El 1 de marzo de 2020 el presidente Lacalle Pou al asumir su mandato, hablando al mundo y frente a las máximas autoridades del Mercosur, expresó “hay que fortalecer la región, el Mercosur y, al mismo tiempo, lograr flexibilizar el bloque para que cada socio pueda avanzar en procesos bilaterales con otros países. Los procesos iniciados deben terminarse, si no se terminan, generan descreimiento. No debe importar el signo político de cada uno de los miembros del Mercosur. Para afianzar nuestros intereses en común, debemos dejarlo de lado reducido a las cuestiones particulares de cada país. Si dejamos de lado estas cuestiones ideológicas que nos pueden diferenciar, el bloque se va a fortalecer en el concierto internacional”.

La línea del presidente ha sido por demás clara. En ese sentido, al asumir la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR en 2020, expresó a los demás mandatarios del bloque que se imponía un sinceramiento de la verdadera situación del bloque y ser “Mercorealistas”, destacando –en referencia a EEUU y a China – que “no podemos caer en la falsa dicotomía de estar más cerca de uno que de otro. Los países que han triunfado en su desarrollo han estado cerca de los dos. Y esa es la vocación de mi país. Cerca de EEUU y cerca de China”, agregando: “Tenemos que reimpulsar el diálogo con China. Por varias razones. Para empezar, de índole política. China ha manifestado una y otra vez formalmente la vocación de profundizar las relaciones con el Mercosur. Creo que hay una suerte de omisión de nuestro bloque de responder adecuadamente esta formalidad. Nosotros desde nuestro país tenemos una convicción de que este fortalecimiento será para el bien de la región. Pensemos en el 2050. En el Asia en el 2050 y en China. Pensemos en la cantidad y calidad de alimentos que va a necesitar y volvamos rápidamente a nuestra región: la gran productora de alimentos. Tenemos una preciosa oportunidad.”

Desde esas horas tempranas, la Administración Lacalle ha sido muy clara en avanzar de todas las formas posibles en el fortalecimiento de un Mercosur que debe reposicionarse como una Zona de Libre Comercio abierta al mundo y debe ofrecer las flexibilidades necesarias a todos sus miembros para que puedan crecer individualmente y así apoyar al crecimiento sustentable de la región.

Asimismo, se han transmitido mensajes más que claros de acercamiento a los EEUU y a China y de voluntad de avanzar al máximo posible con ambos, dejando de lado todo tipo de ideologización de la política exterior del Uruguay.

Esta voluntad siempre ha tenido una carga muy importante de pragmatismo y realismo. El pragmatismo implica que la potencia que está lista a avanzar en diálogos sobre libre comercio con el Mercosur en su conjunto y con el Uruguay bilateralmente es China. El realismo –a su vez– también indica que los mercados más interesantes a los que el Uruguay y la región deben apuntar, son y serán los del Asia, donde China es, y seguirá siendo por muchas décadas más, la gran potencia comercial.

Algunos operadores políticos trasnochados quieren ver cambios de posiciones que no existen y generan ríos de tinta de interpretaciones ideologizadas que no son de recibo.

La Administración del presidente Lacalle habrá de ser fiel a su programa de campaña en política de inserción Internacional que rezaba:

“Impulsar nuevos acuerdos comerciales, especialmente en los países de Asia” y “reorientar, reentrenar y redesplegar al Servicio Exterior para transformarlo en una gran fuerza comercial”.

La ciudadanía votó este plan y debemos de unirnos todos los uruguayos para, en apoyo al presidente de la República, dar cumplimiento a esta visión endosada por el pueblo en las urnas.

Este semestre habrá de ser clave. La Cancillería liderada por el ministro Bustillo deberá utilizar al máximo esta nueva Presidencia Pro Témpore uruguaya para insistir en la necesidad de fortalecer al Mercosur como una Zona de Libre Comercio abierta al mundo y aplicar todo el realismo, pragmatismo y desideologización para acercarnos a nuestros hermanos de la región y plantearles la necesidad del Uruguay de seguir avanzando con China, como llave fundamental a un avance con toda Asia. Es por esto que resultará clave convocar al Diálogo Mercosur-China, que el presidente Lacalle identificaba como fundamental ya en el 2020 y allí pensar un relanzamiento de la relación estratégica del bloque agroexportador del mundo con su mejor mercado. Tenemos que unirnos como países agroexportadores eficientes para negociar más y mejor con China. Tenemos que ayudar a los hermanos paraguayos para que ellos también puedan aprovechar este acercamiento y permitir que los países avancemos según nuestras propias velocidades con el primer socio comercial del Mercosur y próxima primera economía del mundo. Seguramente el Uruguay pueda finalizar pronto su Estudio de Factibilidad Conjunto sobre un posible TLC y tomar la decisión soberana de avanzar hacia la negociación de un acuerdo comercial integral con su primer socio comercial. Los demás países del bloque podrán seguir a Uruguay en este camino a futuro u optar por profundizar sus vínculos a nivel bilateral y en ámbitos como el G20 y los BRICS, donde Uruguay no participa.

Uruguay necesita al MERCOSUR como su plataforma de diálogo con las demás potencias. Uruguay apuesta – como todo el resto del mundo y en especial sus competidores – a China y a Asia en general. Uruguay debe avanzar en su negociación con su principal socio comercial, brindando seguridades a los demás socios de que esto no supone ruptura alguna sino una verdadera avanzada en la dirección que todo el bloque deberá seguir.

Es hora de alinearnos junto al presidente en este camino, que no puede sorprender a nadie y de cumplir con “reorientar, reentrenar y redesplegar al servicio exterior para transformarlo en una gran fuerza comercial”, en China y Asia en general.