Por Federico Alem*
Latinoamérica21
Hace 95 años el publicista austríaco Edward Bernays iniciaba una campaña para lograr que las mujeres se incorporen al mercado del cigarrillo bajo el lema de que éstos representaban una “antorcha de la libertad”. El presidente argentino Javier Milei utiliza su confrontación contra “la casta” en un sentido similar con —hasta el momento— buenos resultados.
En 1929 sólo el 5% de las mujeres fumaban. El cigarrillo estaba asociado a la prostitución y la promiscuidad femenina. Así, las compañías tabacaleras perdían casi la mitad del mercado. Para contrarrestar tal situación, George Hill, presidente de la American Tobacco Corporation, contrató al publicista estrella de la época, Edward Louis Bernays, quien además era doble sobrino de Sigmund Freud.
En vez de realizar una campaña publicitaria tradicional, Bernays vió la oportunidad de transformar esos prejuicios en un mensaje poderoso en la mente de las mujeres, que funcione como herramienta de lucha por los deseos de libertad femenina. Para ello coordinó a un grupo de modelos para que asistan a los multitudinarios desfiles del Easter Parade & Bonnet (un festival de Pascuas) en Nueva York, y que enciendan cigarrillos todas al mismo tiempo para fumar —provocativamente— entre la gente.
Además, comunicó a los periodistas de los medios más importantes que un grupo de sufragistas (movimiento nacido en Reino Unido que luchaba por el voto femenino) protestaría contra la desigualdad entre hombres y mujeres encendiendo sus “antorchas de la libertad”. Los fotógrafos captaron el momento, y la noticia de las mujeres fumando sus “antorchas de la libertad” se extendió rápidamente. De esta manera, fumar se transformó en un símbolo de rebeldía, y su uso se extendió entre el mercado femenino. En 1965, fumaba una de cada tres mujeres norteamericanas, contra menos del 3% que lo hacía hasta 1930.
Los tiempos cambian. Las estrategias, no tanto.
Casi 100 años después, Javier Milei utiliza su continua confrontación contra “la casta” como su “antorcha de la libertad”. Libertad de esa “casta”, que está compuesta, en palabras del propio mandatario, por “los políticos corruptos, los empresarios prebendarios, los sindicalistas que entregan a sus trabajadores, los micrófonos ensobrados que son cómplices y ocultan todos estos negocios y mundos y obviamente los profesionales que son cómplices a los políticos”. En otras palabras, por “el pasado” que provocó el estado de deterioro en el que se encuentra Argentina, y que él se compromete a combatir.
Solo amparado en esa batalla y en el cansancio de la sociedad argentina con la clase política tradicional se explica que, pese a la evidente recesión que atraviesa el país, el primer mandatario no haya resentido su imagen positiva, que se ubica en 57%, niveles similares a los que tenía al momento de la segunda vuelta electoral que lo llevó a la Casa Rosada.
En lo que va de 2024, el patentamiento de motos cayó un 16,5%, el patentamiento de autos, un 27,4%, la producción de autos, 16,7%, el índice de construcción, 29,2%, los despachos de cemento, 20%, las ventas de farmacias, 42,4%, los alimentos y bebidas 35,2%. En la misma línea, el Observatorio Social de la UCA (Universidad Católica Argentina) estima que la población en situación de indigencia pasó del 9,6% en el tercer trimestre de 2023 al 14,2% en diciembre de 2023 y al 15% en enero de 2024. Y el nivel de pobreza, pasó del 44,7% observado en el tercer trimestre de 2023 al 49,5% en diciembre y al 57,4% en enero.
La inflación, variable a la que Milei ha subordinado el éxito o fracaso de su propia gestión, cerró el 2023 con un 25,5% en diciembre, acumulando en el año un 211,4%, más del doble del 94,8% del 2022. Lo que viene no parece ser mucho más prometedor. El índice de inflación de enero fue de 20,6% y el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que lleva adelante el Banco Central de Argentina estima que la inflación llegará al 227% en 2024.
Este panorama desolador no parece afectar la confianza de la sociedad en el presidente. En la reciente apertura de sesiones ordinarias del Congreso Argentino, Javier Milei convocó a los gobernadores a un gran “Pacto de Mayo” para “sentar las bases de una nueva Argentina”. Un estudio del observatorio Pulsar, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), arrojó que el 54% de las 234.000 menciones que obtuvo el discurso del primer mandatario en redes sociales fueron positivas, mientras que sólo el 29% fueron negativas y, el resto, neutrales. Justamente, los temas de más impacto en las redes fueron “Pacto de Mayo”, seguido por “Congreso”, “clase política”, “casta”, “Baradel” —sindicalista del gremio de los trabajadores de la educación y dirigente opositor a Milei— y “enorme discurso”.
Resulta evidente que el primer mandatario argentino no ha perdido la capacidad de fijar la agenda y establecer profundas conexiones con su electorado, y que justifica los ajustes para liberar al país de “la casta”. Por el momento, esta “guerra” vence las limitaciones del bolsillo. Sin embargo, cuando se agote el discurso contra los males del pasado, la sociedad demandará resultados concretos. ¿Llegarán antes los frutos del plan económico de Milei o el cansancio de la gente? Para el bien de todos los argentinos, esperemos que sea lo primero.
* Federico Alem es Abogado por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. Doctorando en el Área de Ciencias Políticas y de la Administración de la Universidad de Salamanca.