A medida que el debate político se hace más duro y ríspido, pasada la pandemia y avanzando los diversos temas de la agenda oficial, de la oposición o impuestos por la realidad nacional, comienzan a surgir los “dialoguistas”, los ciudadanos interesados o desinteresados que, hablando de la “grieta” o no, comienzan a reclamar colaboración entre los partidos.

No tengo dudas que algunos lo hacen con la mejor buena voluntad, como si la política se negara a sí misma y se adaptara a los empujes de las buenas voluntades de algunos ciudadanos.

La democracia, el liberalismo político, la libertad y la base de cualquier país donde funcionen las instituciones es que el debate y el choque de posiciones e ideas sea la base de su propia existencia. Los que impusieron el silencio, la colaboración obligatoria entre actores elegidos por ellos, fueron los militares y la dictadura. No quiere decir que ninguno de los que reclama acuerdos, tenga esas intenciones, pero a esta altura para responderle podemos hacer demagogia o hablar en serio.

Hay temas de fondo donde no hay acuerdo y el primero de todos es que el gobierno quiso y quiere gobernar por su cuenta y solo en contadas ocasiones, aceptó compartir ciertas responsabilidades y definiciones, incluso durante la pandemia y con el GACH, avanzó hasta donde lo consideró necesario, pero todo el rol estelar lo quiso jugar el Presidente Lacalle y luego los ministros vinculados. Y estaba en todo su derecho, aunque la situación fuera excepcional.

Otro ejemplo es que decidió, sin siquiera recibir el asesoramiento OBLIGATORIO constitucionalmente del directorio de la Administración Nacional de Puertos (ANP), con la más “estrecha” participación de 5 personas el destino por 60 años de un elemento vital para el desarrollo y la existencia misma del país, el puerto de Montevideo y resolvió por decreto. No consultó siquiera a los otros integrantes de la coalición, ni al Consejo de Ministros, ni a nadie fuera del círculo áureo-portuario de 5 personas. Está por verse legalmente si lo podía hacer, pero no hay duda que ese decreto tiene que ver con los próximos 11 gobiernos. Nada menos.

Así que ni siquiera se puede invocar el hecho de que las reformas que se aplicarán, por ejemplo la de la seguridad social y las diferentes cajas, tienen que ver con los próximos gobiernos, ese argumento vale para todo o para nada. Lo mismo en relación a la reforma de la educación, que por ahora y gracias a la LUC/135 se planificará y ejecutará sin los docentes como interlocutores. En ambos casos se han escuchado ideas generales, pobres discursos, casi nada de relato y cifras y redacciones y medidas concretas nada de nada.

Lo cierto es que el primer acto del gobierno fue aprobarse en el parlamento una Ley de Urgente Consideración con 476 artículos, plenamente vigente con sus prioridades legislativas y de gobierno. La oposición con la ñata contra el vidrio, aprobando más de 200 de esos artículos

Ahora que se terminó la pandemia y se agotan las excusas, y al gobierno se le viene encima la realidad, mayo el mes de la mayor cantidad de muertos de la historia nacional: 41, la Rendición de Cuentas, el precio de los combustibles y la “mágica” paridad de importación que no resuelve nada y el precio sube hasta la nubes. Veremos que anuncia hoy martes; la seguridad social en déficit permanente, el BPS y sobre todo la Caja Militar 455 millones de dólares en el 2022, y la Caja de los Profesionales que se está devorando sus reservas, ahora todos convocan a compartir responsabilidades, pero nadie pone negro sobre blanco en un texto completo el proyecto de reforma de las jubilaciones y pensiones completas. Y todos esperamos.

De mirada hacia el futuro, de proyectos con un mínimo de expectativa para el país, nada de nada, inclusive las primeras euforias por el TLC con China y con Turquía navegan en mares lejanos y tormentosos. ¿Qué hay de nuevo? Nada.

Así, con zagueros acostumbrados a insultar, a agredir fuerte desde el parlamento, en los medios y las redes es casi imposible que se construya un debate constructivo. Aún con la mejor buena voluntad.

Además, le guste a quien le guste, los días pasan, las elecciones se acercan y ni los arcángeles de la política pueden hacerse la ilusión que es fácil buscar soluciones comunes a los distintos partidos, sobre todo cuando la excusa mayor, junto con la pandemia fue la “herencia” maldita”, mientras la ministra de Economía exponía en Dubai, con una pantalla a sus espaldas y todo, absolutamente todo que describía fue construido por anteriores gobiernos…

Hay otra pregunta decisiva: ¿Es posible dialogar y hacer compatibles las dos visiones económicas, la del MEF y la Presidencia de la Reoública y la del FA? Ni siquiera logran que todos los integrantes de la oposición coincidan, ver Ciudadanos y Cabildo Abierto y en silencio otros integrantes del Partido Nacional que no son los lacallistas y el sanguinetismo, que mastica bronca y lleva al partido colorado a su decadencia total.

La Rendición de Cuentas, que por ahora no conocemos es el momento y el ámbito parlamentario, donde se podría establecer zonas de negociación y acuerdo y, eso tiene que ver con todo, con el sistema de seguridad social, con la educación, con la seguridad pública, con ciencia y tecnología, con el cuidado del medio ambiente etc etc. Mala tos le siento al gato, de acuerdo a las declaraciones del MEF y de Lacalle.

Entonces a menos que el dialogo ideal entre los partidos oficiales, el gobierno y la oposición sea sobre Kafka o sobre la música concreta, veo difícil construir políticas comunes, opiniones comunes.

A menos que la oposición, decida suicidarse alegremente.