Se conmemoró el Día Nacional de la Construcción y es uno de los muy pocos sectores que se ha recuperado rápidamente de la paralización pandémica y que además luego de 5 años de caída de la producción, está creciendo.
En un país que afronta el reto, la enorme tarea de no solo de recuperarse sino de avanzar, de emplear gente y de recuperar muchos desempleados, es además de una muy buena noticia, una señal que hay que dedicarle atención para estudiar y reflexionar.
Es cierto que en la recuperación juega un papel determinante todo el paquete de obras agrupadas en la planta de UPM2, en la construcción del Ferrocarril Central, en los accesos al puerto de Montevideo y en el puerto especializado en la carga de celulosa en la capital. Pero también hay variadas obras en el sector privado y promoviendo la inversión nacional y extranjera.
Dos premisas: yo me voy a batir para que el país progrese, crezca, tenga buenos resultados, porque eso tiene directa relación con la vida de todos los uruguayos, no voy a contribuir ni con un gramo a la paralización o al fracaso del Uruguay, pensando en las elecciones del 2024. Y eso no me impide, a pesar de lo que piensan muchos fanáticos, criticar y discutir determinadas políticas gubernamentales. Si siempre debería ser así, mucho más me impulsa la situación extraordinaria del mundo, de la región y de América latina, con la caída de la producción más profunda desde que se tiene memoria.
Estoy de acuerdo que hay siempre que repartir socialmente, mucho más cuando hay serias dificultades y crecientes fracturas sociales y no esperar que la torta crezca, pero tengo claro que si la torta se achica será mucho más difícil repartir. Y que los esquemas en este sentido son poco productivos, el empleo de calidad es la mejor manera de repartir, junto con la educación, también de calidad.
En segundo lugar, tengo presente una premisa que me parece clave en este momento: ¿Cómo el Uruguay transforma su bien ganado prestigio en la lucha contra la pandemia, pero también en muchos otros aspectos, en dinero, en inversiones, en empleo y en un crecimiento sostenible ambientalmente y socialmente. Hechas estas dos aclaraciones, tomemos el toro por los cuernos en este día de la construcción.
El crecimiento sostenible e importante de la construcción, que es además un dinamizador de muchos otros sectores, logística, industria, comercio, tecnología, solo es posible con una corriente de inversión pública y privada. No crece ni se mantiene solo y espontáneamente.
Si para los próximos 5 años no se planifican y se ejecutan a ritmos adecuados una serie de obras de infraestructuras importantes, con inversión público-privada, no habrá continuidad, porque lo que le falta al país para transformar el prestigio en plata son proyectos y proyectos importantes. No hay problemas de financiación.
Se podrá argumentar que hay que ser austeros, medidos en el gasto público, pero el arte está en organizar el endeudamiento en inversiones conjuntas que aumenten el PBI y el empleo no solo durante las obras sino después, de forma continua.
Desgraciadamente no podemos aplicar una vigorosa New Deal como la que aplicó el presidente de los EE.UU. Franklin D. Roosevelt que transformó considerablemente la economía estadounidense para salir de la Gran Depresión. Fue una política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. Este programa se desarrolló entre 1933 y 1938 con el objetivo de sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros e impulsar una economía estadounidense herida desde el crac de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena de empresas.
Uruguay está mejor también desde el punto de vista del impacto económico de la pandemia que los otros países de la región, pero eso condiciona también nuestra situación y además no sirve de consuelo, la gente no come, no vive comparándose con los más desesperados de al lado.
Voy a ser provocador, si existiera la posibilidad de otra planta de celulosa, en el país hay espacio adecuado para, sin afectar el corazón de nuestra producción agropecuaria y granjera, abastecer, incluso coordinando con Argentina otra planta grande de celulosa manejando los niveles de contaminación de manera adecuada y compensada por una absorción de CO2, por los bosques jóvenes. Pero no puede ser la única alternativa.
Hay otras grandes obras, como por ejemplo el sistema de transporte metropolitano eléctrico (tranvía) combinado con ómnibus eléctricos y manejado por las empresas que tienen experiencia y capacidades que sería un gran cambio en la movilidad urbana y sub urbana y un aporte al medio ambiente. Que sigue siendo uno de los puntos de fuerza de nuestra zona metropolitana. El sistema carcelario necesitará sin falta nuevas obras, no solo para cumplir el mandato de la ley y la constitución, sino para no quedar atrapados en un perverso círculo vicioso donde entran a la prisión delincuentes de poca monta y sale titulados para integrar bandas y ascender en la escala de le delincuencia.
