récord nacional y mundial, se agota la pandemia, y entonces,¿y?
Se viene el invierno, y se vienen las pruebas de que las promesas no eran solamente eso, sino que tenían un mínimo de sustento, y en el horizonte, fuera de los altos precios internacionales de las materias primas que exporta el país y el rebote de la pandemia, no se ve nada importante, estratégico, en la actualidad apremiante, no en el horizonte.
A todo esto, su obra maestra, la entrega del puerto de Montevideo a los belgas de Katoen Natie por 60 años, incluido el Reglamento de Atraque, comienza a dar sus frutos venenosos y se inician reclamos judiciales a nivel internacional por chilenos y canadienses, estos sí reales, y por cientos o miles de millones de dólares, y no el bluff de los belgas.
Cientos de trabajadores portuarios perderán su trabajo. Y los belgas que no se conforman con nada, quieren extender sus tentáculos a otros frentes estratégicos de la vida nacional, como la generación energética y el procesamiento de la basura, ya verán.
Y se vienen las actuaciones judiciales, tanto a nivel de los belgas como de la ANP y gobernantes involucrados, y por los estudios legales que han contratado - los más importantes del país a nivel penal-, está claro que la cosa viene espesa.
Por primera vez una encuesta de opinión le dio una sonora bofetada a este gobierno: 46% rechaza la decisión de entregarle el puerto a Katoen Natie y solo el 23% la aprueba.
La peor parte del disfraz del modelo es precisamente la subestimación de la gente. Porque parte de la base de que las medidas adoptadas - aunque en el bolsillo, la mesa, la vida de la mayoría abrumadora de la vida de los uruguayos, no tendrán ningún resultado positivo- , solo confirmarán que este año 2022 será el tercero consecutivo de caída del nivel de vida, y de redistribución regresiva de la renta y la distribución de la riqueza.
Es cierto que la gente no se mueve mecánicamente, que durante la pandemia supimos valorar los esfuerzos de la vacunación, aún con sus momentos dramáticos y sus altos costos en contagiados y en muertos, y le dimos una carta de crédito al gobierno. Pero ya se trata de otra cosa. Lo que se pretende es directamente, que ignoremos la realidad y que, además, nos olvidemos de las polémicas durante el referéndum.
Cada día está más claro quiénes mentían. Quiénes esperaron hasta después del 27 de marzo para que las cifras y la realidad se precipitaran. Y esto, recién comienza.