La mayoría de nosotros sabe dónde queda el Centro de Montevideo, pero a efectos de precisión digo que es el área que va desde la Puerta de la Ciudadela hasta Barrios Amorín y desde Canelones a La Paz. Los límites coinciden con la Ciudad Nueva proyectada en 1829 por José María Reyes, sobre el antiguo Campo de Marte.
Los proyectos
El Proyecto Centro se estableció en el marco del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de 1998. El espacio de intervención inicial coincidía bastante con el área mencionada y era sensato en sus objetivos. Después se amplió hasta Tres Cruces, la Aguada y el Barrio Sur, y los límites primeros se desfiguraron. Para combatir la desvalorización de la zona se propuso recuperar y potenciar los “valores originales”, mejorar el espacio público y ordenar el tránsito.
En 2014 la Intendencia anunció la creación del "Proyecto de Revitalización de la avenida 18 de Julio". El prestigioso urbanista danés Jan Gehl visitó Montevideo en 2015 y junto a un gran equipo realizaron “La Avenida que queremos”. Recomendó ensanchar las veredas, mejorar los cruces, quitar los autos particulares y dejar carriles exclusivos para ómnibus, entre otras acciones. El proyecto original del “Gran Maestro” no conformó del todo a nuestros paisanos quienes entendieron conveniente “mejorarlo” sumando una ciclovía, algo que generó controversias.
En su edición del 8 de enero de 2019, el programa En Perspectiva informó que los costos iniciales eran de 120 millones de pesos y que con los adicionales habría trepado a 320 millones de pesos. Las obras previstas para 2020 no se realizaron debido a la pandemia.
Gehl aborda la dimensión humana de la ciudad, promoviendo acciones que invitan a transitar las calles caminando o en bicicleta y a permanecer en el espacio público. Predica que el urbanismo debe centrarse en las necesidades de la gente, y no en la arquitectura.
Movilidad
Montevideo presenta disparidades importantes en materia de movilidad. Ir al Centro en ómnibus, desde la Aguada, Goes o Pocitos es rápido y hasta cómodo, pero desde Casavalle, Nuevo París o Punta de Rieles una travesía.
La Cuchilla Grande atraviesa el departamento. Está lleno de repechos. Para quien vive a 2 kilómetros del Centro puede ser razonable pedalear, para el que vive a 10 kilómetros seguramente no.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2015 indica que solo un 2% de los viajes locales se hacen en bicicleta. Aun así, llenaron las calles de la Ciudad Vieja con ciclovías que casi nadie usa y enlentecen el tránsito. El urbanismo táctico no funcionó.
El sistema de ómnibus mejoró mucho en los últimos años, en cuanto a calidad de la flota, frecuencia e información, pero sigue basado en un modelo antiguo. Necesitamos líneas troncales rápidas que viajen por las principales avenidas, más buses directos o semi-directos y micros que se metan en cada rincón del departamento. Esto motivará el uso del transporte público y repercutirá positivamente en el acceso al Centro.
Para quien viaja a diario en su auto —y vive lejos— ir en ómnibus al Centro, puede significar una experiencia holística, un tour de reconexión social, un baño de pueblo, si tiene tiempo. Pero si está apurado, va en auto, moto, o directamente no va.
En auto también es complicado. No es fácil conseguir lugar para estacionar y el sistema de flechas es un laberinto. En ciertos días y horarios, el tránsito es una locura.
Aunque para algunos resulte una blasfemia, necesitamos calles más anchas y más plazas de estacionamiento. Hay espacio en las perpendiculares, en algunas paralelas y también sobre la avenida 18 de Julio, en el Cordón. Una buena propuesta en este sentido podría incluir acciones para resolver el problema de los "cuidacoches", creando fuentes de empleo genuinas y reforzando la seguridad, hacer algo más que darles un chaleco.
Estética
La publicidad, los afiches, las pegatinas, dan un aspecto deplorable al Centro. No se fiscaliza el cumplimiento de la normativa. Sería de utilidad contar con un sistema público de carteleras similar al que existe en Buenos Aires. Los grafitis “tags” del Centro generan un aspecto de territorio mara deplorable, hay que quitarlos.
Los kioscos de diarios y revistas, los contenedores de basura y el resto del mobiliario urbano, también presentan aspectos críticos.
Y más allá de la estética, están las distintas atmósferas que se generan, según días, horarios y circunstancias.
Plazas
El estado de las plazas y las veredas deja mucho que desear. La mugre, los olores y la ausencia de baños públicos sitúan a Montevideo en el cuadro del subdesarrollo, algo que no condice con el país que tiene el mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de América Latina. Las plazas tienen múltiples posibilidades de mejoras.
Problema social
El Centro evidencia carencias importantes en políticas sociales. Según datos del 2020, en Montevideo 2.499 personas duermen en refugios del Ministerio de Desarrollo Social y 885 lo hacen a la intemperie. Una de cada tres de esas personas tiene un historial de consumo problemático de drogas y un buen porcentaje son egresadas del sistema penitenciario.