La construcción masiva de viviendas populares, no solo para vender sino para abaratar significativamente los alquileres y atacar la síntesis de la exclusión social; las viviendas, mejor dicho las no-viviendas, que condenan a las familias, numerosas, con muchos niños o con madres solteras a las peores condiciones de vida. 650 asentamientos es un despropósito. A ello hay que agregar las construcciones educativas, que fueron prometidas en la campaña electoral y que son mucho más que una promesa, son parte de un salto educativo que el país necesita vitalmente.
Hay un espacio notorio para construcción de viviendas de nivel, se nota en Punta del Este pero también en Montevideo, como habitación, para veraneo y como inversión. En Uruguay hay una larga historia de que es imposible perder invirtiendo en ladrillos. Y se conoce en el país y en el exterior. Un ejemplo: un apartamento de 114 metros cuadrados en Puerto Madero, dos dormitorios, torre a entregar en setiembre 2021...(¿??) 674.000 dólares....! En Argentina, que aunque nos duela, vive al borde del abismo con el dólar blue superando los 170 pesos.
Los nuevos puertos, el de celulosa, el pesquero, el turístico de Punta Carretas y otros para el servicio fluvial del servicio Buenos Aires - Montevideo, los nuevos puertos para nuevos servicios de trasbordo de carga en el litoral para la hidrovía Paraná, Paraguay, Uruguay y la permanente modernización del único puerto de aguas profundas, el puerto de Montevideo son otro de los ejes claves del crecimiento de este sector.
El turismo es uno de los sectores más afectados por la pandemia, y todos calculan que se necesitarán varios años para retomar los niveles anteriores en todos los sectores, transporte aéreo, alojamiento, servicios, etc. Si nos replegamos en este sector y no aprovechamos ese enorme capital de "seguridad" sanitaria y de imagen del país para aumentar la oferta y diversificarla, como un destino excelente para vivir una parte importante del año en el Uruguay, perderemos una oportunidad única. Hay que tener mucha imaginación en las nuevas ofertas. El espacio, es uno de los principales capitales que tiene el país, espacio en tierras privilegiadas, en playas, en las ciudades., en pequeños pueblitos como Garzón, Pueblo Edén, transformados hoy en atracciones turísticas de calidad.
Hay un factor que no siempre tenemos en cuenta y que en el día de la construcción debemos considerar, las capacidades empresariales, técnicas, profesionales y naturalmente de mano de obra que acumuló el país y que son la base para un nuevo gran impulso. ¿El Estado estará a la altura de este nuevo momento, con tantas interrogantes y complejidades y la necesidad de potenciar sus propias capacidades técnicas y profesionales?
Hay otro frente que aunque no tiene aparentemente directa relación con la construcción, es clave, el de las nuevas tecnologías, para lo cual disponemos - por ahora - de una infraestructura en telecomunicaciones, en acceso a Internet, en empresas y profesionales especializados que pueden dar un salto importante y que requieren de socios internacionales importantes, que jueguen en primera división. El principal comprador de soluciones y de software uruguayo son los EE.UU....Para ello necesitamos parques tecnológicos y un fuerte impulso a la educación en todos los niveles de las nuevas tecnologías, hardware, sobre todo software, robótica, soluciones.
¿La salud, no debería ser una carta de presentación para esta nueva etapa de crecimiento? Con los resultados logrados en el combate al Covid-19, con 5.2 médicos cada 1.000 habitantes, cuando el promedio de la región no llega a 2.6 y por ejemplo Noruega tiene 4.9, Alemania 4.0, España 4.0, Francia 3.4, Estados Unidos 2.6, México 2.4 y China 2.0 cada mil habitantes y la mayor cantidad de ambulancias por habitantes, del mundo. Con pequeño detalle, aquí las ambulancias van con un médico, en otros países, especialmente los desarrollados van con un paramédico en su dotación. La clave aquí es la calidad y podemos mejorarla a todos los niveles, un ejemplo es el CUDIM que brinda servicios a pacientes del exterior (hasta que se cerraron las fronteras). Este sector de la salud impulsa muchos otros sectores, incluso a la construcción.
Y por último, la energía, donde hemos dado grandes saltos, debe continuar, la clave no son nuevas inversiones, que siempre se necesitan, sino el aumento del consumo sostenible, en particular en la producción nodular del Uruguay: la agropecuaria y eso se llama riego y precios competitivos junto con energías renovables, que impactan en la productividad del suelo, en carne, en granos, en la granja, para lo cual también hay que reconvertir sectores claves, los cítricos, como se hizo explosivamente con la vid y la oliva.
Hoy es un buen día, porque incluso la palabra "construcción" no es solo el nombre de un sector productivo, sino el de las más nobles actividades humanas. Construyendo se levantaron las civilizaciones y progresó el mundo.