Estas líneas las escribo después de haber leído diversos exabruptos antisemitas e insultos a mi persona -evidentemente, por ser judía- en el espacio abierto a comentarios en una nota que publiqué aquí, en Montevideo Portal, sobre la medalla de oro en Football Open que el equipo de Hebraica obtuvo en representación de Uruguay en las Macabeadas, los Juegos Olímpicos del mundo judío.
Escribí de inmediato a mis colegas en la página, señalando que no estoy dispuesta a que mis notas sean excusas para reacciones llenas de odio, por lo cual no deseo que exista más la opción de comentarios a mis columnas u otras crónicas. Corto rato después, me avisaron que los comentarios en cuestión ya habían sido borrados y que de ahora en adelante estaría bloqueada la opción de comentar.
Es una pena tener que llegar a eso y más que nada que un periodista se vea obligado a tomar una decisión de este tipo, que bloquea todo tipo de comentarios. Pero como mientras no haya alguien abocado a leer todos los comentarios para poder sacar los que son simplemente un tacho de basura y dejar publicados los que pueden discrepar, pero con altura y respeto, lo mejor es bloquearlos todos. Como tengo clarísimo que la libertad de expresión no puede justificar libertad de insulto y odio, me siento muy plena con mi decisión.
Es que los antisemitas allí están, siempre, viendo qué pueden ensuciar, qué palabras pueden elegir para tratar de ofender destilando odio. Son los autores de los comentarios que usan cualquier oportunidad para expresar su antisemitismo de la forma más baja concebible, con insultos personales y uso de términos que realmente no vale la pena repetir.
Seguramente, algunos son de derecha y otros de izquierda. El demonio los cría y ellos se juntan. Y cualquier ocasión les cae bien, hasta una victoria celeste en Jerusalem. Patético.
Esto lo escribo tras dudar un rato si comentarlo públicamente dado que se refiere a mí. Dudé para no arriesgarme a que las ratas que salen de las cloacas cuando pueden ampararse en el anonimato de las redes, crean que me cambian la vida. En absoluto. Pero decidí finalmente escribir estas líneas ya que el fenómeno debe ser enfrentado. Es que, evidentemente, el detonante de esta nota fueron los comentarios respecto a mi condición judía, pero el tema va mucho más allá de mí. Yo soy, simplemente, un ejemplo.
Demás está decir que las ratas no saben leer. No discuten con argumentos ni raciocinio, sino simplemente tratan de ensuciar. Es lo que saben. Y casi nunca -hay alguna excepción muy conocida- dan la cara realmente. Tampoco argumentan, sólo atacan. En general, casi siempre, con apodos ridículos y nombres falsos.
Es oportuno recordar que, además de lo anti social de este comportamiento, también es ilegal. En Uruguay hay una ley contra la discriminación y la incitación al odio. Personalmente, creo que todos los medios deben tener herramientas para bloquear comentarios que fomentan y difunden el odio.
En lo personal, aunque claro que a uno le molesta ver su nombre adjetivado como lo hace este tipo bajo de gente, a mí no me hacen ni mella. Creo que es la sociedad toda la que debe preocuparse cuando se permite que antisemitas o racistas, protagonistas de cualquier tipo de odio, ensucien el debate público y la forma de interactuar en sociedad.
Yo no tengo ninguna duda que comentarios como los que me llevaron a escribir esta nota, no representan a la sociedad uruguaya. Al mismo tiempo, lamentablemente, debemos ser conscientes que eso también es parte de Uruguay. Esa gente no cayó de la luna. Y no podemos esconder la cabeza, sería un error.
Mientras tanto, claro está, seguiré escribiendo. Ni siquiera estoy segura que tenga sentido aclarar lo obvio, que seguiré mostrando la verdad de Israel tan distinta de lo que mienten sus enemigos, tal cual la conozco yo personalmente en el terreno. Pero, en realidad, aunque me consta que hay gente que no aguante ver a alguien públicamente defendiendo a Israel, cuando de los antisemitas duros se trata, eso no tiene nada que ver. El hecho es que la nota por la que, como puse antes, salieron las ratas de las cloacas, destacaba un logro futbolístico uruguayo en Israel y no se refería a nada político. La lógica es irrelevante cuando de odios se trata.
Ladran, Sancho… señal de que cabalgamos.
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