Tener gente en situación de calle es humanamente inaceptable. Hay que sacar los refugios del Centro, no para hacer un apartheid o una zona libre de pobres, sino para generar espacios que ayuden a erradicar el problema. La dinámica de los refugios solo favorece los intereses de quienes viven de la pobreza. Lo mismo con las personas que tienen alguna discapacidad, hay que hacerse cargo en lugar de tenerlas mendigando.
La apropiación del espacio público no puede ser una privatización personal, el empoderamiento no puede ser un apoderamiento. Un lugar de disfrute para todos no puede transformarse en el lugar de achique del 0,03% de la población caída en desgracia y desprotección.
Desarrollo inmobiliario
En cuanto a desarrollo inmobiliario hay una movida importante, muchos edificios se construyen en la zona, ayudando así a la densificación urbana. Desde la avenida 18 de Julio hacia el barrio Sur hay inversiones importantes, muchas obras en el marco de la Ley de Viviendas Promovidas, algunos manteniendo el basamento patrimonial, es decir, conservando las fachadas originales y construyendo detrás. De 18 de Julio hacia el lado de la avenida Uruguay la realidad es otra, también en materia de seguridad.
Patrimonio
Sobre protección y recuperación patrimonial hay asuntos importantes en el debe. La situación del edificio del Jockey Club, en abandono, es una injusticia. Se han realizado acciones muy positivas sobre la principal avenida, pero en las paralelas y transversales hasta edificios tapeados hay.
El Mercado de la Abundancia quedó muy lindo, pero de la idea original de realizar un recinto para el tango y el candombe no quedó ni el recuerdo.
Marketing
La propuesta comercial del Centro es buena en términos generales. Hay variedad, se consiguen productos de buena calidad y precios convenientes. Año a año grandes marcas internacionales se instalan en la zona. Lejos de encontrarse en decadencia, es un lugar en expansión. Miles de puestos de trabajo dependen de que al Centro le vaya bien y podrían ser más.
Galerías
Con incentivos fiscales se debería promover la ocupación de los locales de las galerías, muchas de ellas con un potencial enorme y tristemente abandonadas, organizarlas por áreas temáticas, incluir subvenciones a la energía eléctrica para que estén siempre iluminadas y alguna cosa más. Todo lo que se pueda decir aquí, seguramente el Grupo Centro ya lo propuso.
Cerca de alguna campaña electoral se anunció una gran rebaja de impuestos, después quedó en la nada, como pasó con el Barrio de las Artes, los trenes rápidos y los estacionamientos subterráneos.
Artesanos
Los artesanos merecen un trato especial. Hay que ser más inclusivos. Por ejemplo, en la plaza de Cagancha hay puestos que siempre están cerrados. Sería bueno adjudicarlos a otros que buscan tener un espacio estable para trabajar.
Economía solidaria
Más allá de espacios simbólicos eventuales, el Centro necesita un área permanente para la economía solidaria. Además, la Intendencia o el Gobierno Nacional podrían crear un etiquetado para aquellos comercios que desarrollen buenas prácticas de sostenibilidad, en función de su Contribución al “bien común”, en el sentido que le da el profesor austríaco Christian Felber.
Gastronomía
La oferta gastronómica es bastante limitada y conservadora, no solo en el Centro, sino en Montevideo en general. Hay bares donde lo único que encontrás para tomar son refrescos cola de 330 mililitros. Es increíble que en un país con tolerancia cero en test de alcoholemia, encontrar cerveza sin alcohol en un restaurante sea un milagro. Lo mismo si pedís un café descafeinado o con leche descremada, en algunos lados te miran como si fueras un extraterrestre. Hay muchísimo para hacer aquí, desde bares temáticos hasta discotecas y pubs amplios.
Trasladar los carritos de comida de las esquinas a las plazas y dejarlos colocar mesas sería tan interesante como incluir lechuga y tomate en el choripán.
Identidad
El Centro es parte de la identidad de Montevideo y del afecto de los uruguayos. Es una de las tarjetas postales que se llevan los turistas y el reflejo de las condiciones materiales de nuestra existencia, la imagen de nosotros mismos, deberíamos prestarle más atención.
Cultura
Desde 2016 el Proyecto Alma busca posicionar al Centro como paseo turístico y cultural. El Día del Centro se desarrollan actividades y espectáculos al aire libre que a la oferta existente suman atractivos adicionales. Hay que potenciar lo que se hace bien.
Extender el horario de los museos, apoyar al teatro (ley 19.821), a los cines, circos y artistas callejeros sería justo y necesario. Promover deducciones fiscales a los comercios que contraten artistas radicados en Uruguay, contar con un calendario anual que vaya más allá del Día del Centro y presentar semanalmente atractivos tanto diurnos como nocturnos.
Recuperar el complejo Cine Teatro Plaza para el pueblo uruguayo sería soñado, pero hoy es una utopía con un Gobierno que juega al achique.
Mucho se ha hecho y mucho queda por hacer.
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